"No vendimos casi nada": la desilusión de los comerciantes de Once que hoy reabrieron
Después de cinco meses con las persianas bajas, hoy a la mañana, Beatríz, la dueña de un local de indumentaria que prefirió preservar su identidad, abrió su comercio con la ilusión de volver a la normalidad, pero, llegada la tarde, su esperanza desapareció. "Tendríamos que haberlo previsto. Muchas de las personas que compran ropa acá, en el Once, suelen venir desde lejos, en tren o colectivo, y eso ahora está prohibido. No vendimos casi nada", lamenta desde el interior de su negocio, ubicado en avenida Corrientes y Larrea. En las dos paredes laterales del local cuelgan, casi intactas, las camperas y abrigos de una temporada de invierno que no existió. "Ahora, la vereda ya no está llena de clientes, como antes, sino de manteros", agrega.
Al igual que el local de Beatríz, todos los comercios no esenciales de Once cuyo CUIT terminaba en número impar estuvieron habilitados para trabajar hoy. De acuerdo al protocolo establecido con las autoridades porteñas, estos solo podrán abrir los días impares. Los días pares, en tanto, atenderán al público aquellos comercios cuyo CUIT termine en par.
A pesar de que quienes abrieron hoy esperaban con ansias tener la posibilidad de recuperar parte de las ventas perdidas durante la cuarentena obligatoria por el coronavirus , la gran mayoría de los comerciantes entrevistados por LA NACIÓN durante la tarde señalaron que estaban decepcionados por el bajo nivel de ventas de la jornada y, a su vez, sorprendidos por el avance de los manteros sobre algunas veredas de la zona, especialmente las de la avenida Corrientes, entre Larrea y Uriburu.
"Antes barríamos la vereda. Ahora es imposible. Nos gustaría hacerlo, especialmente por el coronavirus, pero, cuando llegamos, ya están instalados", dice Andrea Magallanes, haciendo referencia a los manteros que ocupan su cuadra. Ella trabaja hace 15 años como vendedora de un local de indumentaria para niños y, según afirma, nunca había visto tantos vendedores ambulantes.
El local en donde trabaja está abierto hace dos semanas, pero se mantuvo con las persianas bajas hasta hoy. El dueño decidió que se va a permitir el ingreso de un máximo de tres personas a la vez. "Lo que estuvimos vendiendo online fue básicamente ropa para bebés, porque nacen y crecen, y es esencial vestirlos. Pero lo que es ropa para niños más grandes, no estamos vendiendo nada", dice. Ella y su compañera de trabajo creen que esto está relacionado con la crisis que atraviesa el país. También piensan que la delicada situación económica produjo el incremento de los manteros. "Por suerte, dice, no representan una amenaza para el local. Ellos venden otros tipos de mercancía, especialmente para adultos".
Los productos de los manteros de la zona, en su mayoría, remeras, gorras, anteojos, cargadores y accesorios de celular, varían según la cuadra. En la intersección de la avenida Corrientes y Pasteur, la gran mayoría de los hombres de origen senegalés que se han instalado hoy venden remeras, joggings y buzos que aparentan ser de marcas, como Nike o Adidas. Elena, la dueña del local de electrodomésticos Dinasty, que está ubicado en esa misma esquina dice que los vendedores ambulantes no representan una amenaza para su negocio. "Si caminás dos cuadras para allá, ves que venden todos productos de celular y computadora. Pero acá, como saben que yo vendo esas cosas, solo se colocan quienes venden ropa y anteojos. A mi no me molesta que estén, pero me parece injusto".
"Hola, Hola ,Hola", grita, una y otra vez, un mantero instalado en la esquina de Corrientes y Pasteur para llamar la atención de los transeúntes. Su compañero de al lado, que vende remeras de distintos cuadros de fútbol, no quiso decir su nombre, pero sí contar su experiencia. "No quiero molestar, ni tampoco robar. La gente nos juzga mucho. Me gustaría trabajar de otra cosa, pero no consigo", dice el hombre, que es de origen senegalés y llegó hace tres años a la Argentina. Las ganancias de la venta ambulante, dice, son suficientes para alquilar una habitación y comer, pero cada vez tiene que deambular más horas para ganar el dinero que necesita.
"Hay días que la policía ni aparece, y hay otros que vienen varias veces y tenemos que irnos. Pero cuando se van, siempre volvemos. Circulamos hasta encontrar un lugar en donde poder ubicarnos tranquilos", cuenta.
Según fuentes policiales consultadas por LA NACION, una gran cantidad de vendedores apareció hoy en Avenida Corrientes y Uriburu y tres de ellos fueron detenidos por resistencia a la autoridad y se les secuestró mercadería por infracción a la Ley de Marcas.
De acuerdo a fuentes de la Agencia Gubernamental de Control (AGC), desde hace un mes se realiza un servicio de prevención en la zona para evitar la instalación de manteros. El operativo se extiende de lunes a sábados, de 10 a 19, en un área comprendida por avenida Pueyrredón, desde Rivadavia hasta Corrientes; Corrientes, desde Pueyrredón hasta Larrea; Larrea, desde Corrientes hasta Sarmiento; Sarmiento, desde Pueyrredón hasta Junín; Junín, desde Sarmiento hasta Rivadavia; y Rivadavia, desde Junín hasta Pueyrredón, respectivamente.