Coronavirus en la Argentina: La costa se prepara para la temporada y evalúa cómo regular el ingreso de turistas
MAR DEL PLATA.- Los movimientos de arena para emparejar el frente de playa, colocación de postes que serán estructura de futuras carpas en los balnearios y algunos guardavidas ya en servicio son las primeras señales claras de confianza en una temporada de verano que, seguro muy distinta a todas las anteriores pero todavía difusa en su formato posible, empieza a ser por fin una realidad que asoma.
Aun cuando la mayoría de las localidades de la costa bonaerense vive momentos críticos en lo sanitario, todavía con alto índice de casos de coronavirus y sus hospitales y clínicas con demanda máxima, en estos destinos se mantiene la ilusión de una buena dinámica turística desde fines de este año y celebran que los gobiernos nacional y provincial hayan dado esta semana claros indicios en favor de ese objetivo.
"Vamos a poder ir a la playa", dijo el ministro de Turismo de la Nación, Matías Lammens, al cabo de una reunión que mantuvo ayer con el ministro de Producción bonaerense, Augusto Costa, e intendentes de los principales distritos turísticos de la provincia de Buenos Aires. Juntos repasaron la situación y alternativas. Pero, según confiaron participantes de este encuentro, "todavía no hay ninguna definición".
En estas localidades balnearias nunca se descartó la posibilidad de playas habilitadas. La duda que existió y hoy aún persiste es qué perfil de turista podrá llegar, cuántos, bajo qué condiciones y cuáles serán los recursos para controlar que estas últimas se cumplan. ¿Habrá un cupo de ingreso con tope del 50% de la capacidad de alojamiento de cada ciudad? Esa chance se deslizó en las últimas horas.
Colaboradores del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, según se pudo conocer, tienen en carpeta el proyecto de una prueba piloto para el turismo en la provincia. La idea es medir respuestas de viajeros y funcionamiento de protocolos. Una experiencia que quedaría para mediados de noviembre, a la espera que se controlen algunos focos con índices de contagio elevados.
Mar del Plata, epicentro de la demanda de cada período estival, está hoy en el centro de la escena de la crisis sanitaria nacional. Con 4462 casos es el cuarto distrito del país con más contagiados durante las últimas dos semanas y tiene una ocupación constante del 90% de sus camas de terapia intensiva. "Necesitamos reactivar el turismo porque los marplatenses necesitan trabajar", reclamó el intendente local, Guillermo Montenegro, para un distrito que lidera índices de desocupación nacional, con más 26% de su población sin empleo.
La temporada es siempre una gran oportunidad para dinamizar sus industrias y comercios. Esta vez –y más que nunca- es también una necesidad urgente. "El desafío más grande es la reactivación económica de los sectores y actuar balanceados con el sistema de salud", dijo a LA NACION el secretario de la Cámara de Balnearios, Restaurantes y Afines (Cebra), Nicolás Parato.
Por eso, explicó, ya está en marcha el montaje de infraestructura en los paradores, entre ellos el Torreón del Monje, que administra con su familia. Una tarea que, sin pandemia de por medio, a esta fecha ya estaría avanzada y con algún servicio listo para recibir a los habituales visitantes que traía el siempre rendidor fin de semana largo de octubre. Destacó los anuncios realizados ayer por funcionarios nacionales y provinciales y recordó que el sector tiene protocolos aprobados por el municipio. Contemplan barbijo en espacios comunes de playa, uso del 50% de vestuarios y servicios recreativos y menor capacidad de personas por carpa (6) y sombrillas (4), siempre en los espacios privados.
Mar del Plata está en Fase 3 pero con una particularidad: la agonía económica llevó a comerciantes a abrir sus puertas más allá de las restricciones. Aunque no está permitido, la gastronomía atiende al aire libre y, en algunos casos, también puertas adentro. Abrieron gimnasios, canchas de paddle y la construcción nunca atendió limitaciones. "No es rebeldía, es necesidad", se argumentó. El municipio descartó sanción alguna a estos que sobrevivieron con sus negocios tras siete meses de obligada inactividad.
Propietarios no residentes
Martín Yeza, intendente de Pinamar, valoró el contacto con Lammens y resaltó la positiva experiencia que se dio a la fecha con el ingreso paulatino de propietarios no residentes en el distrito, en todos los casos con previa autorización municipal."No tuvimos ningún caso de contagio con ellos", resaltó. Por eso insistió en la posibilidad de abrirles más el acceso en la medida que la legislación nacional habilite una normalización de la circulación en rutas.
Lo que surgió de la reunión con las autoridades provinciales y nacionales es la necesidad que los municipios trabajen en conjunto. La costa tiene un embudo sanitario en Mar del Plata, donde están los dos hospitales interzonales que atienden la franja de mayor concentración turística.Todo caso complejo de la región deriva a esos establecimientos. Hoy ese servicio está al límite. Como lo está en cada temporada, aunque en ese período por el ingreso de pacientes derivados de accidentes, hechos de violencia y otras demandas propias del verano.
"Nos tenemos que preparar pronto, con cuidado y siempre en coordinación con el resto de los destinos cercanos", explicó Montenegro. Contó que se habló de la posibilidad de implementar algún mecanismo aún no definido que permita mantener a cada distrito con niveles de ocupación que no superen el 50% de lo que había en temporadas anteriores. Una posiibilidad es el uso de herramientas digitales. Costa comentó que se utilizaría la aplicación CuidAr, implementada por el gobierno nacional.
Los funcionarios lanzaron ideas sobre hipótesis de casos positivos que se puedan dar entre turistas durante el veraneo. En vías de optimizar el recurso sanitario local se analizará si es conveniente enviarlos a su lugar de origen, con el esfuerzo y costos en logística que implicaría. O, por ejemplo, disponer un área de aislamiento y recuperación en el Complejo Turístico de Chapadmalal, ya equipado como alternativa para pacientes leves en Mar del Plata.
Tanto Mar del Plata como Pinamar dieron pasos firmes este invierno en el diseño de corredores gastronómicos al aire libre, con peatonalización de calles que permitan un mayor espacio y menos congestionamientos en lugares cerrados. También proyectan campañas que harán retumbar el mensaje de responsabilidad social, con pedido de estricto cumplimiento de medidas de higiene y seguridad sanitaria.
Parato consideró que hacer cumplir los protocolos implicaría mayor ocupación de personal. "Quizá tengamos que habilitar una segunda oficina de atención al público y más gente para control en los ingresos y los espacios de servicios", advirtió.
Los intendentes se quedaron ayer con un pedido de los funcionarios superiores: reforzar todo lo que pueda ayudar a disminuir los actuales niveles de contagios de Covid-19, que por aquí todavía mantienen dos particularidades que preocupan con miras a la temporada: son altos y constantes.
Varios de los que responden al oficialismo nacional y provincial se encargaron durante esta última semana de exhibir la situación delicada de algunos de sus pares opositores. A Mar del Plata le cuestionan la amplia apertura de actividades que exceden la Fase 3. A Pinamar, el ingreso fluido de propietarios no residentes, posibilidad que en distritos gobernados por Frente de Todos se habilita a cuentagotas.
A pesar de esta situación se advierten primeros signos de interés de potenciales visitantes. Hay consultas en inmobiliarias por condiciones de alquileres (todavía no del todo claras) y en algunos lugares más exclusivos se cierran primeros contratos, con preferencia de casas con espacios abiertos y piscina. Aunque aún faltan definiciones oficiales sobre dos patas fundamentales de la industria turística: transporte de larga distancia y hotelería. Ambos servicios permanecen inactivos desde fines de marzo.