Coronavirus en la Argentina. Tras el desborde, un panorama desolador en los bares de Recoleta
Parado en la puerta de la cervecería Temple, en Lafinur y avenida Cerviño, en Palermo, Franco Caro, el encargado, dice estar desencantado con la lluvia. "Miré el pronóstico y mañana también va a llover. No sabés lo que era esto ayer. Estaba repleto de jóvenes", asegura, apuntando a una vereda desértica y mojada.
Adelante suyo, sobre la mesa que atraviesa la puerta del local para impedir la entrada, cuelgan unas 10 promociones de cervezas tiradas, en lata y en botella. El martes y el miércoles, cuando el invierno fue irrumpido por temperaturas primaverales, las ventas rompieron el récord de los últimos cuatro meses. "El boulevard de enfrente estaba tan colmado de jóvenes que vino la policía y los empezó a echar. Vendimos todo", cuenta Caro, con los packs de cervezas en promoción intactos sobre la mesa de la puerta. Sabe que seguramente hoy venderán lo mínimo y que, a partir de ahora, van a tener que acostumbrarse a manejar sus expectativas de ventas según las precipitaciones y la temperatura del día.
Las lluvias de la tarde de hoy generaron la vuelta de la desolación de la noche porteña. Después de cuatro meses de facturación mínima, esta semana la compra de cerveza en modo take away en bares había comenzado a mostrar mayores señales de vida. La nueva modalidad de consumo se basó en reuniones de amigos y parejas en las veredas de los bares, razón por la cual varias zonas gastronómicas fueron intervenidas por la policía en los últimos días, incluyendo el caso de dos famosos bares de Recoleta, Buller y Bartola, que fueron sancionados el miércoles durante un operativo policial a causa de la acumulación de personas sin distanciamiento bebiendo en la vereda que ambos comparten.
Hoy, ninguna intervención hubiese sido necesaria. Un día después, el panorama desolador de los bares demostró que, a partir de ahora, y hasta que se permita el ingreso de personas dentro de los bares, la facturación de estos dependerá del clima y las medidas policiales.
Decidimos que solo vamos a entregar comida por delivery, al menos hasta que haya un cambio de regulación. No queremos más problemas en la vereda
A pesar de lo ocurrido esta semana en algunos bares, cafés y cervecerías, fuentes del gobierno porteño aseguraron que, por el momento, no se tomarán nuevas medidas de control más allá de los mensajes de concientización que están siendo difundidos desde todas las plataformas de comunicación.
La reconfiguración del espacio público en sectores gastronómicos, es decir, la intervención de veredas y calles para asegurar el distanciamiento social en la puerta de los locales mientras los clientes esperan las comidas o bebidas, estaba previsto durante la segunda etapa de la reapertura de la ciudad que iba a comenzar el 3 de agosto. Pero el inicio de esta fase quedó en pausa hasta nuevo aviso, quizás ante un mejor escenario sanitario.
"Éramos más de 20 amigos parados -cuenta María L, quien fue a tomar una cerveza a la vereda de Bartola y Buller el martes con sus amigos para festejar la graduación de uno de ellos-. Al principio, nos dividimos en grupos chiquitos para disimular, pero después terminamos formando un círculo grande y era evidente que éramos todos del mismo grupo". Según cuenta, vieron pasar más de cuatro veces a patrulleros por la calle, pero estos, para su sorpresa, siguieron de largo.
Este miércoles, según fuentes policiales, en esta misma vereda de Junín al 1700 había entre 12 y 14 personas "agolpadas sobre la vereda esperando a ser atendidas", pero ambos locales en su interior estaban vacíos. A pesar de que ambas cervecerías recibieron infracciones por la violación al artículo 205 del Código Penal, debido a que vendían bebidas sin respetar la distancia social, los bares no fueron clausurados porque su funcionamiento no contaba con otras irregularidades.
Hasta nuevo aviso, las persianas de Buller van a permanecer cerradas. "Después de lo de ayer, decidimos que solo vamos a entregar comida por delivery, al menos hasta que haya un cambio de regulación. No queremos más problemas en la vereda", dice Adrián Merino, el encargado del local.
Desde la Agencia Gubernamental de Control (AGC) informaron que se desplegaron 170 inspectores en los principales centros comerciales de la ciudad con el objetivo de dar cumplimiento al decreto que establece la apertura de locales. Hasta el momento clausuraron 46 locales por incumplimientos de la cuarentena y solo tres de ellos fueron gastronómicos: una pizzería de Mataderos, un bar de San Telmo y un bar en Constitución.