Con ingeniosos carteles, un bar de 1930 se hace popular
La Pulpería ya tiene más de 16.000 fans en Facebook gracias a sus pizarras
No hay límites para el ingenio popular de los porteños. Y en la era del marketing casero, ese ingenio se expresa en la forma de llegar a los otros con mensajes originales y directos, que nadie puede dejar de ver. No es necesario ser un gran teórico de la comunicación para advertir que justamente eso es lo que han logrado los dueños de La Pulpería del Cotorro, inesperada meca de la cartelería porteña que ya cuenta con más de 16.000 fans en Facebook gracias a unas pizarras que compiten seriamente por el título de las más divertidas de toda la ciudad.
"El lobo no pudo con ellos, yo sí. Los tres chanchitos están aquí. Hoy, costillitas de cerdo a la Cotorrete". "Comer o no comer, ésa es la cuestión. No me cuestione y coma aquí." "Como lo de antes siempre fue mejor, hoy hay comida del año pasado." Si el medio es el mensaje, como señalaba Marshal MacLuhan, el medio de La Pulpería del Cotorro es la sabiduría porteña convertida en pizarra. Día tras día, Julián Mazzeo, alias "el Cotorro", hace milagros con su tiza mágica. Primero, asombra a vecinos y paseantes. Y luego sube las imágenes de sus carteles a las redes sociales, donde La Pulpería ya es un auténtico hit.
La historia de este insólito éxito comenzó hace un año, cuando el Cotorro decidió abandonar su rutina de vendedor de medias para apostar al sueño de toda su vida: tener un bar. Así fue que un día, tras varias visitas al bar histórico que funciona desde 1930 en la esquina de Pepirí y Chutro, el Cotorro y su pareja compraron y refaccionaron el espacio que ahora los hace célebres en el barrio y en las redes sociales.
"Yo soy una especie de opinólogo de barrio –dice Mazzeo–. Escucho lo que hablan mis clientes, filosofo un poco, me tiro al piso y con una tiza empiezo a escribir." Según explica el citado Cotorro, el bar renació gracias a las redes sociales, responsables de que la mitad de quienes llegan a La Pulpería lo hicieran porque se toparon con un cartel por la red. "Vienen de todos los barrios de la ciudad, pero también de Rosario y Mendoza… y de España, Suecia, Uruguay e Italia", dice Mazzeo, mientras juguetea con la carta en donde rebautizó varios platos ("empanalgas", "cordera voladora", "bife a la Arnaldo André", "napolitangas") en sintonía con sus cómicos carteles.
Y aunque todavía los domingos son su día franco, Mazzeo no descarta que en poco tiempo deba pensar un séptimo cartel por semana. Para ese momento, el Cotorro no duda que ofrecerá unas buenas "napolitangas" o un "bife a la Arnaldo André", de esos que el actor daba en las novelas y que hacían tanto ruido como el marketing casero que desplegó para el sueño de su bar.
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