Como en Nueva York, ahora se pueden hacer paseos turísticos en helicóptero por Buenos Aires
El vuelo es una oportunidad única para conocer la Ciudad desde el aire; dura 30 minutos; cuánto cuesta
- 8 minutos de lectura'
“Ultraimpactante”. Así define el ingeniero en Sistemas Tomás Bermúdez el paseo que hizo en helicóptero por la ciudad de Buenos Aires. Habilitados hace poco, los vuelos turísticos son comunes en otras grandes ciudades del mundo, como Nueva York, Río de Janeiro y París. El tour ofrece la oportunidad de observar los grandes hitos porteños desde un punto de vista distinto.
“Nunca había volado en helicóptero -cuenta Tomás, que trabaja en Mercado Libre y disfrutó del viaje junto a su mujer, María Eugenia Godoy-. Hicimos un citytour por todo Buenos Aires y un almuerzo en los bajos del Paraná. La experiencia es extraordinaria: ver toda la Ciudad desde arriba me pareció increíble. Los monumentos, las avenidas, las canchas de fútbol, Aeroparque, recorrer todo Libertador, ir hasta La Boca, ver cómo son todas las entradas del Puerto, el horizonte de Colonia, ir al Delta y entender cómo es Buenos Aires”, comenta.
Tomás y María Eugenia volaron en un helicóptero Robinson 44 Raven I, de la empresa AeroBlue, que empezó a brindar este servicio el año pasado. Los vuelos salen desde el aeropuerto de San Fernando y duran media hora. El costo es inferior a lo que se podría pensar: 49.500 pesos para un vuelo que se puede hacer en un grupo de hasta tres personas.
“Es algo que no sabía que estaba tan bueno. Tuvimos mucha suerte porque el día estaba increíble. Me gustó mucho el servicio, lo contraté sin referencias, porque lo vi por Instagram y era algo que hacía tiempo quería hacer. Me encantó, fue super profesional. Al principio con mi mujer tenía un poco de cuiqui, pero nos mostraron todos los procesos y fueron muy descriptivos con las medidas de seguridad, eso fue muy bueno para bajar la ansiedad y disfrutar. Al principio fue increíble, cómo arrancó para arriba. Acostumbrado al avión, nunca había visto un movimiento para arriba o cuando aterrizó en el pasto”, relata Tomás, fascinado.
Una vista increíble
El vuelo en el que participó LA NACION parte del aeropuerto de San Fernando, en la mañana de un sábado de calor extremo y con algo de humo en el aire, producto de la quema de pastizales en Rosario. El primer hito no tarda en aparecer: se trata de la catedral de San Isidro, que se recorta, puntiaguda, en el paisaje. Segundos después, se aprecia el Río de la Plata y las dos nuevas islas que surgieron frente a la costa.
Entonces se pueden ver los veleros amarrados en Olivos y los perfiles de los clubes de zona norte. Luego se destacan las sombrillas amarillas de Buenos Aires Playa, el Monumental y el nuevo barrio que se está construyendo al lado, en lo que era la sede del Tiro Federal. Más adelante aparecen el monumento a Colón y Aeroparque.
El vuelo permite recorrer en minutos toda la costa porteña: pronto se observa el humo negro que sale del impactante edificio de la Usina Eléctrica y más tarde se puede apreciar la dimensión de la Reserva Ecológica. Luego sorprende la presencia de un submarino similar al ARA San Juan que está siendo reparado en el astillero Tandanor y, por fin, la Bombonera, que provoca bromas entre el piloto, hincha de River, y el cronista y el fotógrafo de LA NACION, simpatizantes de Boca. Por supuesto, el piloto lleva las de ganar.
Segundos después se divisa el bello trasbordador del Riachuelo y, pegadas, las canchas de Racing e Independiente. Entonces el helicóptero pega la vuelta y, casi inmediatamente, se pueden ver a la derecha los gigantescos edificios de Puerto Madero y, a la izquierda, la Casa Rosada y el Congreso. La vista capta, en un santiamén, los principales monumentos de Buenos Aires.
Al retornar, se ve al Obelisco diminuto desde Libertador, luego la gigantesca Flor plateada, los bosques de Palermo, el Rosedal y el Hipódromo, que cobran una belleza geométrica desde el aire. Ya casi al final del recorrido, sorprende la magnitud del Hipódromo de San Isidro. El descenso es tan mágico como el despegue, con esa sensación de estar flotando en el aire.
Un negocio nuevo
Los hermanos Simón y Mateo García son dueños de Aeroblue. Los dos son pilotos de avión y helicóptero y fundaron la empresa hace más de 10 años, cuando comenzaron a operar en el sur del país. “Vas a las principales ciudades del mundo y tenés la vuelta turística en helicóptero, ¿cómo no va estar en la principal ciudad del país?”, se pregunta Mateo ante la consulta de cómo surgió la idea del negocio.
“Desde que abrieron las fronteras está viniendo gente del extranjero. Al principio fue todo local y como la gente no podía viajar afuera hacía una experiencia acá. Pasó mucho de gente que no pudo irse de vacaciones y tenía esa plata ahorrada. Nos encerraron y estuvimos tanto tiempo guardados por esta maldita pandemia que queremos vivir, la gente quiere experiencias y esta es una. Quien tenía el pendiente de conocer lo que es un vuelo en helicóptero, le suma a un recorrido por la Ciudad, con una experiencia gastronómica que también ofrecemos. Siempre quedan muy contentos”, señala Simón.
-¿Les piden recorridos especiales?
-Hay zonas de sobrevuelo habilitadas, pero también hacemos experiencias a medida, como una propuesta de casamiento. Cuando nos pidieron eso, pusimos globos en el helicóptero y les armamos un recorrido sobre el Delta y la Ciudad, una combinación de tours. Al ser un vuelo privado, siempre y cuando la reglamentación aeronáutica lo permita, se adapta a la necesidad del cliente, horarios, días.
-¿Qué particularidades tiene el helicóptero Robinson?
-Es un helicóptero estadounidense que se utiliza principalmente para vuelos turísticos por la visibilidad que tiene. Los helicópteros por lo general son un poco más grandes, pero las ventanitas son chiquitas, porque son para traslados. Este está apuntado más que nada a lo que es turismo y por eso tiene buena visibilidad. Entran cuatro personas, incluido el piloto.
-¿Qué dice la gente después de bajarse?
-Tenés muchos que vuelan por primera vez. Entonces nosotros les pedimos el celular y les filmamos la cara cuando despegan, porque es una sensación única. Vos por ahí experimentaste viajar en un avión de línea, que sentís lo que es el carreteo y el despegue. En cambio, acá de repente estás quieto y de un momento a otro pasás a flotar, a volar. Y esa sensación es única. Obviamente volamos solo los días que está lindo, esto es un vuelo de disfrute, la idea es que la gente se baje con ganas de volver. Si es necesario te lo cancelamos, prefiero que te enojes un poco y no que la pases mal por el clima.
-¿Qué es lo que más les sorprende a los que hacen el vuelo?
-Obviamente la visual que tiene el helicóptero. Porque muchos volaron en avión, pero en helicóptero volás más bajito y tenés una visual mucho mayor. Y la posibilidad de mantenerte flotando en el aire. La mayoría se queda sorprendida en la parte de Puerto Madero, cuando vas sobrevolando los diques. Tenés a la izquierda la Casa Rosada y a la derecha los edificios, esa es la mejor parte.
Ves los principales atractivos turísticos de la ciudad de Buenos Aires en un recorrido de 30 minutos. Ves lo más lindo, lo que te dicen que tenés que conocer en tierra desde un punto de vista que de otra manera no podrías. En un avión de línea tenés una ventanita y pasás a 300 kilómetros de hora. En Aeroparque se pueden ver desde el aire aviones despegando, algo poco usual.
Un piloto con experiencia
Marcelo Albertani es piloto desde hace casi 25 años. Durante 17 años piloteó aviones y helicópteros en la Armada, pero en 2008 se pasó al sector privado.
“Para los turistas es más común ver estos puntos desde tierra. Y en los paseos desde el aire van ubicando mucho mejor lo que antes vieron a pie. Es un buen circuito, en el que se aprovechan las bondades turísticas de la Ciudad. Hay otros vuelos, al Delta, que es muy lindo para hacer un sobrevuelo, para ver las islas”, comenta Albertani, que también es instructor de vuelo.
Marcelo hace varios vuelos por semana. “En mi experiencia, que tuve muchos pasajeros, una sola vez una persona se sintió mal y tuvimos que regresar, le dio un ataque de pánico. Por lo general, es común que las personas ya hayan volado en avión, y tal vez tienen un concepto equivocado del vuelo en helicóptero. Creen que se puede mover mucho más, ser más inestable, y la verdad que el vuelo en helicóptero es tranquilo, cuando se bajan lo hacen fascinados.