Comer en Belgrano: se consolida un nuevo circuito gastronómico
Creció paulatinamente durante los últimos tres años, entre el Barrio Chino y el límite con Núñez; reúne desde cocina francesa, hot dogs, tapas y bocados hasta sushi; concurren oficinistas al mediodía y vecinos a la noche
Vecino al Barrio Chino, a pasos de la Avenida del Libertador y al amparo de las vías del tren. Un nuevo polo gastronómico asoma de forma incipiente en Belgrano, en un cuadrilátero delimitado por las calles Blanco Encalada, 11 de Septiembre, Congreso y Montañeses, donde durante los últimos tres años se inauguró casi una decena de propuestas que apuntan a satisfacer a un público diverso.
Por un lado, los vecinos de la zona y sus alrededores, sibaritas que se animan a desafiar los límites de la calle Arribeños y sus platos con sello asiático. Por el otro, la fuerte demanda que llegó con la habilitación de los nuevos edificios de oficinas que se construyeron mayoritariamente con eje en la Avenida del Libertador, que los dueños de restaurantes necesitan satisfacer.
"Estuvimos buscando un local por bastante tiempo hasta que apareció la oportunidad y no lo dudamos", cuenta el chef Máximo Togni, de Dogg, en Blanco Encalada 1651, donde sirven verdaderos hot dogs americanos, hechos con salchichas elaboradas con una receta de 1920, introducida en Brooklyn por inmigrantes polacos. "Con tantas empresas y colegios hay mucho movimiento durante el mediodía. Por la noche es menor, pero desde que abrimos hace dos años y hasta hoy fue creciendo. En el local pegado al nuestro estuvo coqueteando Tato Giovanonni para abrir un bar. Finalmente no se dio, pero abrirá pronto un lugar de sushi con una estética moderna y un producto de calidad. Que se sumen nuevos jugadores es lo mejor que puede suceder para que la zona se imponga", dice.
El deseo de Togni es compartido por el resto de los emprendedores consultados por LA NACION, sobre todo en una época de coyuntura difícil para el sector. Según datos de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (Ahrcc), y la Unión de Trabajadores de Hoteles y Gastronomía (Uthgra), durante el primer semestre cerraron 400 restaurantes en la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, y como sucedió este año con el boom de las hamburgueserías artesanales y cadenas extranjeras de comidas rápidas, también se registran nuevas aperturas, que responden a una estrategia de expansión programada.
Según Martín Paredes, de Paredes Brokers, la descentralización de oficinas fue lo que impulsó en este caso el crecimiento del rubro gastronómico. "No es magia. Es oferta y demanda, y eso fue lo que impulsó el crecimiento en estos últimos tres o cuatro años", comenta Paredes, que también responde sobre los valores de alquiler que hoy se manejan en la zona. "Dejando de lado la Avenida del Libertador, el precio de los locales disponibles sobre las demás calles varía según los metros de frente, si es un local en esquina o el tránsito que circula. Pero un local estándar puede rondar entre los $ 30.000 y los $ 60.000 de alquiler, según la superficie disponible", detalla.
Una de las últimas aperturas, en Roosevelt y 11 de Septiembre, es Zomma, un bar de tapas y bocados con una sucursal anterior en Caballito. "Abrimos hace dos meses y medio, y trabajamos con los dos públicos. Al mediodía y por la tarde con la gente que trabaja en el entorno, y a la noche con los vecinos, porque a nivel residencial es un barrio muy potente -cuenta Santiago Cá, encargado del local-. Históricamente, en la zona había algunas parrillas y mucha oferta de lugares que ofrecían las clásicas minutas. Ahora la tendencia es mucho más gourmet."
En esa línea se inscribe La Marguerite Patiserie, con una carta en la que domina la cocina francesa. Podría ser un típico local de Palermo, pero su dueña, Magdalena Marquevich, no quería irse del barrio. Hace dos años y medio encontró una propiedad antigua abandonada y decidió transformarla en un rincón para foodies. "Estás en pleno Belgrano, pero el clima es tranquilo y el público que viene es muy familiar. La zona es excelente para la gastronomía, no imaginé que crecería tanto en tan pocos años. La única contra, como sucede en todas partes, es el estacionamiento", describe Marquevich.
Las grandes cadenas también llegaron al circuito y desembarcaron en grandes espacios, si bien los principales nombres se instalaron sobre la Avenida del Libertador, como Starbucks, en la esquina de Olazábal; Muu Lechería y Freddo, casi esquina Juramento; Café Martínez y Havanna. "No podían quedarse afuera y pusieron un pie en la zona para decir presente", opina Paredes, que negoció contrato con algunas de las firmas.
Ahora, el nuevo jugador del segmento heladerías es Chungo, que inauguró un local en Monroe y Arribeños. Belgrano, dicen, está saturado. Pero su potencial no se agota.
$ 30.000
Alquiler mínimo
Desde ese valor y hasta el doble cotizan los locales comerciales en la zona del nuevo circuito gastronómico de Belgrano, según la superficie, la ubicación y el tránsito que pasa.