Colectivos boliche: los servicios de fiestas a bordo, una moda que es ilegal
Los vehículos no están habilitados para circular por la ciudad; brindan traslados con música, disc jockey, luces y hasta stripers
Días atrás, un grupo de padres de alumnos de un colegio de Balvanera encararon la organización de la fiesta de egresados de sus hijos, incluido el traslado en un colectivo boliche desde la casa donde iban a hacer la "previa" hasta el lugar de los festejos. María de Quiroga debía pedir al gobierno porteño que hicieran el control de alcoholemia al chofer. Grande fue su sorpresa cuando la contactaron desde el Cuerpo de Agentes de Tránsito: le explicaron que esos colectivos son ilegales y que si acudían al domicilio debían confiscar el vehículo. Era el mismo día de la fiesta, por lo que decidieron seguir adelante con el servicio programado con la empresa Dancing Bus. "Tuvimos que optar entre encomendarnos a Dios o que suspendieran el viaje", contó Karina Lefevre, otra madre. Fueron adelante en un auto para controlar la velocidad y dos madres subieron junto al chofer para verificar que manejara con cuidado.
Los colectivos boliche no están habilitados para circular por la ciudad. Sin embargo, la oferta es amplia y está disponible en la Web. Brindan servicios de traslado de invitados a un cumpleaños, a un casamiento, a una despedida de soltero o a una celebración de fin de curso. Música, disc jockey en vivo, luces, pole dance y hasta stripers; todo vale para que el camino a destino sea una verdadera fiesta sobre ruedas.
Según testimonios recolectados por LA NACION, tanto los proveedores como algunos clientes que los contratan son conscientes de la irregularidad del servicio y, no obstante, lo sostienen. Consultada, la Secretaría de Transporte porteña los declaró explícitamente ilegales por no estar contemplados por el Código de Tránsito de la ciudad. Si bien se realizan operativos especiales en la vía pública para inspeccionar estas unidades, sólo se los puede retener cuando llevan pasajeros en su interior. Si el vehículo no se secuestra pero hay infracción por incumplimiento de otros requisitos (medidas de seguridad, VTV, condiciones de circulación, documentación del conductor y alcoholemia), se cobra una multa de 10.000 unidades fijas, unos $ 111.500.
Al no estar reglamentados, es difícil saber con certeza cuántos colectivos boliche circulan en la actualidad. "No existe ninguna categoría dentro del Código de Tránsito que ampare los buses discoteca. Se hallan fuera de regla -explicaron desde la dependencia oficial-. Por lo general no cuentan con ninguna medida de seguridad; no tienen cinturones o agarres. Y los conductores no son profesionales aptos para el transporte de pasajeros".
Los colectivos boliche son, en la mayoría de los casos, los elegidos por los adolescentes que celebran su egreso del secundario; cobran entre $ 2000 y $ 3000 el traslado. Cuando los padres los contratan, los vendedores del servicio aseguran tener todos los papeles en orden. Aunque luego pueden aparecer sorpresas, como la sufrida por el colegio de Viamonte y Riobamba. "¿Cómo puede ser que no regulen este servicio? Es una actividad totalmente a la vista, lo hacen todos los egresados de Buenos Aires", se indignó Lefevre. La Ciudad no tiene en sus planes, según transmitió a LA NACION, una posible legalización.
"Yo le pregunté al vendedor del servicio [también Dancing Bus] si tenían todos los papeles en regla y me dijo que no, que hay una habilitación, pero que en realidad es para 20 personas, que van sentadas, y eso para colectivo boliche no sirve", recordó incrédulo Raúl Della Torre, padre de una joven que tendrá en los próximos días su fiesta. Y siguió: "Sobre los controles, me dijeron que ya conocen los caminos en los que están los agentes y saben por dónde ir".
Nicolás trabaja en una empresa de viajes de egresados y además vende los servicios de una empresas de colectivos boliche. Pidió que su apellido no se publicara. "Habilitación sé que hay una, pero en realidad no sirve para el trabajo que hacen. Hay un permiso que te permite subir 20 pasajeros, pero el colectivo boliche sube más gente; se supone que tienen que ir sentados y con cinturón de seguridad -dijo-. Los padres te preguntan todo. Yo les respondo, les comento absolutamente todo y ellos deciden qué hacen".
la nacion también contactó a Daniel (que no quiso dar su apellido), encargado de Tren Fashion, que además tiene bus boliche. Sus respuestas fueron escuetas. Al preguntarle si el colectivo que utilizan tiene habilitación, su contestación fue contradictoria. Primero dijo "como micro escolar"; luego, afirmó tener habilitación como "vehículo de fantasía". La conversación terminó inmediatamente, ya que el hombre mostró su enojo con las preguntas y cortó la comunicación.
La tensión también sobrevoló el momento en que un fotógrafo de LA NACION se acercó a uno de los servicios y fue violentamente rechazado por el conductor.
El Código de Tránsito y Transporte porteño contempla, en su artículo 9.9, la reglamentación de los "transportes de fantasía", que son los que se utilizan "para recreación y/o excursión, cuya carrocería tiene motivos alegóricos o decorativos"; por ejemplo, el conocido Tren de la Alegría. Voceros de la Secretaría de Transporte explicaron que, a diferencia de los colectivos boliche, estas unidades tienen un permiso especial expedido por la Ciudad para la prestación del servicio en un recorrido predeterminado.
"El permiso anual implica: habilitación funcional que constate el cumplimiento de todos los requisitos; el registro de las unidades y de los conductores, todos con licencia profesional; una revisión técnica especial para las medidas de seguridad del vehículo; la radicación en la jurisdicción, con el pago de la patente al día; la existencia de un sistema de sujeción y pisos antideslizantes. Deben circular por el carril de la extrema derecha y a una velocidad máxima de 35 km/h. No se permiten el uso de pirotecnia ni la generación de ruidos molestos", detallaron. Ningún colectivo boliche se ajusta a estos criterios.