Clausuraron ocho talleres clandestinos, la mayoría, en Flores
Todos habían sido allanados previamente; en los operativos, que se concretaron en los últimos 60 días, fueron liberados trabajadores precarizados
El drama desatado a fines de abril en Páez 2796, donde funcionaba un taller clandestino que se incendió, tragedia en la que murieron dos chicos de 7 y 10 años, llevó a la justicia porteña a incrementar los operativos sobre estos objetivos. En los últimos dos meses ya desbarató ocho locales ilegales. Cinco de ellos, situados en el barrio de Flores, donde la situación de trabajo esclavo es preocupante.
El Ministerio Público porteño clausuró durante la primera quincena de este mes dos de ellos, uno en Flores y otro en Villa Santa Rita; ambos habían violado clausuras previas. En el más grande, situado en el pasaje Juan Francisco de la Robla 942, se secuestraron 16 máquinas de coser, nueve bultos con telas y prendas confeccionadas e importante documentación. Al momento de ingresar en el inmueble, que tenía una vivienda al frente y los talleres en el fondo, había nueve personas trabajando: seis bolivianos, un paraguayo, un argentino y un peruano.
En el taller situado en Argerich 1459, se detectó un fuerte olor a gas, por lo que se hizo presente personal de Metrogas. Los técnicos comprobaron que las pérdidas eran importantes y secuestraron el medidor; de este domicilio la Policía Metropolitana se llevó dos máquinas de coser.
Durante agosto hubo seis allanamientos. Uno de ellos, en un depósito situado en Parque Chacabuco que había sido clausurado en junio y en el que se hallaron 480 rollos de tela, prendas de vestir, ropa blanca, cuatro máquinas textiles, dos de acolchados, una medidora y una balanza industrial.
A partir de una denuncia realizada por la Dirección General de Protección del Trabajo de la Ciudad, tomó intervención la Unidad Coordinadora de Investigaciones Complejas de la Fiscalía de la Ciudad. Tras una investigación que probó que el depósito de la avenida Cobo 1453 se encontraba en funcionamiento en violación de una clausura de dos meses atrás, se solicitó la orden de allanamiento al Juzgado Penal, Contravencional y de Faltas N° 26 a cargo de María Cristina Nazar.
El 17 de agosto, en Argerich al 800, hubo un procedimiento en el que se encontraron 20 trabajadores no registrados. Entre ellos, un chico. El inmueble contaba con una clausura municipal de 2006 y tenía cuatro unidades funcionales: dos hacían las veces de viviendas; las restantes eran utilizadas como talleres textiles y depósitos. La fiscalía comprobó además el funcionamiento de diez máquinas de corte y planchado que al momento del allanamiento estaban todavía calientes.
El 13 de agosto fueron desbaratados otros dos locales clandestinos de Flores: uno en la calle Manco Capac 1438 y el otro en Pergamino 1645. En ambos casos, los predios ya habían sido allanados y clausurados con anterioridad y la restricción había sido violada. Se secuestraron de allí unas 40 máquinas de coser y más de 60 bultos de mercadería. Si bien al momento del procedimiento no se encontraron trabajadores en los inmuebles, el fiscal porteño Adrián Dávila no descartó que surjan conexiones con la trata de personas.
Donde sí se encontraron trabajadores en situación ilegal fue en el inmueble de Felipe Vallese 3057, a cinco cuadras del taller clandestino en el que murieron carbonizados los dos chicos. En ese procedimiento, del 11 de agosto, fueron liberadas 25 personas que estaban encerradas en condiciones de precariedad. El lugar había sido clausurado en 2010.
A comienzos de agosto, la Fiscalía porteña allanó y clausuró un taller clandestino que funcionaba en una vivienda en Villa del Parque. El inmueble, de Cuenca 1995, también había sido clausurado meses atrás, pero seguía operando, por lo que se solicitó una nueva inspección.
Esta seguidilla de allanamientos y clausuras comenzó el 29 de julio último, también en Flores, informaron las fuentes consultadas. Tras un operativo se comprobó que en José Martí 1050 funcionaba, detrás una falsa pared, un taller textil de tamaño considerable, por lo que se procedió a su allanamiento juntamente con personal de la Agencia Gubernamental de Control de la Ciudad de Buenos Aires (AGC). Se secuestraron allí 40 máquinas de coser, más de 100 bultos con prendas de vestir y telas por un valor cercano al millón de pesos.
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