Ciudad: Siete de cada 10 árboles del Paseo del Bajo no van a sobrevivir
De los 502 árboles plantados en el Paseo del Bajo, 347 están completamente resecos, es decir que casi el 70% de esas especies no tiene ya chances de sobrevivir, informaron las asociaciones civiles Basta de Mutilar Nuestros Árboles y Casco Histórico Protege. Se trata de álamos y robles plantados en medio de ambas manos de la autopista. ¿Las causas? La falta de riego, al sol rajante del verano y la contaminación de los vehículos.
“Hay una desidia total. Parece un lugar abandonado A simple vista faltan ejemplares y los remanentes están secos, tienen apenas unas hojas y su pequeño tronco ladeado. Hay especies sin tutores, tutores sin árboles”, se lamentó Fabio Márquez, profesor de Planificación del Paisaje III, de la Licenciatura en Diseño del Paisaje de la Universidad del Museo Social Argentino. LA NACION hizo una nueva recorrida junto al especialista por el llamado Parque del Paseo del Bajo donde se pudo observar la tierra seca y el estado de la flora en comparación con el verano pasado.
El Parque del Paseo del Bajo es un área de 3,6 hectáreas de espacios verdes y de cemento, alrededor del corredor vial conector de las Autopistas Illia y Buenos Aires-La Plata. Abarca por un lado un sector verde lineal alrededor del túnel donde pasan los vehículos, y por otro las plazas ubicadas frente al CCK, la Casa Rosada, el Ministerio de Defensa y la Aduana. En todo ese predio se plantaron 959 árboles. La mitad corresponde a los canteros centrales, en donde los miembros de ambas asociaciones efectuaron el relevamiento, siendo el sector más perjudicado el de Avenida Antártida desde Retiro hasta Córdoba.
Desde el inicio los ejemplares de los canteros centrales fueron plantados con una restricción hídrica, motivo por el cual no prosperaron, explicó el profesor. Durante los dos o tres primeros años de vida se les debe asegurar abundante agua. Además, están dentro de pequeñas macetas longitudinales con hormigón en la base y asfalto al costado, lo cual dificulta su desarrollo. “En toda plantación no se crece entre el 5 y el 8 por ciento de las especies, pero acá estamos hablando de cifras mucho mayores”, agregó.
En enero de 2020 LA NACION publicó un informe de Casco Histórico Protege donde denunciaban que 166 árboles de un total de 502 murieron, es decir el 33,1% de las especies ubicadas en los canteros centrales no habían sobrevivido. “Luego de esa nota se extrajeron 179 ejemplares secos. En enero de este año los remanentes eran 323, pero se murieron 168. Por lo tanto, comparando datos en forma interanual se desprende que en un lapso de 12 meses el 69,1% de los árboles murió”, concluyen ambas asociaciones de vecinos.
Además se observan plantas autóctonas con sus hojas amarillas y la tierra sin riego. Es posible ver las mangueras del sistema por goteo pero aparentemente no estarían funcionando. Las plantas secas incluyen talas, sen del campo, malva rosa, margarita punzó, taperibá mirí y azucenitas de río o carquejas, ente otras.
Necesidades hídricas
Según las entidades, la desaparición de árboles y plantas trajo aparejada una importante pérdida de dinero, cuyo monto es difícil de estimar. La construcción del Paseo del Bajo fue hecha en sucesivas etapas, tuvo un costo total de 650 millones de pesos, se inauguró en mayo de 2019 y participaron varias empresas de diseño paisajístico, la Corporación Puerto Madero así como también ministerios del Gobierno de la Ciudad. Entre abril y septiembre de 2019 fueron plantados en el medio de las autopistas los álamos de Madero/Huergo, y los robles europeos en Alicia Moreau de Justo.
“Es un patrimonio natural perdido en especies no tan fáciles de reponer”, se lamentó Márquez. Los robles columnares, cuyo nombre científico es Quercurs robur fastigiata, son especies exóticas que contradicen la propuesta de parquización con flora nativa del proyecto original. Ofrecen escasa sombra mientras que las veredas laterales están sin arbolar, escaseando así la sombra natural donde hace falta, agregó.
Consultado uno de los paisajistas que diseñó parte del paseo reveló que la plantación de álamos no formó parte del proyecto original del mismo. Atribuyó la ola de muerte de árboles a una serie de factores: “Hubo fallas de mantenimiento, negligencia, vandalismo, pero además intervinieron demasiados actores sin una línea definida de trabajo”.
La Comuna 1, encargada del cuidado del parque, atribuyó los decesos “al estrés habitual de plantación y a que los espacios abiertos potenciaron la evapotranspiración con el consiguiente incremento en las necesidades hídricas”. Es habitual que durante el primer y segundo año de vida no haya crecimiento por ser un período de adaptación, añadieron. Respecto al riego de los canteros centrales, no informaron cómo ni cuándo se realiza, ni quién se encarga de proveer el agua, en caso de que se haga.
A pesar de lo sucedido con los álamos y robles, el Gobierno porteño tiene previsto reemplazar a la totalidad de los “ejemplares fallidos” en ambos canteros centrales y para ello implementarán un sistema de riego por goteo, según adelantó la Comuna 1.