Ciudad: ¿Por qué sigue cerrado para los vecinos el predio de la facultad de Agronomía?
Los espacios al aire libre cobraron mayor protagonismo durante la pandemia. En la ciudad de Buenos Aires, cuando comenzó a flexibilizarse la cuarentena, las políticas apuntaron a generar actividades recreativas, deportivas y sociales en el exterior para disminuir el riesgo de contagio. Así los parques y las plazas, más las áreas peatonales generadas en muchos barrios, se llenaron de vida. Sin embargo, todavía quedan sectores que eran muy concurridos antes de la pandemia, como el campus de la Facultad de Agronomía, que siguen con sus portones cerrados.
El predio, que tiene entradas sobre Constituyentes, y la principal en San Martín y Nogoyá, forma parte de la Universidad de Buenos Aires (UBA), pero la dinámica vecinal le dio un uso público durante toda la semana con mayor concurrencia los sábados, domingos y feriados. Paseos de mascotas, reuniones familiares o de amigos al aire libre, deportes, principalmente running, eran las actividad más comunes dentro del espacio en una convivencia con estudiantes, docentes, personal de la UBA y los animales encerrados en distintos corrales. El cierre por efecto de la pandemia provocó un vacío en todos los barrios cercanos que contaban con ese pulmón verde.
Con abrazos al parque, festivales musicales y hasta huertas comunitarias instaladas en uno de los pasillos de acceso al predio, pegado a las vías del tren Urquiza, los grupos de vecinos intentan forzar la apertura del lugar, aunque parece difícil que lo logren hasta el año próximo. Según fuentes de la UBA, el campus no abrirá hasta el comienzo del ciclo lectivo 2021 debido a que ya finalizó el período 2020 y las condiciones sanitarias no son las adecuadas como para permitir el ingreso de personas que no tengan vínculo con la universidad.
"Acá tenemos plantas autóctonas y más adelante está la huerta. Hay de todo, lo fuimos haciendo con lo que traen los vecinos. Setenta plantas de tomates, zapallo, cebolla, papas, albahaca, rúcula, de todo. Cualquiera puede venir y sumar alguna semilla", dice Sebastián, que está con Enrique, agobiados por el calor, pero sin descuidar la plantación del pasillo, y excusándose de compartir sus apellidos. Por allí la gente solía ingresar al predio flanqueados, de un lado, por las vías del Urquiza, y por el otro, uno de los paredones de la cancha del club Comunicaciones.
"Todo lo hacemos para defender el espacio como pasó cuando querían instalar un estadio o abrir calles. El movimiento de los vecinos fue espontáneo y se generó esto, una huerta y otras acciones. Queremos que se abran los portones porque para esta zona; Agronomía es una reserva natural. Acá viene gente de La Paternal, Chacarita, Villa Urquiza, Villa del Parque, Parque Chas y muchos otros barrios", aporta Enrique.
Las anteriores movilizaciones fueron cuando se proyectaba construir un estadio cubierto en el predio y abrir la calle Zamudio a través del campus. Ambas propuestas fueron descartadas hace dos años en la Legislatura porteña.
El éxito de la demanda, en este caso, no parecería ser el mismo. Los campus universitarios, hicieron saber desde la UBA, no están abiertos en todo el país, aunque en algunos casos, como ocurre en la Universidad Nacional de Córdoba, la gente puede usar el espacio verde. La diferencia es radical: en Córdoba no existen cercos perimetrales ni portones que impidan el acceso. Las clases presenciales, en Agronomía, retomaron en forma gradual en los últimos meses y para alumnos que estaban cerca de recibirse. Quienes entran al predio, ya sean docentes o alumnos, deben someterse a un estricto protocolo que no podría aplicarse si se permite el uso libremente.
"Con el Covid entre nosotros, no es posible mantener abierto el campus para que se utilice como una plaza o parque por cuestiones de salud y de higiene. Podría generar muchas complicaciones en los protocolos porque allí hay laboratorios y animales", explican desde la UBA.
En efecto, en todo el predio funcionan sectores de avicultura, biología, bioquímica, botánica, enología, microbiología, laboratorio de carnes, fruticultura, genética, nutrición animal, horticultura, jardín botánico y producción vegetal, entre otros. Durante los meses de pandemia se hicieron trabajos de mantenimiento en varios de los edificios y hubo personal de la UBA al cuidado de los animales; cuando habilitaron la actividad, los investigadores pudieron ingresar para seguir adelante con sus proyectos. "Se está armando todo para las clases presenciales 2021. Hasta que no se abran los campus universitarios no es posible que se pueda abrir ese espacio para que la gente pueda transitar libremente", reiteran las fuentes.
El cierre del campus provocó otros cambios en las costumbres de los vecinos de la zona. Es el caso de las personas que utilizaban el espacio verde para correr o caminar y que desde marzo deben optar por hacerlo en todo el perímetro externo, con el riesgo que esto conlleva por el mal estado de las veredas, sobre todo, las de avenida Constituyentes. Pozos, raíces desbocadas, trozos de hierros que salen del piso son trampas letales corredores desprevenidos.
Ante esta situación, ¿por qué no se generó una zona peatonalizada como ocurrió en los entornos de parques o plazas con gran afluencia de deportistas? La medida fue una de las primeras impulsadas por el Gobierno porteño para procurar que la gente pueda realizar actividad física al aire libre. Según fuentes de la Secretaría de Transporte y Obras Públicas de la ciudad se evalúo la posibilidad de generar un espacio que ceda superficie de las calles a los peatones, pero fue imposible. Las razones son que las avenidas San Martín, Beiró y Chorroarín integran la red de tránsito pesado y, además, Tinogasta y Zamudio son las dos calles que le dan accesibilidad al barrio por lo que resulta imposible cortarlas.