Chicas en New York for export: el modelo se replica con éxito en Buenos Aires y otros países del mundo
La repercusión del blog impulsó a Andy Clar a idear nuevas experiencias; en diálogo con LA NACION, adelantó algunos destinos y habló del boom del libro, la apuesta por la TV y el costado más emocional del proyecto: el intenso día a día con sus miles de seguidoras
Hablar de Andy Clar y de Chicas en New York o de Chicas en New York y de Andy Clar es casi como volver al colegio y comprobar que la suma de factores no altera al producto.
La polifácetica publicista, madre y viajera incansable, que saltó a la fama por armar la guía on line más famosa de la Gran Manzana y compartirla entre sus amigos antes de que se volviera pública, supo -impulsada por su espíritu inquieto pero también movida por la amplia comunidad de mujeres que la siguen adonde quiera que vaya- capitalizar lo aprendido y abrirse a lo nuevo: replicar la fórmula en Buenos Aires y otros países del mundo. “Estoy agradecida a esta comunidad porque sin ellas no existiría nada de todo esto. Creo que por eso siento mucha responsabilidad”, confía Andy durante una entrevista con LA NACION acerca de la nueva etapa y sus desafíos.
Muestro cosas que tienen que ver con el disfrute y con la vida, y lo hago tal cual soy
La filosofía con la que se mueve esta argentina explica todo lo vino después de convertirse en una referente de la ciudad americana. Su estilo, espontaneidad, ocurrencia, verborragia y simpatía, varios de los rasgos que deja ver de lleno en la charla, lo demuestran a cada paso, con cada anécdota y experiencia vividas.
“Muestro cosas que tienen que ver con el disfrute y con la vida, y lo hago tal cual soy”, asegura cuando se le piden razones del éxito del blog y las aristas que tomó con el tiempo (varios viajes al año con mujeres que se desviven por estar una semana de paseo con ella y un libro bien posicionado en el podio de ventas de no ficción: “No lo puedo creer, es impresionante”). La confianza depositada por sus seguidoras desde el principio, que cuida al máximo cuando contesta personalmente los cientos de mensajes que recibe a diario, pesa también: “La parte social es la que más disfruto de mi trabajo”.
- Nueva York y vos van de la mano, y la demanda sigue en alza. ¿Por qué armar entonces un programa a la inversa, es decir, en Buenos Aires?
- Yo amo Buenos Aires, soy porteña, me encanta y la vivo a full. Amo meterme en lugarcitos y perderme en la ciudad. Por eso hicimos un programa que se llama “Secretos de Buenos Aires”. En el lanzamiento se inscribieron unas 7000 chicas de Uruguay y trajimos sólo a diez, relacionadas con la moda, para que pudieran vivir un fin de semana pero de manera diferente; no diferente porque las llevamos a lugares atípicos, sino por la forma en la que curamos la experiencia, algo parecido a lo que hacemos con Nueva York (circuito de compras en Palermo; taller de cerámica, a puertas cerradas, en un PH; una charla privada de diseño; y unos tererés en el centro, en un bar escondido, donde los sirven en cañas mezclados con alcohol). Fue espectacular y la idea es repetirlo, creo que en unos meses lo vamos a volver a impulsar.
Estas experiencias son como el up-grade del viaje de egresados: tenés el dinero y también ganas de pasarla bien
- Sos tan camaleónica que no sólo apostaste a jugar de local, sino también de visitante en los últimos meses con más destinos. ¿Qué pasó? ¿Te aburriste de Nueva York?
- No, para nada. En la Aduana me miran raro cuando me ven...No estoy yendo tanto como el año pasado porque quiero hacer otras cosas. Además de Buenos Aires y por pedido de las lectoras, empecé a pensar en otros destinos y en cómo hacer para contar sobre otros destinos. Las escucho y actúo en función a eso. Me decían: «Andy, ¿para cuándo otro destino?» Tenía que buscar algo que fuera superador a Nueva York, más allá de lo local, que no es fácil. Lo primero que pensé fue en Tokio, que son como diez Nueva York juntas. Es bárbara y con el plus de que tiene una parte ancestral y una sabiduría legendaria. Encontrás un templo bañado en oro y un edificio futurista en la misma esquina. ¡Es demasiado! Y fui.
- ¿Cómo resultó la prueba piloto?
- Funcionó super bien. Probamos y armamos un grupo de mujeres, la mayoría eran amigas mías con miradas bien definidas. Estuvimos diez días allá, compartiendo información, y ahora la publicamos en el blog, que ya tiene una pestaña especial de Chicas de viaje. Enseguida, empezaron a preguntarme: «¿Cuándo nos vamos a Tokio?». Vamos a hacer un viaje el año que viene, además de otros destinos. Estamos proyectando el 2017. El mes pasado, con un grupo similar, viajamos a Dubai, también para traer data actualizada, y acabamos de volver de un viaje de compras pre-Navidad en Chile.
-¿Piensan lanzar algún plan extra para las Fiestas o el arbolito de las fans?
-Sí. Armamos un paquete, supervisado por mí pero sin mí, con beneficios, descuentos especiales, muy al estilo "Chicas", para Año Nuevo. La idea es que cada una vaya con quien quiera. Esto ya es algo muy diferente a lo que venimos haciendo. Tengo que empezar a hacer este tipo de cosas, porque ya no me puedo dividir más (risas) y todo el tiempo me lo están pidiendo. Además, sigo siendo la directora creativa de una agencia de publicidad.
- Con todo esto, me imagino que existe un grupo que te sigue a sol y sombra...
- Tenemos repetidoras en todos los viajes (vuelve a reírse). Estas experiencias son como un up-grade del viaje de egresados: ya tenés el dinero para hacer lo que quieras y todas van predispuestas a pasarla bien. Es la idea, que vivan una semana para ellas mismas, un mimo. Lo trabajamos mucho desde ahí, desde lo emocional. No es soló el destino, sino lo que nos pasa cuando estamos solas. Es fuerte. Hay muchas personas que no están acostumbradas.
- "Chicas” ya es mucho más que un blog, es una verdadera empresa... ¿Qué otros proyectos te mueven hoy?
- Además de los destinos, estamos detrás de nuevos productos. En breve, sale una tarjeta de crédito para viajeras, con beneficios para ellas y con el objetivo de apoyar a las emprendedoras, y un programa on line sobre running, en el que cada una cuenta por qué corre y que la motiva a hacerlo.
Estoy todo el tiempo leyendo, viendo y a veces lloro con las historias de las seguidoras
- ¿Descansás en algún momento?
- Poco. Hacía cuatro años que no me desconectaba por completo y me fui a Cuba para cortar y estar con mi familia. Pero el resto del tiempo estoy leyendo, viendo, y hasta me angustio, porque el libro va por su tercera edición, quiero actualizar datos y no me dejan. Llamo a la editorial y me dicen que es imposible, que tienen que reponer el stock. Me siento muy responsable. Al principio no me daba cuenta de lo que generaba. Recién caigo cuando me escriben y me dicen: «Gracias por los tips, hice lo que me dijiste».
- Cuando apagás el celular o dejás de mirarlo por un rato... ¿Qué sensaciones te deja ese intenso contacto con la gente?
-Muchas. A veces, lloro con las historias. En los mensajes notás cómo son, qué les gusta, cómo es su vida. No sabía que me seguía gente tan joven y también tan grande, creo que pesa el aspiracional hacia atrás y mi propia vida (tuvo un accidente que le imposibilitó caminar durante un año entero) de que todo se puede. La parte social es la que más disfruto del proyecto. Estoy agradecida a esta comunidad de mujeres, porque sin ellas no existiría nada de todo esto. Algunas me escriben para decirme que viajan a través de mis ojos, porque no tienen dinero para hacerlo; otras, para comentarme que siguieron los consejos y disfrutaron. En las redes soy como soy, muestro lo que tenga que ver con el disfrute y con la vida.