Cambio de hábitos: caen los puntos de carga de la tarjeta SUBE por una modalidad que creció un 40% en los últimos tres años
La información oficial sostiene que hay casi un 14% menos de sitios para acreditar saldos respecto de 2019, pero en lo que va del año hubo un aumento de 25 puntos en el uso de apps
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Como muchas personas después de la pandemia del nuevo coronavirus, María Paz no volvió rápidamente a usar el transporte público. Perdió la costumbre, eligió otros medios para movilizarse o, directamente, no necesitó hacerlo por la modalidad del teletrabajo y la comodidad de vivir en un barrio que tenía todo a pocas cuadras, hasta la escuela a la que asisten sus hijos. Pero, en un momento, debió volver a subirse al colectivo, combinar con el subte y desempolvar la tarjeta SUBE. “No sabía que se podía cargar así; es más cómodo y resuelve el problema de no encontrar puntos de cargas abiertos”, dijo cuando descubrió que podía sumar crédito mediante las aplicaciones de las billeteras digitales.
La modalidad fue una solución para los usuarios cuando comenzaron a volver al transporte público después de las bajas históricas por las restricciones, pero, a la vez, fue un punto de quiebre para el cambio de hábito de los pasajeros que usan cada vez menos los puntos físicos de carga y se están volcando a las herramientas digitales.
Esta es una de las razones principales de la reducción de los puntos de carga disponibles en toda el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), con cerca del 14% menos entre diciembre de 2019 y diciembre de 2022, el último dato oficial disponible y según el análisis realizado por el equipo de LN DATA.
En tanto, el crecimiento de la recarga de saldos en las tarjetas tuvo un aumento superior a los 25 puntos al pasar del 14% en 2019 al 40% en lo que va de 2023; en esta variable se cuentan las operaciones realizadas a través de la app Carga SUBE, que usan más de 1.200.000 de usuarios, o las billeteras electrónicas como Mercado Pago, por ejemplo.
“Durante la pospandemia se realizó un relevamiento exhaustivo de los puntos de recarga de tarjeta que dejaron de operar porque esos puntos habían cerrado, como consecuencia de la pandemia. A esto se sumaron los cambios de hábitos de la población que comenzó a utilizar las billeteras electrónicas para realizar recarga de SUBE”, explican desde Nación Servicios la empresa encargada de administrar la tarjeta.
La evolución de la transición hacia la virtualidad, según la información oficial, tuvo una explosión en la pospandemia. En 2019 la carga electrónica representaba el 7% de las cargas totales, pero en 2020 casi se duplicó hasta llegar al 13%. Un año más tarde fue del 19%, en 2022 se ubicó en el 22% y en lo que va de este año pegó el gran salto hasta llegar al 40%.
Limitaciones
La modernización del sistema también tiene sus limitaciones. “Es práctico, pero si cada vez que lo uso tengo que validar el saldo en un punto de recarga, es lo mismo que nada”, sostiene Cristina Ranella usuaria frecuente de la línea B de subte y de las nuevas herramientas. Lo mismo le ocurre a muchos pasajeros que decidieron volcarse a las billeteras digitales o a la app Carga SUBE.
El obstáculo aparece cuando se realiza la carga en dispositivos con sistemas operativos iOS ya que en aquellos que poseen Android, no es necesario, según explicaron desde el Ministerio de Transporte de la Nación. Lo que se presenta como un contratiempo para muchas personas no es considerado como tal en la cartera de gobierno ya que la validación “en las terminales automáticas está vigente desde que comenzaron a utilizarse la app SUBE y las billeteras electrónicas”.
El Sistema Único de Boleto Electrónico (SUBE) funciona desde 2010 y actualmente está presente en 45 localidades. En el AMBA, por mes, viajan más de 13.000.000 de personas en más de 24.000 colectivos, nueve líneas de tren y seis líneas de subte y un premetro. El cambio de hábito termina impactando en los comercios y kioscos que son los puntos de carga más comunes además de las ventanillas en las estaciones de trenes y subtes. “No me interesa porque no vale la pena. La ganancia es muy baja comparada con todos los gastos que tenemos”, cuenta Luis, del kiosco de Lima al 600. En esos puntos, también se suman las quejas de usuarios sobre la imposibilidad de conseguir la tarjeta.
Por esta razón la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) realizó un paro de tres días en junio del año pasado para pedir que se incremente la comisión que percibían por prestar el servicio. Según explicaban en ese momento, los kioscos obtenían una comisión de 0,5%, un porcentaje insuficiente para cubrir los costos. Los comerciantes tienen prohibido cobrar un adicional a los usuarios. “Cargar la SUBE es perder plata para el kiosquero. Debe haber un margen más digno de ganancias para todas las familias kiosqueras del país”, pidieron desde el sindicato. El reclamo, por el momento, quedó solo en eso.
Análisis
En este contexto, y en base a la información oficial a la que tuvo acceso LN DATA, quedó comprobado que desde diciembre de 2019 (los informes son anuales y en diciembre) cierran más puntos de carga de SUBE de los que abren en el AMBA. En total hay un 13,8% menos de sitios físicos activos que hace cuatro años al pasar de 21.827 a 18.805. La conclusión surge en base al análisis de los datos entregados por el Ministerio de Transporte de la Nación sobre los puntos de carga activos e inactivos entre 2015 y 2022.
Sobre un total de 46.445 puntos de carga SUBE únicos en el AMBA, solo un 6,6% se registraron activos los ocho años. Es decir, 3078, lo que marcaría un escenario de volatilidad de comercios y kioscos que reportan una discontinuidad en su actividad. En el relevamiento no se tomaron en cuenta los puntos de carga que figuraron siempre inactivos por lo que se excluyeron 10.817. En otras palabras, se mantuvieron en la base de análisis los puntos que se registraron abiertos al menos un año.
En 2015, cuando se inició el análisis, había 12.570 puntos activos de carga de SUBE con un ascenso sostenido hasta 2019 cuando ocurrió el pico y comenzó la curva descendente. En 2020, en plena pandemia, los sitios fueron 20.664, en 2021 bajaron a 19.384 y el año pasado llegaron al piso de 18.805. En la era pospandemia también pudo haber influido la merma de pasajeros en trenes y subtes donde todavía no se recupera el caudal máximo histórico.
En porcentajes, la disminución de puntos de carga activos en 2020 fue de 5,33% (1163 puntos) respecto al año anterior; en 2021 de un 6,29% (1280 puntos); y de 2021 a 2022 un 3% (579 puntos). Además, un 73,5% de los puntos de carga (8765) que se registraron en los ocho años, excluyendo los que siempre estuvieron inactivos al momento del relevamiento (11.927), figuran como inactivos en 2022.
Informe de Fernando Torres Ullmer y Bruno Soifer