Caballito: polémica por un puente
Los vecinos se quejan de que la obra prevista en García Lorca y las vías del tren Sarmiento complicará el paso de peatones y no arreglará los problemas viales; la Ciudad la considera beneficiosa
Un numeroso grupo de vecinos del barrio porteño de Caballito se opone a la construcción de un puente vehicular y peatonal que cruzará el ferrocarril Sarmiento a la altura de la calle Federico García Lorca. No se trata de cualquier puente: para sortear los 30 metros de vía, los automovilistas deberán recorrer 370 metros en un solo carril, y los peatones, 250, en un recorrido en "u" largo parecido al de una pista de Scalextric.
Están preocupados porque se anulará el paso a nivel de la calle Martín de Gainza, que será reemplazo por escaleras de dos pisos de altura; también cuestionan que se haya previsto instalar sólo rampas asistidas, que quienes tengan discapacidad motriz sólo podrán usar con auxilio de otra persona. Consideran que, en general, el puente generará complicaciones, y no soluciones, en la conexión norte-sur.
Contra las quejas de los vecinos, el subsecretario de Transporte porteño, Guillermo Dietrich, defiende la utilidad de la obra: "Los puentes buscan garantizar la seguridad vial y evitar los accidentes que se suceden en los pasos a nivel. También apuntan a mejorar la fluidez vial".
El puente tiene un costo aproximado de diez millones de pesos y será provisorio, hasta que se concrete el anunciado y demorado soterramiento del Sarmiento. Dietrich explicó a LA NACION: "Este tipo de puentes son reutilizables. El día que el soterramiento se concrete, se puede usar el puente en otro lugar".
Los habitantes del barrio consideran que el puente proyectado no respeta el Código de Edificación, ya que el actual cruce a nivel de Martín de Gainza -que será cerrado cuando se concrete el puente- será reemplazado por un acceso con escaleras; en esa calle, no habrá rampas.
También les preocupa que las rampas que sí estarán sobre el puente de García Lorca tendrán una inclinación de 8%, cuando el Código indica que debe ser de 6% como máximo. Sobre este punto, Dietrich sostuvo: "La Ciudad no ejecuta ninguna obra que no se ajusta a la normativa vigente".
Beatriz Oller, una de las vecinas que impulsa públicamente la queja, explicó: "Cuando esté el puente, se cerrará Martín de Gainza. En esta calle sólo se podrá acceder por una escalera de una altura de dos pisos. En la zona hay cuatro escuelas [sobre Rivadavia]; no sólo no podrán cruzar personas con movilidad reducida, sino familias con niños pequeños y con cochecitos de bebe".
Dietrich aclaró: "El proyecto cuenta con lo que se llama rampa asistida. Para que una persona en silla de ruedas pueda cruzar, tendrá que hacerlo con un acompañante que empuje la silla".
En Martín de Gainza y casi la vía hay un centro de jubilados donde se realizan diferentes actividades. "Las personas que asisten son mayores. Para llegar, van a tener que cruzar un puente con una escalera de dos pisos o caminar hasta Federico García Lorca, donde las rampas van a ser de 250 metros de largo, con ángulos cerrados, cuando hoy son sólo 30 metros de cruce", explicó Ana Paulino, vecina del barrio.
Otros manifiestan que "anular los cruces a nivel es alterar la vida cotidiana del peatón, que se vería obligado a ascender y luego descender mediante escaleras o rampas, aumentando las distancias de sus recorridos habituales". "Esta obra perjudicaría a los propietarios de viviendas linderas al puente, además acrecentará la inseguridad de toda la zona", agregó otro vecino.
Para los habitantes de la torre de García Lorca al 200, el puente también es una preocupación. Allí viven unas 1000 personas. Ángel Basualdo, miembro del consejo de administración del inmueble, dijo: "La mayoría somos gente joven, con hijos chicos y familia. La anulación del paso a nivel es una complicación enorme. Y se agrega la inseguridad que se puede generar con los paredones" que sostendrán la extensa "lengua" que parece ser el puente.
Los vecinos identifican cuatro grandes problemas: el impacto ambiental, por el alto nivel de ruido que se generará con el intenso tráfico; el impacto para las personas con movilidad reducida; el peligro de la salida del estadio de Ferro, y la anulación de uno de los pasos peatonales más importantes del barrio.
Explica el vecino José Dalena: "En el barrio, la conectividad norte-sur es fundamental. Esto beneficia a los automovilistas, pero va en detrimento de los peatones. Se cierran dos pasos a nivel fundamentales".
Consciente de la cuestión de la conectividad, Dietrich explicó: "Cuando el ferrocarril Sarmiento recupere su frecuencia habitual, la espera en la barrera de García Lorca puede ser de 40 minutos; esto genera muchos problemas, no sólo la larga espera de los vehículos, sino también de la gente que no sabe si la barrera funciona, o los embotellamientos con discusiones y bocinazos". Recalcó: "Con estas obras se busca reducir los accidentes y garantizar seguridad", y agregó: "Los cambios siempre producen incomodidad en algún sector".
Uno de los elementos que más preocupan a los vecinos son los paredones que sostendrán el puente. La seguridad en las zonas aledañas, en lo que se denomina paseo peatonal, es uno de los cuestionamientos. "Queda un espacio entre el paredón y las medianeras de las casas. Ahí va a ser muy peligroso; tememos posibles asaltos y robos, es lo que se viene dando en otros lugares donde hay puentes", dijo Beatriz Oller.
También les preocupa la salida de las hinchadas visitantes del estadio de Ferro. "Salen por Martín de Gainza, que también es una salida cuando hay espectáculos."
"Con el puente, miles de personas tendrán que cruzar por un puente peatonal de una sola mano por una escalera de dos metros y medio de altura. Si hay un desmán, puede haber una tragedia", señaló el vecino Ángel Basualdo.
- 10
millones de pesos
Es el costo que desembolsará el gobierno de la ciudad por la obra. El puente, según los funcionarios porteños, es "reutilizable", ya que se puede mudar
- 250
metros
Es lo que tendrá que recorrer un peatón para cruzar las vías del ferrocarril Sarmiento por el nuevo puente. El paso actual tiene 30 metros