Bares notables: La Puerto Rico bajó la persiana y temen “una catarata de cierres”
El histórico local funcionaba desde 1925 en la calle Alsina; los dueños no pudieron superar la crisis generada por la pandemia; hay alerta en el sector
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Cada mañana, en la calle Alsina 420, debajo de las enormes letras rojas de tipografía art decó, una fila de personas esperaba su café con leche y medialunas para llevar. Situada a metros de la Plaza de Mayo, La Puerto Rico estaba allí desde 1925 y era parada obligada de una enorme cantidad de trabajadores del centro porteño. Al menos hasta que la pandemia lo vació casi por completo. Ahora, las persianas están bajas y la familia propietaria no sabe aún qué hará con el inmueble. En La Flor de Barracas, hacia el sur de la Capital, la situación es endeble: manejado por tres empleados, el bar centenario lucha por subsistir. Y respecto del Iberia no hubo anuncios formales, aunque se rumorea que cerró definitivamente y allí nadie atiende el teléfono; es el segundo bar más antiguo de Buenos Aires después del Tortoni, ambos sobre la Avenida de Mayo. Además del impacto de la crisis, a los tres los aúna que son bares notables de la ciudad.
“De seguir así se viene una cataratas de cierres”, alerta Felipe Evangelista, alias Toto, presidente de la subcomisión de Bares Notables de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (Ahrcc), para quien la situación es crítica. “El ATP [el beneficio del salario complementario que se instrumentó para sectores críticos] se terminó en diciembre y necesitamos que continúe para sobrevivir. A La Puerto Rico la van a seguir muchos más y realmente nos preocupa la insensibilidad de los políticos y funcionarios”, explica. Él mismo es dueño del bar notable El Viejo Buzón, en Caballito, y cuenta lo difícil que es sostener un local gastronómico en pandemia. “La facturación bajó muchísimo por falta de público y horarios recortados, y cuesta incluso afrontar los alquileres y servicios”. Una solución que sugiere es que se vuelva a extender la moratoria que le había otorgado a los gastronómicos la AFIP, para poder afrontar las deudas que ya se generaron. Según explica, la mayoría de los bares notables son emprendimientos familiares movidos por un sentimiento.
Es el caso de La Puerto Rico, que hace casi treinta años estaba comandada por un matrimonio de gallegos: Manuel Vásquez y su esposa Esther. Él murió en 2012 y ella quedó a cargo del local. Entre sus numerosas tareas estaba la de diseñar la cartelería con frases inspiradoras que cambiaban todas las semanas. En el barrio de Montserrat, La Puerto Rico tenía un salón enorme con capacidad para 180 comensales, que solía rebosar al mediodía. Durante la semana lo ocupaban los oficinistas de alrededor de Plaza de Mayo y los fines de semana recibía a los turistas que llegaban desde Plaza Dorrego. Ambos públicos desaparecieron en el último año. Más allá del salón comedor, otro punto fuerte de ventas era el café molido.
Desde la familia propietaria explicaron a LA NACION que cerraron el 31 de diciembre y que solo pudieron subsistir hasta entonces con la ayuda del ATP. Luego ya se tornó imposible. “Durante toda la pandemia se trabajó al 20% y no hubo forma de levantarlo: sin ministerios funcionando alrededor, los pocos pedidos que salían eran para los despachantes de aduana que trabajaban en la AFIP”, explican. La familia aún no sabe qué destino tendrá el inmueble, del que son dueños. De lo único que están seguros es de que ellos no seguirán explotando la marca.
Originalmente con domicilio en la calle Perú, el bar fue creado por Don Gumersindo Cabedo en noviembre de 1887. Recién en 1925 se trasladó a su lugar actual, una antigua casa de dos plantas y estilo art decó. Declarado sitio de interés por la Legislatura, llevaba el nombre del país en que vivió el primer dueño. De allí también la especialización en la venta de café por peso.
Desde el Ministerio de Cultura porteño informaron que durante 2020 se asistió a los bares notables con decks para atender en el espacio público, la posibilidad de aplicar a un subsidio del Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y la Ciencia, y la condonación del ABL. La propuesta para 2021 hasta ahora giró en torno de “Verano Notable”, una iniciativa de programación al aire libre para acercar a los vecinos a los locales. Resta ver qué sucederá con el correr del otoño, ante la amenaza de una potencial segunda ola de coronavirus. “Eso sería la ruina para todos”, teme Evangelista.