Bar Plaza Dorrego: los mozos abren de 8 a 23 y duermen allí
El locatario lo cerró el miércoles; empieza la autogestión
Es una agradable jornada de domingo para disfrutar del barrio de San Telmo. Del bar Plaza Dorrego salen y entran clientes. Algunos visitantes están confundidos. Se sorprenden porque ven abierta la tradicional confitería, pero no dudan en ingresar. Unas horas después de que se cerrara de manera provisoria el último miércoles, los empleados decidieron ponerse al hombro el negocio e iniciaron un proceso de autogestión.
Aún les adeudan tres meses de sueldo y el conflicto legal con el empleador todavía no está resuelto, pero los trabajadores pelean por su fuente de trabajo, por ese lugar que sienten propio. "Estamos atendiendo de 8 a 23 desde el jueves pasado. Con lo que sacamos de las ventas podemos comprar mercadería. Nos arreglamos bastante bien", cuenta vía telefónica a LA NACION Fernando Aramayo. Detrás de él, se oye el típico bullicio de la cocina de cualquier bar.
Hoy por hoy, su vida y la de sus siete compañeros transcurren por completo en la confitería. "Nos quedamos acá todo el tiempo. Nos turnamos para bañarnos y dormir porque el espacio es chico", explica el hombre, aunque le incomoda no estar con su familia como debería.
Los empleados denuncian que el locatario del inmueble y dueño del bar, Rubén Yufera, tuvo problemas para administrar la histórica confitería durante la última etapa; no se compraba mercadería, se atendía al público solo cuatro horas por día y no les habían abonado dos sueldos (ahora se sumó uno más).
El bar Plaza Dorrego no es uno más. Tiene 140 años de trayectoria en uno de los barrios más porteños y por él transitaron figuras emblemáticas de la cultura nacional, como los escritores Jorge Luis Borges y Ernesto Sabato.
En medio de un clima de tensión, el miércoles el empleador se acercó a la esquina de Defensa y Humberto 1º para bajar las persianas del local.
"Por ahora, continuamos con el proceso normal respecto del empleador. Iniciamos las acciones prejudiciales, como intercambios telegráficos, de cualquier situación laboral similar", indicó el abogado de los trabajadores, Luis Palmeiro.
En paralelo, avanza otro camino para resguardar el espacio. La Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos propuso declarar al bar "bien de interés". El arquitecto asesor del organismo, Jorge Caramés, explica que esta catalogación "no tiene la misma jerarquía que un monumento, pero significa una restricción: no se puede cambiar graciosamente el uso actual porque es justamente el motivo de interés". El pedido debe atravesar algunas instancias administrativas para concretarse.