Bajo tierra: de qué se quejan los usuarios del subte mientras se define la nueva concesión
Los reclamos sobre el servicio se duplicaron en 2019; persisten aquellos ligados al funcionamiento y al mantenimiento de coches y estaciones, aunque se cuelan también curiosidades y algunas sorpresas; ¿sigue Metrovías o cambia de manos?
18.10. Retiro. A metros, la Torre de los Ingleses. La sincronización entre semáforos, cruces peatonales y el caudal de tránsito fluye con armonía hasta que un temido cartel de letras rojas encendidas y titilantes marca el final de una jornada con suerte: "Línea C - interrumpida". En simultáneo, decenas de pasajeros, eventuales compañeros de un viaje trunco, se topan con el mismo letrero y avanzan, enojados y apurados, en sentido contrario al ingreso de la estación en búsqueda de un medio alternativo para llegar a destino (y de milagro a horario).
La postal que devuelve el centro porteño de una de las zonas más congestionadas de Buenos Aires representa una imagen recurrente sobre los inconvenientes frecuentes ligados al servicio que presta el subte en las calles de la ciudad, según pudo constatar LA NACION en un relevamiento de reclamos de los usuarios.
Mientras se define este mes la empresa que se hará cargo de operar la amplia red-apenas finalice la concesión actual de Metrovías- y avanzan distintas obras del gobierno porteño, las quejas referidas a este transporte público se mantienen casi intactas e incrementan en número con el paso del tiempo. Así, en el primer semestre de 2019, se duplicó la cantidad respecto de 2018, especialmente si se considera que se registraron unas 15.208, es decir, casi la misma cifra que aquellas que se recibieron durante todo el año anterior a través del Sistema Único de Atención Ciudadana (Suaci) porteño al que este medio tuvo acceso.
Hoy, de acuerdo con los registros, el problema más persistente se vincula con el funcionamiento y mantenimiento de los ascensores y molinetes, con 7828 reclamos. Le siguen: inconvenientes con el personal (1793), demoras e interrupciones (1455), terminales de autoconsulta (786), e infraestructura y estaciones (744), respectivamente.
Además, aparecen quejas de toda naturaleza, vinculadas con la limpieza, el sistema de audio, la cartelería, los mapas y la señalización, los pases y abonos, los robos o ilícitos, y la venta ambulante, aunque en menor medida.
El universo bajo tierra y los pasajeros dan lugar también a algunas sorpresas y detalles de lo más curiosos. Dentro del ranking analizado, alrededor de 270 usuarios se manifestaron por las altas y bajas temperaturas en estaciones y vagones; 20, por la conexión del wifi; 8, por la presencia de mascotas a bordo; 22, por la falta de cambio en las boleterías; y 7, por las molestias ocasionadas durante la construcción de la extensión de la línea H, que cubre el trayecto Facultad de Derecho-Hospitales.
Un blanco de ataque
Cabe destacar que el subte, que concentró en el primer semestre del año pasado 201 millones de viajes de acuerdo con cifras oficiales provistas por SUBE, es el medio de transporte urbano con más frentes abiertos, en comparación con el colectivo, el taxi y la bicicleta.
En 2018, las quejas sobre el servicio y su funcionamiento representaron el 58% dentro de esa categoría, mientras que en junio de 2019 ya habían trepado hasta el 78%, lo que marca una tendencia en aumento para completar los meses restantes.
A esto se agrega que, por segundo año consecutivo, el sector que más reclamó por la mala prestación fue el de las mujeres, con un 60%, y que lo hizo mayoritariamente vía web al 147 en detrimento de otras modalidades más tradicionales, como el teléfono, la app y el cara a cara.