Antes de crecer, la torre más alta de América latina ya genera controversia
Gremios que representan a los trabajadores de la isla Demarchi se resisten a irse; pidieron una reunión con la Presidenta; el edificio tendrá 335 metros
En noviembre se iniciará la construcción del polo audiovisual en la isla Demarchi, cuyo epicentro será la torre más alta de América latina. El proyecto, anunciado por Cristina Kirchner hace dos años, fue relanzado anteayer por la Presidenta. Y un día después ya enfrenta el primer contratiempo: parte de los trabajadores que todavía realizan actividades allí se resisten a irse.
Los máximos referentes de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y del sindicato de Dragado y Balizamiento solicitaron ayer, tras mantener una reunión de varias horas, una entrevista con la Presidenta y el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, para recibir información que, según dijeron, hasta ahora no obtuvieron.
En la isla Demarchi funcionan la Dirección de Vías Navegables, la Escuela de Capacitación del Sindicato de Obreros Marítimos (SOMU), la Escuela Nacional Fluvial y talleres, depósitos y obradores de empresas de dragado. En Benito Correa al 1600, cerca de la entrada de la escuela del SOMU (a la que asisten 400 alumnos y donde trabajan unos 100 docentes), quedan las pintadas de las protestas del año pasado.
"La isla Demarchi no se negocia ni se entrega", dice uno firmado por ATE y la CTA. "Los trabajadores no vamos a dejar el trabajo. No nos iríamos de la isla porque queremos garantizar la continuidad productiva de la actividad", admitió a LA NACION el secretario general adjunto de ATE, Hugo Godoy.
Junto con el titular de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmidt, ATE solicitó una reunión a Randazzo y a la Presidenta. "En estos dos años no hubo ninguna reunión en la cual nos informaran del proyecto. No nos propusieron nada y por eso queremos manifestar nuestra preocupación", agregó.
Excepto el destino que tendrán los trabajadores actuales de la isla Demarchi, el resto de la información del proyecto fue anunciado públicamente por Cristina Kirchner anteanoche, en un acto en el que se mostraron las imágenes dominadas por la silueta del imponente y asimétrico edificio que, según la Presidenta, representará a la República Argentina, con Tierra del Fuego representada en el puerto fluvial y la "arena", un estadio multipropósito para 15.000 espectadores, serán "nuestras islas Malvinas, colocadas sobre el Río de la Plata".
La torre tendrá 67 pisos y 335 metros de altura. Albergará estudios de televisión, oficinas para las productoras de contenidos y los canales de TV, un hotel de trece plantas y salón de usos múltiples. El complejo se completará con un puerto, estacionamientos, espacios verdes y el estadio multipropósito.
El complejo de 216.000 m², una superficie que la Presidenta comparó con la del Central Park de Nueva York, será el fruto de una sociedad entre el sector público y el privado. El Estado aportará "el bien", es decir, el terreno en el extremo sur de Puerto Madero -cuyo valor el Tribunal de Tasación de la Nación fijó en $ 620 millones-, y la empresa Riva SA, que ganó la licitación, a la que se presentaron otras cuatro empresas, se encargará de la construcción y de la inversión, de 2500 millones de pesos. El plazo final de obra es de cinco años, en cuatro etapas.
La Presidenta explicó ayer que entre el primer anuncio, en agosto de 2012, y febrero de 2013 se avanzó en las etapas de licitación. Y que esta semana se rubricó, finalmente, el convenio con la adjudicataria Riva SA. El próximo 17 de octubre se pondrá la piedra inaugural de la obra.
Más del 75% del espacio construido se destinará al polo audiovisual y habrá unos 100.000 m² de parquización. El proyecto se dividirá en cuatro sectores: naves industriales (estudios, áreas de servicio, talleres y vestuarios); educativo (áreas de formación y Museo de la Historia de las Artes Audiovisuales Argentinas); institucional (Incaa y Televisión Abierta Digital), y privado (productoras y canales de televisión).
La torre se convertirá en "el símbolo de la ciudad de todos los argentinos", dijo la Presidenta.
Impacto normal
"Habrá un notable impacto en el movimiento, en el tráfico, porque la congestión será muy grande. Pero nadie pensaba que Puerto Madero se podría llegar a desarrollar en 25 años y, sin embargo, no pasó nada extraordinario", dijo a LA NACION el arquitecto Juan Manuel Borthagaray. "Con el debido desvío del transporte público no habría mayores problemas. El proyecto debe ser acompañado por un estudio ambiental para que sea viable, para aprovechar los parques", agregó.
Una opinión similar manifestó su colega, Carlos Lebrero. "Todo lo que hacemos tiene impacto ambiental. Aunque el proyecto agregaría algo más de densidad a la zona, está suficientemente lejos de la reserva natural, con lo cual no tendría un impacto tan directo", analizó. Sin embargo, opinó que "debería haber una concientización mayor sobre la urbanización de esa área".