A un año de su cierre, los cinco bingos porteños se reconvierten
En varios de esos inmuebles ya funcionan comercios; sólo 90 de los 450 empleados de ese sector fueron reubicados
Hace un año, los cinco bingos porteños cerraron sus puertas para siempre por orden de Lotería Nacional. Desde entonces, los inmuebles que los albergaban se transformaron: en los del microcentro y Congreso ya funcionan comercios; el de Belgrano será una concesionaria; en el de Flores se habla de que se construirá un edificio, y el de Caballito sigue en venta o alquiler. Los ex empleados de las salas de juego, en tanto, tienen un presente dispar; mientras algunos fueron reubicados, otros permanecen desocupados. Las empresas que los empleaban se declararon en quiebra y, si bien todos recibieron la indemnización, no fue el 100% de lo que les correspondía.
En Rosario 744, el inmueble está enrejado y tiene carteles de dos inmobiliarias distintas. Allí funcionaba el Bingo Caballito, uno de los cinco que cerraron el 5 de mayo de 2016. "Estos inmuebles son difíciles de colocar, porque son locales especiales, de superficies muy grandes", explica Carlos Travieso, responsable del sector comercial de Baigún, una de las inmobiliarias que ofrecen su venta o locación. Además de la superficie -tiene 2650 metros cuadrados-, Travieso explica que el costo locativo es alto, por lo que el emprendimiento que se instale ahí tiene que tener alta rentabilidad. El inmueble se ofrece en alquiler a US$ 30.000 mensuales o, en venta, a US$ 5.200.000 .
En Cabildo 3200 la realidad es otra. Más de 30 obreros trabajan contra reloj para dejar el predio en condiciones. "Esto tiene que estar listo en un plazo máximo de setenta días. Después sigue otro tipo de trabajos; calculo que de aquí a 100 días va a estar en funcionamiento", dice Alejandro Sáenz, coordinador de la obra. Según Sáenz, allí se instalará una concesionaria de la automotriz Nissan. El edificio, precisa, tiene unos 1500 metros cuadrados.
En Lavalle 842, en pleno microcentro, donde antes estaba la sala de juegos hay ahora un paseo de compras donde se vende ropa de todo tipo y calzado. Al fondo hay un espacio con juegos para niños. En total se contabilizan 118 locales, todos muy pequeños. El lugar es amplio, luminoso y limpio. "Acá un alquiler puede costar $ 20.000, pero todo depende de dónde esté ubicado. Si está adelante es más caro; los de atrás son los más baratos", cuenta una mujer que atiende uno de los locales.
En el Bingo Congreso, en Rivadavia 2250, la transformación también sucedió rápidamente. Hoy funciona ahí una tienda de ropa deportiva de la cadena Dexter.
En avenida San Pedrito 61, en Flores, el panorama es otro y reina el silencio. El inmueble donde hace un año se cantaban líneas y números de bolillas está cerrado y tapado con carteles. Solamente un cuidador, encerrado en una cabina, prueba que el lugar no está abandonado. En el barrio circulan diferentes rumores: algunos dicen que instalarán un shopping, y otros, una "saladita". Roberto González, que cubre uno de los turnos de guardia en el inmueble, dijo que ya se vendió: "Dicen que van a hacer un edificio, pero no sé si eso es verdad".
La reconversión de los bingos, sin embargo, no se agota en la cuestión inmobiliaria. Estas salas de juego daban trabajo a 450 personas, la mayoría de las cuales quedó desempleada y todavía busca reinsertarse laboralmente. Desde el primer momento en que Lotería Nacional había anunciado el fin de la concesión de las salas, los empleados mostraron preocupación. El Sindicato de Trabajadores de Juegos de Azar (Aleara) acompañó el reclamo. "De los 450 trabajadores, 90 fueron reincorporados en bingos de la provincia de Buenos Aires. Esto se logró gracias a gestiones de Aleara ante Lotería de la Provincia y cámaras empresarias que se comprometieron a que, en caso de necesitar tomar gente, recurrirían a estos ex empleados", explican fuentes del gremio. Y dicen que aquellos reubicados cobraron sólo el 50% de lo que les correspondía por indemnización. De los ex empleados restantes 354 cobraron el 78%.
Las empresas empleadoras declararon la quiebra. Según Aleara, ésa fue la razón por la cual aportaron sólo el 50% de lo que correspondía. Lotería Nacional aportó el resto de los fondos.