Reformada por el Estudio Afra, esta edificación apostada en Martínez es hoy un luminoso edificio de viviendas; Te invitamos a recorrer tres de sus departamentos con mucha onda, donde nos esperan anfitriones amantes del DIY y el arte
Pilar y Germán
Son pareja y ambos trabajan como diseñadores gráficos independentes. Él hace trabajos como ilustrador, pinta y tiene una banda, Montecarlo. Hace poco más de dos años, decidieron mudarse juntos y encontraron este dúplex. “Cada uno tenía su departamento armado, no empezamos de cero -cuenta Pilar-. Pero sí pusimos una regla: mudar solamente las cosas que nos gustaran para no cometer el error de poner la mesita del ‘mientras tanto’, que casi siempre terminás dejando”.
Poner a punto este dúplex fue un trabajo en equipo y se lo tomaron muy en serio. “Creo que, al ser diseñadores, los dos tenemos cierta sensibilidad para lo estético, de ahí que hayamos coincidido en muchas de las decisiones y armado algo que nos gusta a los dos por igual. Además, pasamos bastante tiempo en casa porque trabajamos desde acá: las ganas de que la casa estuviera buena eran muchas y mutuas”.
Aunque el piso se mantuvo en su versión original (cemento alisado), la pareja modificó y diseñó varios aspectos de la casa. “Pintamos todo nosotros. Además, diseñamos muchos de los muebles y buscamos las piezas para ensamblarlos”, explica Pilar mientras nos enseña la mesa ratona que diseñó junto a Germán y que hoy ocupa el centro del living.
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Las estanterías fueron hechas a medidas y sobre ellas se colocaron láminas de aves e ilustraciones del dueño de casa en grafito y sanguina (Pino). Completan el ambiente dos sillones (cada uno perteneciente a las casas anteriores de la pareja), que fueron unificados con una funda clara.
Este es el único departamento en el que la cocina se dejó tal cual estaba, exceptuando las lámparas estilo estación de tren que Germán dibujó y mandó a hacer.
El ambiente está separado del comedor sólo por una barra enchapada en madera, contra la que hay tablas de longboards con ilustraciones de Germán. A pocos pasos, una mesa diseñada por la pareja y sillas ‘Eiffel’.
En el toilette, Pilar y Germán sacaron el empapelado, lijaron y pintaron de negro para contrastar con la mesada de cemento alisado. Además, se incluyeron libros que no encontraron lugar en la biblioteca para elevar una lámpara. “Poco tradicional, pero quedó divertido”, admite Pilar. En el baño de la planta alta se sumó un empapelado estampado junto a muebles cromados bajo la mesada de cemento alisado original.
Además del baño que vimos, en la planta alta nos encontramos con una división hecha a partir de paneles corredizos, obra de los dueños anteriores. La misma permite tener dos ambientes bien diferenciados y dormir a oscuras sin poner black out en el living.
“La distribución de este dúplex se ajustó perfecto a lo que buscábamos. En el primer piso pudimos armar una oficina amplia para mí y un taller para Germán, abiertos y con mucha luz”, dice Pilar mientras terminamos la visita.
Maximiliano
“No bien empecé a buscar departamentos para mudarme a zona norte, vi un aviso que decía ‘loft en la fábrica’ y pedí una cita. No había visto ninguna otra opción, pero me gustó tanto que lo compré. Es rarísimo, porque no soy impulsivo en estas cosas: las veces anteriores que me mudé, miré de todo, armaba listas para comparar. Acá se dio naturalmente, y jamás me arrepentí de la decisión”, cuenta Maximiliano, responsable de atención en una empresa de comunicaciones y segundo vecino de nuestro recorrido.
Para poner a punto el espacio, se asesoró con el arquitecto Bruno Rodríguez Maraude pero, sobre todo, le puso sello propio: Maxi viaja mucho, y siempre anda a la pesca de objetos o cuadros para su casa. Hace dos años, casi por casualidad, incorporó la cerámica como hobby, y pronto se convirtió en pasión: hoy sus piezas se despliegan a lo largo y a lo ancho del loft. “Antes estaba más lleno porque me costaba mucho desprenderme, pero las regalo más”.
“Pinté todo de blanco para crear un espacio tranquilo. Sumé calidez con la madera y color con los objetos, las cerámicas a la cabeza”, nos detalla mientras entramos a su departamento.
Lo primero que llama nuestra atención es el jardín vertical con el que pudo aprovechar de la mejor manera la altura de la pared exterior. El sector está cerrado por vidrios corredizos que, cuando hay reunión, se abren para armar un único ambiente con el living. El panel de madera que se ve al fondo es el que separa del balcón vecino.
En el living, nos topamos con un gran sillón en ‘L’, mesa baja a tono y alfombra tejida. La singularidad del ambiente la aporta un panel de madera sin pulir, sobre el que se colocó el televisor.
Pero, a diferencia del departamento anterior, acá el protagonismo lo tiene el comedor: “Siempre quise tener una mesa comunitaria y rústica, como las de los cafés de Nueva York”, admite Maxi.
La soñada mesa fue comprada en el Puerto de Frutos de Tigre y se combinó con sillas ‘Eiffel’ (Decogallery). En la cabecera Maxi puso una silla que pintó de verde para incorporar “un tono disruptivo”, el mismo que encuentra en la hoja de filodendro tomada del jardín de sus padres, la cual es sostenida por una mesa ‘Cross’ ($1.962, PCH diseño): “una cuota de verde intenso que dura dos meses”, señala.
Pintada de blanco para que no compitiera con la mesa ni las cerámicas exhibidas, una barra es la que marca el inicio de la cocina.
En este departamento la habitación no se cerró, sino que balconea sobre el living. Maxi eligió armar un amplio vestidor tipo isla que está del otro lado del panel de maderas sin lustrar y pintadas de diferentes tonos que vemos detrás de la cama.
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Alexander
De familia de publicistas, Alex hizo carrera en el rubro: es director creativo y hace seis años abrió El Camino, su propia agencia de diseño integral. “Estoy convencido de que la creatividad se aplica a todo, desde un aviso hasta una remera, pasando por una mesa; no es sectorizada”, dice para explicar el interiorismo de su departamento de 140m2 divididos en tres pisos que él mismo pintó.
“Todos los lugares en los que viví los pinté yo, y siempre guardo los códigos de los colores que uso para dar rápidamente con el tono exacto si hay que retocar”, aclara.
Hasta hace no mucho, en este mismo departamento tenía un taller –con mesa, herramientas y sierra incluida– donde fabricó varios de los muebles que hoy pueblan su casa. “A veces quería cosas muy específicas y, como no las encontraba, lo más fácil me pareció hacerlas yo mismo. Armando la mesa ratona de este living, descubrí una faceta que desconocía y que me encanta. Algunos amigos me empezaron a pedir cosas, y ahí pensé que podía haber una veta nueva, que también implica diseño pero en un formato renovado”.
Un primer ejemplar de sus creaciones está apostado en el recibidor. Se trata de una amplia estantería enfrentada por un cuadro del Mercado de Pulgas.
Mientras avanzamos por el departamento, Alex se detiene para señalar que: “Con las maderas de un cerco de campo y listones de hierro armé una mesa baja bien grande, para desplegar todo cuando viene gente”. Alrededor de dicho mueble, el creativo ubicó un sofá de tres cuerpos (Innovation & Co) retapizado, dos sillones rescatados de la casa de un tío actualizados, con bolsas de arpillera en el respaldo, y un sofá de los años 50 que estaba en la baulera de una vecina: “Le pedí que me lo vendiera y me lo regaló”, nos cuenta contento.
Además, el ambiente cuenta con una bodega (El Camino), una lámpara de pie (Mar Abierto) y una hélice de bronce antigua.
Detrás, el comedor diario se compone de una alfombra roja con una mesa ‘Tulip’ y sillas un tanto especiales. “Fui a buscarlas a la fábrica. Aproveché que estaban sin ensamblar y les pedí que combinaran la base de un modelo con las patas de otro”, explica el dueño de casa.
El sector se completa con un cuadro de Alex sobre maderas recicladas y, a modo de barra, un mueble heredado y pintado de rojo.
Siguiendo el pulso publicitario, las paredes del toilette fueron empapeladas con recortes de revistas viejas.
En el pasillo, Alex recubrió la pared con chapa acanalada y le pintó con un esténcil el nombre de su agencia. “Todavía no la encontré, pero tendría una moto antigua acá: algo similar a lo que tiene Germán en el recibidor”, dice Alex.
El cuarto no desentona con la onda del resto de los ambientes. Está pintado de azul intenso (#6517 Loxon Interiores Mate) y un kilim heredado le da el contraste perfecto.
Reacio a tener un somier ‘con pollerita’, Alex fabricó en su taller una cama de madera con ruedas y armó la cabecera con un sobrante del pasillo. Sobre ella, almohadones de arpillera invitan al descanso.
El final del recorrido de hoy lo hacemos en este sector del piso más alto que balconea sobre el living. Acá el techo, compartido por cuatro vecinos, se recubrió del lado externo con dos capas de poliuretano expandido para aislarlo. Debajo, Alex armó su escritorio con una tapa de madera pintada de amarillo (#6902 Loxon Interior Mate de Sherwin Williams) sobre dos caballetes.
Sencillo, el baño se resolvió con un sector pintado de verde (#6748 de Sherwin Williams) y espejo con marco rústico.
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