La nueva pickup compacta de Chevrolet adoptó la plataforma y mecánica del SUV Tracker para entrar a competir en el segmento
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Finalmente, tras varios anticipos pre-develación, días atrás y a través de su canal de YouTube, Chevrolet presentó la flamante Montana que hasta ahora, por tamaño, había participado en la categoría de base, midiendo aptitudes y performance principalmente con la Saveiro de Volkswagen y la Strada de Fiat.
Ya no es esa camioneta chica y ya dejó de ser cabina simple. Al sumarse a la nueva familia global de la marca, la flamante Montana adopta estructura GEM (Global Emerging Markets) tal como lo hacen Tracker — ahora también producida en Rosario- Onix y Onix Plus.
Y si bien podría decirse que todos son parientes, es con el SUV compacto con quien más lazos comparte. Es una ligazón que no se limita exclusivamente a lo estructural/mecánico (plataforma, motor y algunas piezas) sino que abarca al estilo y la dotación.
También hay un cambio de paradigma desde el plano conceptual y comunicacional, ya que desde la marca del moño se empeñan en reforzar la idea de que en esta nueva fase de vida el producto representa una evolución basada en un concienzudo estudio de lo que hoy ofrecen sus rivales (o potenciales competidores), para lograr un plus que la diferencie ante los ojos del cliente que está a mitad de camino entre el gusto por un Sport Utility y la posibilidad del extra de funcionalidad que aporta una caja de 874 litros de volumen, en los que pueden acomodarse hasta alrededor de 600 kilos.
Así las cosas, en teoría estaríamos ante la apertura de una nueva rama o aspiración dentro de esta categoría en la que participan Fiat Toro, Renault Oroch y Ford Maverick, y donde comparativamente este producto resigna algunos caballos de potencia, aunque intenta marcar cierta referencia en cuestiones como una experiencia a bordo más cercana a un SUV, tanto por ambiente interior general -puesto de conducción en particular- como por dotación de conectividad y confort, sin descuidar la seguridad.
Hasta acá los fundamentos desde la enunciación y las ambiciones de la compañía, pero para no quedarnos en fase teórica, viajamos a Brasil -país donde se produce- para conocerla y pasar a un plano más empírico. Si bien no estuvo la posibilidad de manejarla, el mano a mano sirvió como para tomar una real dimensión de lo que es el vehículo y la transformación que recibió.
Cuestión de tamaño y capacidad
Dejando atrás la cabina simple para pasar a una configuración de cuatro puertas, estiró su longitud hasta los 4,72 metros, con los que queda cercana a la Oroch que mide 4,70, y a mitad de camino entre las Fiat Strada y Toro, que ostentan 4,47 y 4,94 m respectivamente. Está más que claro que este aumento se aprecia a primera vista porque se la ve más robusta y mejor plantada que su antecesora, aunque también las ganancias están en lo que no se ve desde afuera, sino que se experimenta: el espacio interior.
Más allá de esto, no le sobra demasiado, de hecho, parece más ajustado que en Tracker, y aunque la marca asegure que “ofrece el mejor aprovechamiento de espacio para los ocupantes de la segunda fila en su segmento”, entendemos que no será un aspecto tan determinante en su favor.
En un claro guiño a la versatilidad, en el sector de carga está otro de los pilares del producto en base a las soluciones que puede incorporar como opcionales o accesorios para optimizar la organización y traslado de equipaje o cualquier elemento a llevar. Bajo la denominación “Multi-Flex”, además del muy útil cobertor plástico para protección de cualquier rayón o derrame, se puede instalar una lona marítima flexible o bien una placa rígida de accionamiento eléctrico, que se abre o cierra en cuestión de segundos.
La idea es ofrecer un compartimento bien aislado e impermeabilizado que cumpla la función de amplio baúl. Y la yapa corre por cuenta de la paleta de más de 20 accesorios, entre los que se destaca el “Multi-Board”, compuesto por separadores, bandejas y placas que pueden variar la organización de los espacios de carga, creando divisores o estantes que evitarán que los elementos queden sueltos y al mismo tiempo los oculta de miradas, además de protegerlos del sol, el polvo y el agua.
Si bien la chata tiene un perfil decididamente urbano, en este sector ofrece ítems propios de un utilitario orientado al trabajo, como los 8 ganchos de sujeción y la iluminación en ambos laterales. La puerta de la caja tiene destrabe por comando eléctrico y un sistema de alivio de peso que amortigua la acción de apertura.
Vida a bordo y estilo exterior
“Comodidad SUV” reza uno de los graphs del video promocional que la marca difundió a la prensa al momento de mostrar el habitáculo. Nos subimos para corroborarlo y lo primero a destacar es la agradable presentación general del ambiente, con vistosa combinación de superficies que entremezcla algunos plásticos rígidos, sectores “soft” (más acolchados), cuero ecológico con partes microperforadas y sendas costuras, algunas inserciones símil metal y una dosis de piano black, además de las curiosas figuras geométricas que cubren los parlantes de las puertas.
Se puede decir que la calidad en general no desentona en la media de producción regional. No fue difícil encontrar la posición de manejo a gusto por la anatomía de la butaca y el correcto ajuste en altura y profundidad de la columna de dirección.
La postura frente al volante (idéntico al de Tracker) es más bien alta. Ante la mirada, el nuevo instrumental, con distribución grafica ordenada y de tamaño razonable, apela a lo analógico (Toro tiene versiones con instrumental 100% digital), con cuadrantes de aguja para tacómetro y velocímetro, y un display central para la computadora de a bordo. Sin haber comprobado la insonorización, tanto de motor como de desplazamiento (rodadura y viento), la vida a bordo debería convencer a la mayoría de quienes pasen por el habitáculo.
Por fuera tiene ciertos rasgos que recuerdan el linaje de la familia a la cual pertenece. El doble juego de ópticas, con las superiores bien rasgadas y filosas para las luces de posición, integradas a la angosta parrilla con un listón cromado que encuentra continuidad en la enorme entrada de aire de aspecto octogonal, recuerdan bastante a Tracker.
De forma trapezoidal, las ópticas inferiores alojan las luces principales (Full LED en las versiones tope de gama) y las de giro. Las llantas de 17″, los rieles de techo, la barra tipo San Antonio y opcionales como los estribos o la leyenda Chevrolet en relieve del portón trasero, son algunos de los elementos destinados a animar la imagen. De acuerdo a la versión, la decoración tendrá diferentes matices en detalles oscurecidos o cromados.
Posicionamiento mecánico y de tracción
De Tracker también toma el motor 1.2 turbo que, en Brasil con mecánica Flex (con un porcentaje de etanol), rinde 133 CV y un torque máximo de 210 Nm.
Y es en este aspecto en el que queda por debajo de su competencia, ya que son 163 CV los que entrega el 1.3 en Oroch, 175 los de Toro, y lejanos 253 los que entrega el 2.0 de Maverick. Sin dudas, el producto de Ford es el que se ubica en el escalón más alto de este segmento, cuestión que lo corre del radar como rival directo. Se podrá asociar a una transmisión manual o automática, ambas de seis relaciones.
Otro punto que la diferencia es que no tiene ni tendrá versiones 4WD (tracción integral), algo que sí ofrecen todos sus contendientes. Más adelante posiblemente llegue otra motorización.
Dotación coherente y competitiva
Sin tener confirmada la configuración para nuestro mercado, a los concesionarios brasileños llega con un listado de confort ciertamente nutrido. Empezando por la llave inteligente y el arranque por botón, pasando por sensores de estacionamiento, cámara de retroceso, cargador inalámbrico de celular, Wi-Fi nativo (mejorado en alcance y velocidad), aire acondicionado digital y sistema de asistencia permanente OnStar con la app para gestionar ciertas funciones de modo remoto, entre otros.
Desde la mencionada pantalla multimedia táctil de 8″ se pueden hacer diversos ajustes, además de disfrutar el sistema de audio con conexión Bluetooth y asociación con Android Auto y Apple CarPlay. En la columna de ítems de seguridad figuran: seis airbags, controles de tracción y estabilidad, ganchos Isofix, alerta de colisión, asistente de frenado y alerta de punto ciego.
En la previa de largada
Tras una exitosa preventa, la Montana llegará oficialmente a los concesionarios brasileños en el mes de febrero y con una clara intención de pelear tanto con Strada (modelo más vendido del mercado del país vecino) como con Toro. El plan de la filial argentina de GM es lanzarla en la primera mitad de año, muy posiblemente entre junio y julio.
En líneas generales, como se vio, la marca del moño asegura que la camioneta es similar a un SUV tanto por vida a bordo, como por versatilidad. Luego de este primer encuentro se podría confirmar que hay una consistencia en estos aspectos. La conexión entre ambos segmentos a la hora del manejo se podrá corroborar al momento de tener un contacto, algo planeado por la automotriz para comienzos de 2023.
Al contrario de lo que Renault hizo con Oroch que, además de abandonar el nombre Duster empieza a buscar una independencia del SUV en términos más generales, Chevrolet responde con una estrategia en la que une a Montana con Tracker, en una clara intención de demostrar que se trata de una propuesta racional que combina lo mejor de esos dos mundos. Como siempre, el público será el responsable del veredicto.