Se analizó la naturaleza silenciosa de los autos y propone medidas para mitigar el riesgo
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La transición hacia los vehículos híbridos y eléctricos es celebrada por sus beneficios de cara a la lucha contra el cambio climático: reducen la contaminación atmosférica, disminuyen la dependencia de combustibles fósiles a nivel macro y prometen ciudades con menos contaminación acústica. Sin embargo, su naturaleza silenciosa podría plantear un desafío.
Según un estudio realizado por investigadores de la London School of Hygiene & Tropical Medicine (LSHTM) en Inglaterra, los peatones tienen el doble de probabilidades de ser atropellados por un auto eléctrico o híbrido que por uno de nafta o diésel.
Para la evaluación se analizaron las bases de datos de seguridad vial (STATS19) que incluyen a todos los informes de peatones lesionados por colisiones con autos o taxis en Gran Bretaña entre 2013 y 2017.
De acuerdo con los datos recavados, del total de los 96.285 peatones que fueron atropellados dentro de ese marco temporal, el 74% (71,666 peatones) fue atropellado por un vehículo con motor de combustión interna y el 2% (1652 peatones) fue golpeado por un vehículo híbrido o eléctrico.
En el 24% de los casos no se registró el tipo de propulsión de los vehículos involucrados.
Considerando que el porcentaje de vehículos con motores de combustión interna en circulación multiplica a aquellos con motorizaciones híbridas y eléctricas, los investigadores calcularon que la tasa anual promedio de peatones heridos por cada 100 millones de kilómetros fue de 3.21 para los vehículos híbridos y eléctricos y de 1.49 para los autos con motores de combustión interna.
Esta diferencia se acentuó en entornos urbanos, en donde las colisiones con vehículos híbridos y eléctricos fueron 2.5 veces más probables que con vehículos tradicionales.
Publicada también en Journal of Epidemiology and Community Health, la investigación sugiere que los autos con motores eléctricos suponen un mayor riesgo para los peatones porque, al ser más silenciosos, los peatones no los escuchan acercarse.
Esta característica, que es una ventaja en términos de reducción de contaminación acústica, se convierte en un riesgo en entornos con multiplicidad de estímulos sonoros, en los que los peatones pueden no llegar a reaccionar a tiempo.
“Considerando los efectos perjudiciales de la contaminación del aire por los autos con motores de combustión interna, en general, podemos decir que los autos eléctricos son casi con toda seguridad mejores para nuestra salud”, reflexionó Phil Edwards, profesor de Epidemiología y Estadísticas en la LSHTM y autor principal del artículo. “Sin embargo, nuestra investigación muestra que se necesitan tomar más medidas para reducir el riesgo que representan para los peatones, particularmente en entornos urbanos ruidosos”.
Qué se está haciendo al respecto
Para abordar este problema, Edwards propone campañas de información pública, así como la implementación de tecnologías como el frenado autónomo de emergencia como parte del nuevo estándar.
El académico refiere a la campaña educativa de “Stop, Look, Listen, Think” (Pará, mirá, escuchá, pensá en español), que el gobierno del Reino Unido promovió durante muchos años, y a la del uso del cinturón de seguridad.
Para tener como referencia a algunos ejemplos concretos ya activos, en Estados Unidos, para reducir las lesiones de peatones, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Calles (NHTSA) implementó una normativa que exige que los vehículos híbridos y eléctricos producidos a partir del 2019 tienen que emitir un ruido artificial a velocidades inferiores a 30 km/h.
En la misma línea, la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas (UNECE) adoptó una regulación que requiere la instalación de Sistemas de Alerta Acústica para Vehículos (AVAS) en autos eléctricos e híbridos. Estos sistemas emiten sonidos específicos cuando los vehículos están en movimiento a bajas velocidades, con el fin objetivo de que los peatones puedan percibir su presencia.
“La naturaleza silenciosa de los autos eléctricos representa un nuevo desafío para la seguridad vial, y debemos tomar medidas para proteger a los usuarios vulnerables”, concluyó Siobhan Moore, coautora del artículo y quien trabajó en la investigación como estudiante de MSc en Salud Pública en LSHTM. “Garantizar la seguridad de los peatones tiene que ser una prioridad mientras naveguemos la transición hacia los vehículos eléctricos”.
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