Tras dos semanas parada, General Motors reactiva la producción en su planta

General Motors confirmó esta tarde la reactivación de la producción en su planta en Alvear, provincia de Santa Fe, tras haber frenado la operación el jueves 10 de octubre como consecuencia de la dificultad de ingresar unidades importadas al país. A través de un comunicado de prensa, la automotriz explicó que retomará la normal actividad el lunes 30 de octubre.

“General Motors Argentina informa que ha logrado avances parciales con sus proveedores cuyos pagos al exterior siguen demorados. No obstante, la compañía está en condiciones de retomar la producción industrial en su planta de Alvear, provincia de Santa Fe, a partir del próximo 30 de octubre. General Motors reitera su compromiso con el crecimiento económico e industrial con valor agregado para el país”, señalaron.

El problema se acarreaba hace tiempo. En Argentina, General Motors produce tanto el Chevrolet Tracker, su SUV del segmento B, y el Cruze, el cual se anunció el cese de su fabricación para finales de este año. Como parte de un plan anunciado en septiembre de 2022, la producción principal de esta planta estará enfocada en el ya mencionado Tracker, el cual se exporta a Brasil y Colombia y recibió una inversión de US$300 millones para su desarrollo en nuestro país.

A raíz de ese monto, se logró escalar los volúmenes de producción anuales pasando de 80.000 a 110.000 unidades. Sin embargo, el conflicto que se vive en la industria hace varios meses provocó que la automotriz cesara la producción en su planta y pusiera en pausa las líneas de montaje de estos dos modelos. La raíz de esta complicación deviene de la dificultad para importar autopartes y vehículos, producto del sistema SIRA, el cual ya de por sí presenta demoras en su autorización y, porque cuando llega el momento de pagar la mercadería, los plazos que determina este sistema para la liberación de dólares van de 90 a 180 días.

Tanto terminales como autopartistas vienen altertando que los proveedores del exterior formularon advertencias crecientes por los plazos determinados por las SIRA y en el sector se temía que los faltantes llegaran a estas consecuencias hacía tiempo. Sin ir más lejos, casos como el de Renault y Nissan resonaron en su momento cuando detuvieron la fabricación de las pick ups Alaskan y Frontier por faltantes de parabrisas. En otras ocasiones, para no llegar a las paradas totales o “microparadas”, se sacan de la línea de producción las unidades con alguna parte menos -como microchips, por ejemplo- y luego se completan cuando reciben la pieza.

En cuanto a General Motors, que durante los últimos días había comunicado que no tenía novedades en torno al regreso a la producción, advirtieron ahora que hay “avances parciales” con sus proveedores. Es decir, tal como lo comentaron en su comunicado, “los pagos al exterior siguen demorados”. Si bien se retoma la actividad económica, la situación macro lejos está de haberse solucionado. Según estimaciones, la deuda comercial por importaciones llegará a un récord de US$43.097 millones a fin de año; de esa cifra, las automotrices tienen US$6130 millones.

“El sector automotriz argentino fue uno de los sectores económicos más golpeados por la política implementada de postergar los pagos a las importaciones. Hata 2021, el 10,6% de la deuda [comercial total] correspondía a esta industria. Los útimos datos oficiales muestran que ese ratio se amplió hasta el 14,6% en el primer trimestre de 2023 y se estima que se mantendrá en torno del 14,2% hacia fin de año”, comentaron a LA NACION Andrés Civetta y Naguel Serrao, consultores de Abeceb.

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