En una entrevista con LA NACION, Gustavo Salinas, presidente de la automotriz japonesa desde este año, habló sobre el nuevo modelo que podría hacer en el país, el futuro de la Hilux y cuánto tiempo le queda al Etios; las novedades para 2023 y los cambios en la planta para fabricar en tres turnos
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Entró a Toyota casi en el minuto uno de la operación argentina, en 1996, como responsable de desarrollar la red de concesionarios y bajar la línea de la relación con el cliente que la marca pretendía establecer en el país. Hoy, 26 años después, es presidente de la filial local y acaba de anunciar un hito para la empresa japonesa: a partir de mediados de enero producirá en tres turnos en la planta de Zárate (las 24 horas) para alcanzar la cifra récord de 182.000 unidades anuales de la pickup Hilux y el SUV SW4, el mayor número que haya fabricado una automotriz en la Argentina. Gustavo Salinas asumió como número uno de Toyota en mayo último, en reemplazo de Daniel Herrero, histórico presidente durante 12 años de la compañía que consiguió, entre otros hitos, el anterior punto máximo de producción y el liderazgo en el mercado local por primera vez en 2021. Salinas tomó el volante con los desafíos de consolidar la posición de la marca y acelerar su transformación hacia una empresa de soluciones de movilidad, en medio del cambio de paradigma –la electrificación- que envuelve a la industria en todo el mundo.
El ejecutivo recibió a LA NACION para una entrevista uno a uno en el concesionario Lexus –la marca premium de Toyota- de Recoleta, sobre Avenida del Libertador. Habló sobre las metas para 2023, los lanzamientos que prepara para el año próximo, el futuro de modelos como el Etios y la nueva generación de la pickup Hilux híbrida, entre otros temas.
- Se concretó finalmente el anuncio del tercer turno de producción, algo de lo que se venía hablando hace varios meses. ¿Cuáles fueron los factores que pesaron en la evaluación y se destrabaron para el anuncio en este momento?
- Lo más importante en una decisión de esta naturaleza es tomarla en función de la demanda que uno espera tener, y veníamos observando una demanda creciente en América Latina. El mundo está convulsionado, las economías de la región y la política están en un proceso de cambio también, pero lo primero que hacemos es confirmar la expectativa de demanda. En octubre y noviembre confirmamos que la demanda sigue, más allá de los cambios políticos en Brasil, y entendemos que hay una expectativa positiva en América Latina para nuestros productos. Después está la organización interna, ya tenemos la gente capacitada y trabajamos con el sindicato para organizar el tercer turno de producción. Y luego, claro, fuimos siguiendo las medidas del Gobierno para ver cómo podía operar la industria y asegurarnos de que la puesta en marcha del tercer turno pudiera fluir normalmente. Juntando todos esos factores, llegamos a la decisión de avanzar en el tercer turno a partir de la segunda quincena de enero.
- La inversión para ampliar la capacidad de la planta será de US$60 millones, ¿no?
- Sí, alrededor de US$60 millones. Estamos trabajando contrarreloj para adecuar muchas cosas dentro de la planta en equipamiento e instalaciones. Para los proveedores también es un cambio, muchos tienen que pasar a trabajar tres turnos. Tuvimos que hacer en un sector desocupado una nueva área de estacionamiento para empleados porque el tercer turno nos exige una logística muy aceitada de ingreso y egreso de la gente.
- El sector sufrió y sigue sufriendo faltantes de insumos, con los microchips en primer lugar. ¿Hasta qué punto es una preocupación para el año próximo?
- Te diría que sigue siendo un interrogante para la industria automotriz a nivel global. El sector todavía no logró los niveles pre pandemia. En el caso de Toyota, hemos sufrido menos que otras marcas, porque la planificación japonesa nos hace estar muy atentos a lo que vamos pidiendo. Pero igual podemos sufrir inconvenientes. De hecho, los tuvimos durante este año y los resolvimos a tiempo, completando algún vehículo luego de la salida de la línea. De cara al año próximo, haremos lo que hemos hecho hasta ahora: estar muy en comunicación con todos nuestros proveedores para pedirles que nos anticipen cualquier tipo de inconveniente que puedan tener para tomar las medidas a tiempo.
- Mencionó las medidas del Gobierno. ¿Está garantizado el punto de los plazos para la importación a través del sistema SIRA? ¿Los proveedores podrán pagar a 60 días en vez de a 180, como reclamó el sector?
- El Gobierno dio un mensaje muy claro de priorizar la producción, y en ese sentido estableció una regla que modifica los 180 días a un plazo más razonable tanto para proveedores como para nosotros en la compra de autopartes. Entiendo que esto va a permitir la disponibilidad de piezas de acuerdo a los planes vigentes. Eso pesó también en nuestra decisión de crecer en volumen. De parte de Toyota, tenemos un nivel de exportaciones muy alto y una contribución a la balanza comercial significativa, de ahí que nos volvimos a unir sindicato, empresa y gobierno en un objetivo común, que es producir más, generar más empleo y exportar más. Con ese entendimiento común, entiendo que las cosas deberían caminar en forma normal.
- La proyección, según difundieron, es exportar por US$4000 millones en 2023. ¿El porcentaje de la producción a exportar seguirá en el 80%?
- Te diría que un poco más. Estamos exportando ahora el 83% de la producción. Tenemos una proyección de una balanza comercial favorable de US$750 millones para 2023.
- ¿Exportar pickups a México, que hoy se abastece de la planta de Toyota de Tailandia, sigue siendo un objetivo de mediano plazo?
- Sí, no está en el plan para el año que viene, pero es un mercado muy atractivo y seguimos trabajando para abastecerlo en algún momento. Hoy, ni siquiera con los tres turnos podríamos hacerlo, puede llegar a ser un volumen de 20.000 unidades (anuales).
- ¿Y un nuevo modelo para Zárate, como el utilitario Hiace? ¿La ampliación de los tres turnos contempla esa posibilidad también?
- En este caso, la decisión del tercer turno no tiene que ver con sumar un nuevo modelo. La idea es llevar Hilux y SW4 a lo que creemos es la demanda máxima sostenible. Si vemos la historia de Toyota en estos 25 años en la Argentina, siempre fue un crecimiento sustentable y constante. Pero mirando el mediano y largo plazo, tenemos que apuntar a tener otro modelo de producción local. En eso estamos trabajando, siguiendo la misma lógica: dónde está la demanda, qué modelo puede ser, dónde creemos que puede haber sustentabilidad a futuro. Seguimos trabajando y esperamos poder anunciar ese segundo modelo, bajo la lógica de que Brasil está concentrado en vehículos de pasajeros y la Argentina en vehículos comerciales.
La Hilux híbrida, ¿cerca o lejos?
- Siguiendo con esa línea, ¿la próxima generación de la Hilux sí o sí será híbrida? ¿Cómo ve la velocidad del proceso de electrificación en la región?
- Más que híbrida o eléctrica, Toyota tiene una política de electrificación. Hoy la industria discute en el mundo las distintas tecnologías, y nosotros creemos que no hay una respuesta única para cada región o mercado. Toyota anunció que cada modelo tendrá su alternativa electrificada y eso debería ocurrir también para Hilux. Hoy no tenemos definido si será híbrida, híbrida enchufable, eléctrica, se están explorando las posibilidades atendiendo a las necesidades del usuario y qué tecnología le puede llegar a generar valor al cliente. El uso de una pickup es diferente en Europa o en Asia de lo que puede ser Latinoamérica. Lo que está muy claro es que el camino de la electrificación va a llegar, y nosotros estaremos participando con un desarrollo local.
- ¿Pero la próxima generación de la Hilux deberá incluir alguna de esas alternativas o no necesariamente? En Tailandia acaban de presentar un prototipo de Hilux eléctrica…
- Lo de Tailandia es un prototipo, un primer paso. La matriz energética, las decisiones de los gobiernos, van cambiando rápidamente. Va a depender mucho de los tiempos. Lo que está claro es el camino, lo que todavía es incierto son los tiempos. Y ahí la respuesta va a estar apenas esté la demanda. Es muy difícil pensarlo a la inversa, que vamos a generar un proyecto de electrificación para ver después si está la demanda. Por eso es muy importante ir desarrollando el mercado de a poco, que el país pueda tener vehículos electrificados -aunque son más costosos- para medir la demanda y el tipo de uso de los clientes, a fin de acompañar luego con un proyecto de desarrollo. El mercado de electrificación todavía es chico, llega al 2%, pero nos sirve para comprobar algunas conductas, como que el cliente, cuando prueba un electrificado, no quiere volver a un motor convencional, por condiciones de manejo, conciencia ecológica, consumo y otras razones. Pero una cosa es un vehículo electrificado para usar ciertos kilómetros y otra un vehículo de trabajo. Eso es lo que estamos estudiando. Volviendo a la pregunta, sí estamos analizando (la Hilux electrificada) globalmente y en la región. Los tiempos los dictará el desarrollo de la región.
- Por infraestructura, América Latina viene atrás, claramente…
- Es difícil pensar que en el corto plazo vayamos a tener una infraestructura que permita manejar un vehículo electrificado por todos los países. Hoy hay que definir cuál será la política energética en cada país, la infraestructura existente y después ver si los clientes están dispuestos a comprarlos (los autos electrificados) o si siguen pensando en el caso de las pickups que un vehículo diésel es más confiable y mantiene el valor de reventa. Son esos tres factores los que estamos monitoreando.
Sigue el Etios (por ahora)
- En cuanto a novedades para 2023, la primera pregunta es por el Etios, que se sigue fabricando en Brasil, pero solo para la Argentina. ¿Está cerca de ser discontinuado? ¿Ya están trabajando en el reemplazo?
- El Etios no se fabrica solo para la Argentina, también para Perú. Voy a dar una respuesta bien concreta: este año vamos a vender unos 20.000 Etios en el mercado local, y para el año que viene prevemos vender otros 20.000 Etios. Esa es la situación por lo menos para 2023.
- El Corolla tendrá un restyling de media vida que le debería llegar en 2023 al modelo que se hace en Brasil. ¿Se adoptarán los cambios que ya se vieron para Europa?
- Para 2023 están previstas mejoras con el Model Year 23, pero no podría decir que lo que ocurrirá en 2023 será un restyling. No me atrevería a llamarlo un restyling.
- El segmento de las pickups está en auge y hay varias marcas competidoras que lanzaron ya sus modelos compactos. ¿Toyota planea entrar a la categoría en el corto plazo con un producto?
- Siempre está en estudio. Confirmando la demanda, siempre vamos a ser un jugador en cada segmento. Tiempo atrás teníamos solo la Hilux y fuimos avanzando hasta tener presencia en todos los segmentos, incluido el de lujo con Lexus. Lo estamos estudiando y es una posibilidad.
- ¿Y en el segmento de las pickups más grandes, las full size? ¿Podrían importar un producto de Estados Unidos, como la Tundra?
- Es un segmento más chico y lo estamos viendo también, pero en la importación estamos siendo cuidadosos para priorizar en la operación los modelos regionales y asegurar la balanza comercial positiva. Pero no descartamos en algún momento completar la línea de pickups.
- Está en Toyota hace más de 25 años y trabajó dos años en Japón, entre 2016 y 2018. ¿Qué le aportó esa experiencia en la casa matriz?
- En Japón tuve la responsabilidad de trabajar en proyectos vinculados con Latinoamérica, y me tocó planificar los modelos electrificados que íbamos a introducir en la región, como el Corolla y el Corolla Cross.
- El Corolla Cross tiene hoy una alta demanda, con espera de meses…
- Sí, tuvo un éxito que no voy a decir que no esperábamos, pero sí hay una demanda que ha excedido lo que teníamos previsto. La planta de Brasil (de Sorocaba) donde se produce está trabajando también a tres turnos, con lo que no hay factibilidad de poder incrementar ese volumen por el nivel de demanda que tiene en América Latina.
- ¿Y volviendo a Japón?
- Habiendo trabajado tantos años en Toyota ya tenía parte de la cultura incorporada. Pero cuando se vive allá en el día a día, la vivencia permite entender muchas cosas e internalizar experiencias. No hay que ser idealistas y pensar que hay países en los que está todo bien y otros en los que no, cada uno tiene sus ventajas y sus desventajas. En el caso de Japón, el orden, la disciplina, el respeto, el saber vivir colectivamente y que en forma ordenada se puede ser más productivo y disfrutar más de las cosas es lo que rescato. Una de las cosas que más me impresionó fue el orgullo que cada persona siente por su trabajo y el valor que le da, independientemente de lo que esté haciendo. Caminaba por la planta y veía el esmero y el cuidado que le ponían todos, desde el operario hasta el de seguridad o el de limpieza. Cada uno siente que tiene un rol determinante para contribuir al resultado. Ese sentido colectivo es muy valorable para nosotros, que somos más individualistas y creemos más en los éxitos personales. Pero te das cuenta de que es muy difícil el éxito si no hay un sentimiento colectivo que vaya detrás de un objetivo.
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