La disciplina agrupa únicamente a 11 pilotos en todo el país y ella forma parte del equipo de su papá; el sueño de estar detrás del volante y las condiciones que necesita para lograrlo
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Aylén Lescano tiene 24 años y desde chica está ligada a la vida marítima. Cuando nació, su familia vivía en un barco y su papá empezó a competir en una disciplina de carreras acuáticas poco vista en el mundo. El tiempo la llevó a vivir en Japón, estudiar Ciencias Sociales y llevar adelante un emprendimiento familiar de construcción de motorhomes. Vivió en un galpón, salió en televisión y se volvió influencer. Pero su sueño sigue latente. Hoy, por más que hayan habido algunas dificultades, está cada día más cerca de cumplirlo.
Luis “Gigi” Lescano fue subcampeón mundial a principios de los 2000, pero la competencia era poco atractiva para el público. Las grandes distancias que recorrían los pilotos de Powerboats impedían a los espectadores verlos todo el tiempo. A la larga, el interés se perdía. Fue por eso que él junto a un socio decidió darle una vuelta de tuerca a la disciplina. La premisa, recorridos más cortos, un piloto por lancha y la posibilidad de que la gente no le pierda la vista en ningún momento del circuito.
Él fue quien diseñó una matriz para poder construir esas mega lanchas con las que se compiten. Pero un incendio en el astillero donde se había guardado los dejó a la deriva. Hoy, solo existen entre diez y once powerboats en la Argentina y no se puede construir más, a menos que se diseñe otra matriz y se fabriquen de vuelta.
Mientras todo eso ocurría, Aylén crecía. Vivía en el barco, aunque le daba vergüenza contarle a sus compañeros de jardín, viajaba con su papá para verlo competir en lagos y diques y se iba sumergiendo cada vez más en el universo de la navegación. Estudió, vivió en Oriente y, claro, se instruyó para estar junto a su papá en las competencias. “Siempre viví como quise”, le explicó a LA NACION. Y esa fue una premisa que llevó a todos los ámbitos de su vida. “No me importa lo que piensen los demás”, sintetizó.
Quedan dudas, claro, de qué son los Powerboats. En resumidas cuentas, son lanchas de aproximadamente siete metros de largo, que van a 140km/h y compiten en una carrera en un circuito cerrado. La categoría F1 Powerboats es única en la región -de la que Gigi es subcampeón mundial tiene otras características- y si bien el objetivo es ampliar su alcance, se limita a la Argentina. Solo existen 11 competidores en todo el país y los equipos son solo de hombres... excepto uno.
“Ser hombre o ser mujer no cambia nada”
Aylén siempre quiso competir, pero no es fácil. Más allá de las barreras que la organización puso para que ella, siendo mujer, entre, hay una cuestión práctica. No cualquiera puede sumarse a esta disciplina ya que solo el hecho de probar y practicar sobre la lancha requiere la presencia de botes de seguridad y ambulancias. “Es un deporte muy riesgoso. Por momentos es como manejar a ciegas por la cantidad de agua que salpica, tenés que tener mucha fuerza de hombros y brazos para darle dirección y también es bastante caro”, explicó ella.
Pero con las facilidades de tener a un piloto en la familia, Aylén solo necesitaba la aprobación de la directiva para poder sumarse al equipo de Luis. “Desde chiquita dije que iba a ser la primera piloto mujer pero eran [los organizadores] muy recelosos a la idea de que una mujer se metiera [en el ambiente]. Cuando me dieron la oportunidad, se dieron cuenta de que podía, me felicitaron y quedé como asistente de mi papá”, contó.
Ella hoy es asistente de marina de Gigi. La única mujer en toda la competencia y espera convertirse en piloto cuando la oportunidad se de. Se encarga, desde tierra, en asistir a su piloto en todo momento. Y si bien tuvo la resistencia de su padre en los inicios de esta aventura, logró que él la apoyara para sumarse de manera oficial a su equipo. “Espero que no haya más resistencia al respecto, pero si la hay, lo lamento pero voy a seguir intentando. Yo en mi laburo desafío estereotipos de género todo el tiempo y hago las cosas por gusto. Si el día de mañana no lo puedo hacer va a ser por mis capacidades, no por ser mujer”, comentó.
Los desafíos de ser piloto en una disciplina desconocida
Son pocos y la matriz no existe. Es decir, si se quisiera fabricar una lancha nueva, habría que invertir millones de dólares. Por eso quedan 11 y solo 11. La organización de F1 Powerboats alienta a la continuidad de este deporte, motivo por el cual solo permiten la venta de una de estas lanchas si está destinada a nuevos competidores. La idea es que no junten polvo en un astillero sino que se sigan usando. Básicamente, para que un piloto se sume, se tiene que bajar otro. Y esa es la oportunidad que espera Aylén.
La disciplina es similar al automovilismo. Se juega primero una clasificación por tiempo, después dos series con los pilotos divididos en grupos y finalmente, valga la redundancia, la final donde compiten todos juntos en un circuito al que le dan entre 15 y 18 vueltas. No hay premios para el ganador y las competencias se realizan a lo largo de todo el año, sumando los puntos al final de la temporada. Esperan, según contó Aylén, poder ampliar y sacar un rédito económico para el futuro.
Lo que se necesita para competir, además de que se abra una vacante, es ser timonel de yate motor, tener conocimientos de mecánica, nudos y la disponibilidad de viajar así como trasladar la lancha. Se compite en Campana, Tucumán, Santiago Del Estero y cualquier lugar que tenga un lago, dique, laguna o espacios propicios para la navegación. Las edades son variadas y dentro de los equipos hay gente de entre 20 y 60 años.
Un emprendimiento en paralelo y la fama inesperada
Ella es la tercera de cuatro hermanos y un día, entre estudios, pandemia, botes y lanchas, se encontró ayudando a su papá a construir un motorhome. Esa es su historia más conocida, la que la catapultó a la fama en redes sociales y a ser contactada por canales de televisión. En medio de un boom por el viaje en motorhome y la vanlife, ella y su papá encontraron otra cosa a la que volcarse juntos. Esta vez, no un deporte sino un negocio.
Mano a mano, arman motorhomes desde cero. Los clientes acercan furgones, camionetas y colectivos y ellos los camperizan y venden. Gigimotorhomes no es solo el sponsor de su powerboat sino que es su forma de vida. Hace unos meses, compraron su primer galpón de casi 1000m² después de haber alquilado por muchos años y ella, con la misma ambición que la hizo entrar al mundo de las lanchas, se para adelante de su papá y afirma: “Vas a ver que en algún momento vamos a ser conocidos en toda la Argentina”. Y van por buen camino.