La versión V6 de la pickup mediana se actualizó en diseño y agregó algunos elementos de confort y seguridad, pero conserva intactas la mecánica más poderosa y el mejor andar del segmento
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Para Volkswagen, el lanzamiento de la nueva Amarok representa su apuesta más importante del año. No solo porque es el vehículo más vendido de la marca a nivel local, sino porque es la segunda pickup más patentada de la Argentina, y también porque viene acompañada de bastante polémica (por aquello de que en el mundo ya se ofrece una segunda generación y aquí, el país donde fue presentada a nivel global en 2010, llega con el segundo restyling de la primera).
Con una cartera compuesta por 10 versiones (por el momento solo hay seis disponibles, las cuatro restantes llegarán el mes próximo), tuvimos la oportunidad de evaluar la V6 Highline, que se ubica en el medio de la gama alta.
Creció en largo (pasó de 5,254 a 5,35 m) y en alto (aumentó 2 cm hasta 1,85 m) y mantiene el mismo ancho y distancia entre ejes. Esos 10 cm adicionales están todos en el frontal, ya que el voladizo es ahora más amplio, a lo que suma nuevo capot con nervaduras más marcadas, una parrilla más estilizada y del tipo partida, renovadas ópticas (con luces en LED) y como detalle saliente estrena la tira de led que une los faros delanteros. Es como que se ataosizó, o sea, que adoptó la fisonomía de la marca que ya se ve en otros modelos como Taos o Saveiro.
- Largo: 5,35 m
- Ancho sin/con espejos: 1,954/2,228 m
- Alto: 1,859 m
- Distancia entre ejes: 3,097 m
- Capacidad de carga: 375 L
- Capacidad del tanque: 80 L
- Despeje: 236 mm
- Ángulo de entrada: 26,6°
- Ángulo de salida: 20,1°
- Ángulo ventral: 23,1°
- Capacidad de vadeo: 500 mm
- Neumáticos: 255/50 R20″
- Peso orden de marcha: 2221 kg
Lateralmente es la misma, pero con un diseño de llantas exclusivo (en este caso de 20″ con neumáticos 255/50) y flamantes barra de San Antonio y estribos (ambos en cromado). Atrás es donde a mi criterio ganó más personalidad, con el Amarok aplicado sobre el portón y debajo del gran logo de la marca, y donde los faros (con el mismo dibujo) fueron oscurecidos. La caja tiene un Bedliner (cobertura protectora de plástico rugoso) y la capacidad en esta versión es de 699 kg.
No es la más linda ni la más moderna (a nivel estético siguen encabezando mi ranking personal la Nissan Frontier o la Mitsubishi L200) pero tampoco desentona.
¿Qué hay de nuevo en el interior? La disposición y el espacio son idénticos a la versión anterior (cuatro adultos viajan muy cómodos), pero sí incorpora algunos ítems novedosos, como la nueva pantalla táctil de 9″ para operar el sistema multimedia Composition Touch (compatible con Android Auto y Apple CarPlay), y el Safer Tag, una especie de reloj que se ubica en medio de la batea portaobjetos que está sobre el torpedo, y desde el cual se pueden ver los ADAS: alerta de cambio involuntario de carril, advertencia de colisión frontal y cruce de peatones, monitoreo de tráfico e indicador de velocidad máxima. Hay también una buena dotación de confort, con algunos puntos salientes como butacas delanteras con calefacción y ajuste lumbar (la del conductor tiene regulación eléctrica), climatizador automático bizona, control de velocidad crucero, cámara de retroceso, sensores de estacionamiento delanteros y traseros, limpia parabrisas automático con sensor de lluvia y espejos exteriores con desempañador, entre otros.
Entonces, surge una pregunta ineludible: ¿estamos ante una nueva Amarok? La respuesta es no. Tiene apenas algunos retoques estéticos y el agregado de equipamiento, pero con la expectativa que se había generado queda una sensación de “gusto a poco”, más teniendo en cuenta que sus rivales directos hicieron actualizaciones muy profundas y que en algunos meses se sumarán más competidores.
Sigue siendo la mejor
Seguramente, al amarokista fiel o al pickupero en general (como define el CEO de la terminal alemana, Marcellus Puig, a los amantes de las chatas) poco le influyan en su decisión de compra, porque lo que buscan, precisamente, no pasa por la facha sino por lo que no se ve, o sea, lo que está debajo del capot. Y en esto, claro, esta Amarok tiene una amplia ventaja por sobre el resto de sus competidores, ya que ofrece la mecánica más poderosa entre las medianas convencionales (no se incluyen las versiones tipo deportivas): el conocido bloque diésel V6 , 24 válvulas y 3.0 L de cilindrada con inyección directa Common-Rail, turbocompresor de geometría variable e intercooler, que genera 258 CV a 4000 rpm y 580 Nm (59,1 kgm) de par de 1400 a 3.000 rpm, asociado a una transmisión automática ZF de 8 relaciones con convertidor de par y tracción integral permanente 4Motion (con diferencial Torsen central).
Está claro que le sobra potencia y torque para exigirla en cualquier condición, y como si los 258 CV no alcanzaran, cuando se la acelera a fondo entre los 50 y 140 km/h se activa la función Overboost que entrega 14 CV extra durante 10 segundos, como para no dudar en hacer sobrepasos complicados. Si se desarrolla una conducción tranquila, hay que destacar que a 130 km/h constantes el motor funciona muy relajado (2100 rpm) y que en tránsito no pasa de las 1500 rpm.
Siguiendo en el tren de elogiar virtudes, hay que meterse referirse a los números. Y ahí encontramos que respecto de la performance llega a 100 km/h desde 0 en 8 segundos, recupera de 80 a 120 km/h en 5,7 segundos y alcanza una velocidad máxima de 205 km/h, números más que destacables para una chata de poco más de 2200 kg. Claro que esto tiene su contrapartida en los consumos, ya que tuvimos mediciones promedio de 10,2 L/100 km en uso mixto (si se la pisa, estos valores se disparan por encima de los 15 L/100 km).
- Motor: turbodiésel
- Cilindros: 6 en V
- Válvulas: 24
- Cilindrada: 2967 cc
- Potencia: 258 CV a 4000 rpm
- Par: 58,6 kgm a 1400 a 3000 rpm
- Caja: automática de 8 marchas
- Tracción: integral
Y ahora vienen los otros dos puntos más importantes que llevaron a que la Amarok sea un verdadero éxito de ventas: su comportamiento y andar, ya que sigue siendo la pickup mediana con mejor dinámica y confort de marcha de las que se producen a nivel regional (la única que podría igualarla es la relegada Chevrolet S10). No por nada, es la más elegida por quienes optan por una camioneta para viajar y moverse en el día a día y no para castigarla en el trabajo duro.
En el primero de los puntos, tiene una estabilidad y un aplomo envidiables (gracias a su chasis, que es el mejor del segmento, el ancho de trochas y a la correcta distribución de los pesos) aún tomando curvas a gran velocidad.
En calles o ruta es una delicia manejarla: silenciosa, mullida, suave, de gran maniobrabilidad. Se desempeña muy bien en el fuera de pista, donde las suspensiones absorben de manera impecable las irregularidades del terreno y donde la tracción integral hace que se defienda muy bien. Además, la posición de manejo es excelente debido a las múltiples regulaciones del asiento y la columna de dirección, lo mismo que la visibilidad al exterior.
Además, frena bien y dobla más que bien (los discos no se fatigan y la asistencia hidráulica de la dirección es precisa y directa). Y si a eso le añadimos un pack de elementos de seguridad muy amplio (entre otros detalles, agregó 2 airbags de serie para llegar a 6) y que la estructura recibió refuerzos estructurales en la zona de las puertas), está claro que esas cualidades siguen intactas.
El precio de esta Amarok V6 Highline es de $62.616.500.
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