Cómo anda y qué trae la Nissan Frontier Platinum

La Nissan Frontier fue lanzada en nuestro país en 2009, primero importada desde Tailandia (con el nombre de NP300) y después desde México. Cuando en 2018 comenzó a producirse en la planta que la empresa comparte con Renault en Santa Isabel, Córdoba, el objetivo era claro: poder competir con mejores herramientas en un segmento en el que los jugadores tenían una mucha historia y reputación. Le sentó bien el cambio de origen, porque a partir de ahí fue instalándose en el mercado hasta ocupar el cuarto puesto en las preferencias; y como si fuera poco, a fines del mes último llegó a las 100.000 unidades fabricadas a nivel local y está cada vez más presente en otras plazas de la región (se exporta a varios países de América Latina).

Renovada en 2022 y mientras se espera para la nueva generación para 2025 o 2026, actualmente su cartera se compone de 10 variantes (desde las de trabajo S hasta la tope de gama Pro-4X), dentro de la cual se ubica la Platinum 4x4 AT que fue la que pudimos evaluar.

• Largo: 5,26 m
• Ancho: 1,85 m
• Alto: 1,86 m
• Distancia entre ejes: 3,15 m
• Despeje: 247,4 mm
• Capacidad de vadeo: 840 mm
• Capacidad del tanque: 80 L
• Capacidad carga total: 1032 kg
• Capacidad de remolque: 750/3500 kg
• Neumáticos: 255/65 R17″
• Peso orden marcha: 2175 kg

Hay que admitir que la Frontier luce una de las estéticas más atractivas de todas. Esto se relaciona con el lenguaje de diseño Emotional Geometry Design de la marca y que, precisamente, busca apelar a las emociones que puede transmitir. Entonces, lo que de entrada llama la atención es el frente voluminoso y agresivo en el que destaca la parrilla alta y negra que está rodeada por un grueso marco cromado, el zócalo de la toma de aire bien bajo y con un aplique metalizado y las ópticas afiladas (con cuatro proyectores en LED cada una). Luego, sobresale por la silueta robusta, que se estiliza debido a las barras de techo en metal opaco (detalle que comparte con los estribos laterales) y los espejos en color carrocería. Atrás sigue el escalón debajo del paragolpes para subir con más comodidad a la caja (recubierta con plástico protector, ganchos de amarre y muescas para colocar el divisor plástico) y el portón cuenta con una barra para alivianar su apertura y cierre.

Puertas adentro, encontramos la clásica distribución a la que nos tiene acostumbrados esta camioneta: el espacio es suficiente para que cuatro adultos viajen cómodos (la plaza central trasera es reducida), la calidad de terminaciones y materiales es más que correcta y el equipamiento es completo: pantalla táctil para el sistema multimedia de 8″ compatible Android Auto y Apple Carplay mediante Bluetooth o USB, techo panorámico eléctrico, tapizados en cuero ecológico, espejos exteriores con desempañador, butacas delanteras con calefacción (la del conductor dispone de regulación eléctrica), climatizador bizona, monitor inteligente de visión periférica con detección de objetos en movimiento operado por una cámara 360°, control de velocidad crucero, sensores de estacionamiento traseros y más.

En lo que hace a seguridad cuenta con 6 airbags, anclajes Isofix, frenos con ABS y EBD, asistente de frenado de emergencia, controles de tracción y estabilidad, asistente de arranque en pendiente, monitor de presión de neumáticos, control de balanceo de tráiler y diferencial de deslizamiento limitado, etcétera.

Le queda muy bien

La Frontier argentina ofrece dos alternativas mecánicas: una con el motor turbo diésel de 2.3 L de cilindrada, 4 cilindros en línea L, 16 válvulas, 160 CV a 3750 rpm y 41 kgm de par desde las 1500 rpm y la otra es la que lleva esta variante, que es el mismo bloque pero con doble turbo e inyección directa y sistema Common Rail, y que genera 190 CV a 3750 rpm y 45,9 kgm de par entre las 1500 y las 2500 rpm, asociado a una transmisión automática de 7 marchas y tracción es 4x4 con reductora. Además de la doble tracción, permite seleccionar entre cuatro modos de manejo prestablecidos: Normal, Remolque, Sport y Off-Road.

• Varias veces hemos ponderado las virtudes de este conjunto que aparece en las versiones más equipadas de esta chata, ya que no solo es austero en el consumo de combustible (gasta unos 11,5 L/100 km en ciudad y 9,2 L/100 km en autopista a 130 km/h) sino que el impulsor hace gala de una equilibrada combinación de potencia y torque como para afrontar cualquier camino sin ningún problema; en tanto, la caja (más allá de algún retraso en el paso de los cambios) está bien relacionada y lo acompañarlo muy bien.
• Motor: biturbo diésel
• Cilindros: 4 en línea
• Válvulas: 16
• Cilindrada: 2298 cc
• Potencia: 190 CV a 3750 rpm
• Par: 45,9 kgm de 1500 a 2500 rpm
• Caja: automática de 7 marchas
• Tracción: 4x4
• Dirección: asistida eléctricamente

Definitivamente es una pickup que se disfruta mucho en la ruta, gracias a que brinda un gran confort de marcha (cómoda, mullida) y un sobresaliente comportamiento dinámico (no se va en las curvas rápidas y en rectas se la siente muy agarrada y estable). En esto influyen absolutamente la dirección asistida (firme y directa) como la calibración de las suspensiones (especialmente la trasera, que es independiente y sin elásticos). Y, por supuesto, no desentona en nada en lo que respecta al fuera de pista, un hábitat que parece gustarle.

En cuanto a los números, acelera de 0 a 100 km/h en 11,5 s, recupera de 80 a 120 km/h en 8 s y alcanza una velocidad máxima de 184 km/h; o sea, son bastante acordes respecto de sus competidores.

Al cierre de esta edición el precio sugerido al público era de $56.973.000.

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