El SUV de la marca italiana no solo exhibe líneas elegantes y muy atractivas y un nivel de equipamiento premium, sino que ofrece una mecánica potente e impecable que no defrauda
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Hay marcas que pueden darse el lujo de ostentar una tradición y una vigencia que atraviesa las décadas. Alfa Romeo es una de ellas. En sus más de 100 años de historia (sacando un período de debacle) supo fabricar coches realmente icónicos que tuvieron la particularidad de respetar siempre su ADN italiano. No extraña entonces, que cuando en 2016 lanzó su primer SUV para el segmento C, el Stelvio, esa italianidad estuviera presente en cada detalle del modelo.
Este sport utility llegó a nuestro país en 2018, y en 2020 tuvo un restyling. Ahora nos encontramos con la última actualización, que por ahora solo se ofrece en la Veloce que probamos.
No es exagerado decir que el Stelvio es uno de los crossover más bonitos del mercado. No porque tenga un diseño disruptivo o revolucionario, sino porque es un derroche de formas armónicas y bien proporcionadas, en el que la elegancia se mezcla en una justa medida con la deportividad. No hay grandes volúmenes, ni musculatura forzada, ni detalles rimbombantes; por el contrario, encontramos líneas suaves y estilizadas, una cintura baja y una caída de techo equilibrada. En definitva, no esconde para nada sus genes italianos, tan afectos a nuestro público.
- Largo: 4,687 m
- Ancho: 1,903 m
- Alto: 1,632 m
- Distancia entre ejes: 2,818 m
- Capacidad del baúl: 525/1600 L
- Capacidad del tanque: 64 L
- Neumáticos: 255/45 R20″
- Peso: 1735 kg
Tiene detalles que le confieren carácter, claro, cómo la doble salida de escape cromada, las llantas de 20″ en forma de 5 pétalos, los pocos y bien ubicados apliques y la cautivando trompa con la parrilla clásica de Alfa en forma de triángulo a la que acompañan unos faros bien estilizados (son bi-xenón adaptativas).
El espacio interior siempre fue una característica del Stelvio. Ahí, sobresalen las butacas delanteras que tienen un corte sport y hacen gala de una sujeción extraordinaria (además tienen regulación eléctrica, con lo cual hallar la posición de manejo es facilísimo) mientras que en las plazas traseras hay espacio para que dos adultos viajen con extremada comodidad (el asiento central es pequeño y no demasiado cómodo).
La calidad de materiales y terminaciones es superior, con abundancia de mullidos y de acabados de gran suavidad al tacto. Y un detalle: el techo panorámico es enorme, lo cual le brinda una gran luminosidad y transmite más amplitud al habitáculo.
Tecnológicamente este refresh estrena una pantalla central de 8,8″ desde la que se comanda la nueva central multimedia compatible con Android Auto y Apple CarPlay. A esto suma el tablero que mezcla los indicadores analógicos con una computadora de viaje completamente digital de 7″ de fácil y rápida lectura desde la que se puede ver toda la información del coche.
Climatizador bizona, cargador inalámbrico de celular, sonido Harman Kardon y wifi con posibilidad de conexión de hasta 6 dispositivos, son algunos de los elementos de confort destacados.
En lo que hace a seguridad es bastante completo y agrega varias ADAS que le otorgan un nivel conducción autónoma 2 y que incluye control de presión de neumáticos, monitor de punto ciego, control de velocidad inteligente con reconocimiento de las señales de tránsito, asistente de mantenimiento de carril, frenado autónomo de emergencia y control de crucero activo, entre otros.
Tal para cual
Fiel al viejo espíritu de la marca, que definía que “sin corazón sería solo una máquina”, el cuore de este Stelvio es óptimor. Equipa el motor turbonaftero de 4 cilindros en línea, 16 válvulas y 2.0 de cilindrada con inyección directa e intercooler, que en esta versión entrega 280 CV a 5250 rpm y 41,5 kgm (400 Nm) de torque entre las 2250 y 4500 rpm, asociado a una caja automática del tipo ZF de 8 marchas con modo secuencial y levas al volante (son enormes, de gran diseño y están fijas a la columna de dirección). La tracción es integral con el sistema Q4, pero en conducción normales funciona con la trasera.
Ofrece tres posibilidades de conducción (seleccionables desde un dial en la consola): Natural (n, sí, con minúsculas), por el cual equilibra el confort y el gasto de combustible; Eficiencia Avanzada (a), pensada para minimizar el consumo y las emisiones de CO2, y Dynamic (d), que ajusta los distintos parámetros del vehículo (suspensiones, acelerador, relaciones de caja, etcétera) para ofrecer más tracción en las curvas y mayor respuesta al pedal y así tener una conducción más sport y divertida.
- Motor: naftero con turbo
- Cilindrada: 1995 cc
- Cilindros: 4 en línea
- Válvulas: 16
- Compresión: 10:1
- Potencia: 280 a 5250 rpm
- Par: 41,5 kgm entre 2250 y 4500 rpm
- Caja: automática ZF de 8 marchas
- Tracción: integral Q4
Y no es que el conjunto motor-caja se llevan bien entre ambos; parecen hechos el uno para el otro. El impulsor tiene una potencia muy buena (si se quiere más hay que optar por la versión QV con el motor Ferrari V6 de 2.9 L, 510 CV y 600 Nm) y un torque con un rango amplísimo, en tanto la transmisión (de una velocidad y precisión magnificas) lo acompaña a la perfección, otorgando una respuesta permanente en cualquier condición. Entonces, si se quiere una conducción relajada y sin problemas, se pone en modo n y es un placer estar al volante; si se busca un poco de vértigo, se establece en d y se pasan los cambios de forma manual y la diversión está asegurada.
Por eso tiene números excelentes: acelera de 0 a 100 km/h en 5,7 segundos, recupera de 80 a 120 km/h en 4 segundos y llega a una velocidad máxima declarada por el fabricante de 230 km/h.
En cuanto al consumo, hay que decir que no es su fuerte: en ruta/autopista a 130 km/h gasta 8,5 L/100 km (el propulsor gira alrededor de las 2100 rpm), mientras que en ciudad el número trepa hasta casi 12,5 L/100 km (pese a trabajar a un régimen muy bajo). Obvio que cuando se lo pisa los números se disparan.
El confort de marcha es superlativo, con una notable agilidad para moverse en medio del tránsito y con una gran suavidad para desplazarse sin inconveniente en ningún terreno (si bien las suspensiones tienen cierta dureza y el perfil de los neumáticos es bajo, no resultan para nada molestas).
Firme y estable, el comportamiento dinámico de este Stelvio es excepcional y más si se tiene en cuenta de que estamos ante un vehículo voluminoso (como todo SUV) y de un peso considerable (1735 kg). En esto tienen que ver varios factores: por un lado, la pensada distribución de pesos (50/50); por el otro, los conjuntos de suspensiones (de paralelogramos deformables con amortiguadores neumáticos en ambos ejes) y también la precisa dirección asistida que transmite mucha seguridad al momento de maniobrar.
Este Stelvio Veloce tiene un precio al público de US$108.000. Y no es un valor exagerado si se tienen en cuenta los valores de otros modelos de su segmento y también que estamos ante un Alfa con todas las letras y que hace honor a su legado.
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