La cuarta generación llega con tecnología de vanguardia en materia de electrificación, conectividad, ayudas a la conducción, confort y seguridad para mantener en alto la herencia del Clase M; a lo que suma bajo consumo y gran performance
Desde que el venerable Jeep Willys vio la luz en 1941 hasta bien entrados los años ’80 del siglo pasado, casi todos los modelos 4x4 civiles eran bastante toscos y orientados claramente al uso off-road. Nada de confort, seguridad ni suavidad alguna.
Sin embargo, el público fue ampliando el horizonte de los todoterreno: los querían para trabajar, llegar a sus casas pasando por el barro o la nieve, bajar a la orilla del mar con las tablas de surf o atravesar duros caminos de ripio; pero también para ir por el asfalto a una velocidad razonable, con ciertas comodidades y seguros.
Así surgieron los sport utility vehicles (SUV), que fueron evolucionando a partir de las pickups con chasis en modelos con estructuras autoportantes y mucho más equipamiento, a principios de los ’90. En ese punto a Mercedes-Benz se le ocurrió que debía hacer su propio SUV; pero, lógicamente, con sus estándares de calidad y tecnología. El resultado fue el primer SUV premium de la historia: el Clase M de 1997.
Modelo que también fue el primero fabricado en la planta que la marca alemana tiene en Tuscaloosa, Alabama, Estados Unidos. En 2015, la Clase M pasó a denominarse GLE para integrar una gama amplia de SUV: GLA, GLC, GLC Coupé, GLE Coupé, GLS y el histórico Clase G.
Desde hace pocos días se comercializa en nuestro país la cuarta generación del Mercedes-Benz GLE que, como marcan las épocas, llega más tecnológico que nunca en materia de electrificación, conectividad, ayudas activas a la conducción y confort.
La única versión es la GLE 450 4Matic, equipada con el motor M 256 de 6 cilindros en línea con la tecnología de electrificación de 48 voltios, conocida como mild-hybrid o micro híbrida, que no tiene un motor eléctrico impulsor, como un híbrido normal, sino un motor de arranque/alternador o MGU (Motor Generator Unit), que en Mercedes llaman ISG (Integrated Starter Generator), unido al cigüeñal del propulsor térmico por una correa llamada BAS (Belt Alternator Starter), que ayuda al motor convencional al arrancar y acelerar (con una apreciable contribución extra, que en MB denominan EQ Boost, de 22 CV de potencia y 250 Nm o 25,5 kgm de torque), y recupera energía cinética al desacelerar o frenar. Esta energía se almacena en una compacta batería de ion-litio del sistema de 48 V. Mediante un transformador esa energía más la generada por el propio MGU se pasa a 12 V y hace funcionar varios sistemas auxiliares que antes estaban a cargo del motor térmico: bomba de agua, dirección asistida, control de estabilidad, ABS, climatizador, elevacristales, sistema multimedia, etcétera.
Así, el ahorro de combustible es significativo. El mencionado motor naftero aspirado de 6 cilindros en línea 3.0 L del GLE, con una potencia de 367 CV entre 5500 y 6100 rpm, y un par de 500 Nm (51 kgm) desde solo 1600 rpm (gracias al ISG) hasta 4500 rpm, junto con la caja de velocidades automática 9G-Tronic de 9 marchas y el sistema de tracción integral permanente 4Matic, entrega un consumo mixto entre 8,3 y 9,4 L/100 km, una fantástica aceleración de 0 a 100 km/h de 5,7 s y una velocidad máxima limitada a 250 km/h.
Pero hay más que la tecnología de propulsión. Con un diseño exterior muy atractivo, además de aerodinámico (Cx 0,32) y un interior sumamente amplio y confortable, con 7 plazas y la segunda fila de asientos con ajustes eléctricos, el íntegramente nuevo GLE cuenta con un vasto arsenal tecnológico que arranca con un paquete de ayudas a la conducción (MB Intelligent Drive) de última generación, muy cerca de la conducción autónoma, como los asistentes activos de distancia (Distronic) y de dirección, que ayudan al conductor a conservar la distancia de seguridad y a mantener el vehículo en su carril, adaptando automáticamente la velocidad en curvas y cruces. A su vez, el asistente de frenado activo incorpora la innovadora función de giro, que se activa si el conductor decide doblar conscientemente hacia la izquierda, cruzando al carril opuesto. Si el sistema detecta peligro de colisión con el tránsito en sentido contrario, el GLE puede frenar por sí mismo. Además dispone de control activo de ángulo muerto con advertencia al bajar del GLE (por si vienen motos o bicis).
Por si fuese poco, este nuevo MB dispone del tren de rodaje activo E-Active Body Control, que se combina con la suspensión neumática Airmatic para ofrecer un sistema capaz de regular de forma independiente las fuerzas de amortiguación y de suspensión en cada rueda.
Tampoco es cuestión de manejar tensos: el control de confort Energizing interconecta diversos sistemas de confort del GLE y usa los equipos de iluminación, reproducción de música y diversas funciones de masaje para crear variados programas de bienestar.
Este GLE también incluye la nueva plataforma de infotainment MBUX, que se basa en dos impresionantes pantallas táctiles de 12,3" dispuestas en paralelo, gráficos 3D y más de 40 nuevas funciones, en especial algunas para la conducción off-road porque, a todo esto, también se pueden acometer todo tipo de terrenos con este superlativo SUV Mercedes-Benz GLE, cuyo precio en la Argentina es de US$171.000, con una garantía de 3 años sin límite de kilometraje.
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