A medida que los autos de lujo se convierten en supercomputadoras rodantes, los diseñadores se preguntan qué tan grande es demasiado grande
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Desde los smartphones que toman bolsillos enteros hasta los televisores que hacen uso exclusivo de las paredes, sobre todo en Estados Unidos, hay una pregunta que ya varios se hicieron: “¿Cuánto es demasiada pantalla?”. Los autos no quedan exentos de este dilema. Actualmente son muchos los modelos plagados de dispositivos electrónicos y con pantallas de infoentretenimiento cada vez más colosales.
Las opiniones de los diseñadores, clientes y críticos de la industria automotriz están divididas. Entre los que creen que son buenos agregados al equipamiento interno de cada auto, y entre los que piensan que su tamaño es excesivo y que son potenciales distractores a la hora de mantener la mirada en la ruta.
“Creo que llegamos al Peak Screen”, decretó Klaus Busse, jefe de diseño de Maserati, quien anteriormente dirigió el diseño de Alfa Romeo, Fiat y Lancia. “Las pantallas tienen derecho a existir: hacen muchas cosas mejor que los interruptores físicos. Solo que en la industria se llevaron un poco demasiado lejos”.
Más allá de tener preocupaciones ergonómicas y de seguridad, algunos diseñadores de lujo se oponen por motivos estéticos. Para ellos, las pantallas simplemente no son sexys ni lujosas. “Cuando aparecieron las pantallas planas, la tendencia era cuanto más grande, mejor”, dijo Kai Langer, jefe de diseño de BMW i, la división eléctrica del fabricante de automóviles. “Pero lo más grande no siempre es lo más rico”.
Hoy, las pantallas son parte integral de la mayoría de los autos modernos, y los convierten en algo parecido a súpercomputadoras móviles, capaces de ejecutar hasta 14 veces más códigos que un Boeing 787. Además, los diseñadores deben tener en cuenta las demandas de los nuevos propietarios, que esperan que sus smartphones Apple o Android se conecten arriba de sus naves sin problemas, y mientras más rápido mejor.
“Steve Jobs cambió el mundo y ahora la humanidad siempre está tocando una pantalla”, dijo Gorden Wagener, diseñador jefe de Mercedes-Benz. “Esto también cambia fundamentalmente al concepto de auto, porque ahora todo auto necesita una buena interfaz, no solo un interruptor de limpiaparabrisas y un indicador de giro”.
Cuando Elon Musk presentó el Tesla Model S en 2009, el centro de comando con su pantalla táctil LCD de 17 pulgadas parecía casi tan innovadora como el auto en sí. Al dar a los conductores el control digital de las funciones automotrices, la firma pudo incluso evitarse gastos de ingeniería, cableado y construcción de una cabina llena de costosos interruptores, perillas e indicadores analógicos, o de tener que comprárselos a otro fabricante o proveedor.
Especialmente en los Model 3 y Model Y, básicos de Tesla, uno podría sospechar que los diseñadores de interiores trabajaron horas extra en sus ingeniosas pantallas y luego dieron por terminado el día. Varios competidores de Tesla imitaron el ambiente austero y vagamente de ciencia ficción de sus cabinas.
Otros creadores de vehículos eléctricos posteriores, incluido el iX futurista y suntuoso de BMW, y el Kia EV6 optaron por crear interiores de autos más cálidos que se adaptan mejor a los conductores que prefieren no sentir que están pasando horas dentro del mainframe de Tron.
Con su pantalla táctil expandida, Tesla impulsó una carrera armamentista medida en pulgadas. Ford introdujo una pantalla de 15,5 pulgadas en sus eléctricos Mustang Mach-e y F-150 Lightning. Por otro lado, la empresa emergente Rivian instaló una pantalla de 16 pulgadas en sus R1T y R1S. Lucid, otra empresa californiana, creó una pantalla de vidrio curva de 34 pulgadas para el sedán Air.
Y, por otro lado, está la “Hyperscreen” de Mercedes-Benz. Impulsada por ocho procesadores, enmarcada bajo una losa escultórica de vidrio de doble capa, es una megapantalla, que en realidad está compuesta por tres y alcanza 56 pulgadas de interfaz digital en el tablero. La navegación de realidad aumentada genera señales de tráfico virtuales y guías direccionales sobre el pavimento en una vista de cámara en tiempo real. Casi por arte de magia, los números de direcciones virtuales se ciernen sobre casas y negocios a medida que se acerca a un destino.
Sin embargo, Hyperscreen no siempre funciona tan elegantemente como parece, especialmente cuando los conductores manejan. Los problemas incluyen controles de almohadilla de pulgar en el volante y momentos de confusión, especialmente para los clientes que crecieron con los viajes predigitales. Desde la firma alemana confesaron que el lanzamiento de la Hyperscreen estaba pensado para llegar principalmente a clientes expertos en tecnología.
BMW, por su parte, no se queda atrás en tema pantallas. Hace más de 20 años introdujo iDrive en su sedán Serie 7. Ese sistema operativo digital, con una pantalla de 6.5 pulgadas sobre el tablero enfureció a muchos conductores, porque era muy difícil de usar. Pero a medida que BMW lo refinó a lo largo de los años, las compañías automotrices rivales adoptaron sistemas similares.
Hoy, el sedán i7, el nuevo modelo eléctrico de BMW, incluye una pantalla curva alrededor del conductor y, la parte de atrás del auto cuenta con una pantalla táctil y plegable de 31 pulgadas, con conectividad 5G y Amazon Fire para transmisión de películas y series. Otra pantalla de 5.5 pulgadas se ubica en cada reposabrazos trasero.
En el Consumer Electronics Show anual en Las Vegas el pasado enero, BMW se lanzó al nuevo desafío de ir más allá de la pantalla táctil con su iVision Dee, un sedán conceptual que fue presentado a modo de introducción a una nueva gama de autos eléctricos ultrafuturistas. El primero, con llegada prevista para el 2025, tendría una pantalla táctil enorme en el parabrisas. “¿Por qué no usar la pantalla más grande que ya tenemos en un automóvil? El parabrisas”, propuso Langer, jefe de diseño de la automotriz alemana.
Este próximo parabrisas de realidad aumentada permitiría proyecciones de indicadores tradicionales (velocímetro, ajustes de temperatura, pantallas de audio) así como contenido social y de transmisión. El sistema, que BMW llamará Visión Panorámica amplía en gran medida las pantallas de visualización frontal que proyectan contenido en el campo de visión, lo cual permite a los conductores comprobar los controles sin tener que dejar de prestar atención a la ruta.
Para aquellos que desconfían, Langer aseguró que los conductores van a poder elegir cualquier nivel de visualización. Un control optativo va a poder limitar la pantalla a proporcionar la información tradicional -como un velocímetro o una franja delgada en la parte inferior del parabrisas, donde ya funcionan las pantallas de visualización frontal actuales-; y los conductores que se sienten más cómodos con las proyecciones digitales pueden llenar una mayor parte del parabrisas con contenido. Además, cuando el auto está quieto, incluso durante las paradas de carga, los pasajeros eventualmente van a poder usar todo el parabrisas como un autocine virtual para películas, juegos, reuniones de Zoom o viajes al metaverso.
En la convención en Las Vegas, el presidente de BMW, Oliver Zipse, dijo estar convencido de que los reguladores eventualmente prohibirían las pantallas grandes en los tableros por motivos de seguridad. “Si alguien debe mirar hacia abajo para operar su auto es un grave error”, dijo a Automotive News Europe.
Langer señaló que las pantallas prominentes no aparecen en las páginas de las revistas de arquitectura o viviendas de alto nivel. “Ninguno de nuestros consumidores querría cubrir su sala de estar con pantallas y nosotros queremos que nuestros clientes se sientan como en casa”. El directivo sugiere que, si las pantallas táctiles se achican o incluso desaparecen de las cabinas de los autos, los diseñadores podrían volver a recuperar la libertad para crear en los interiores algo más agradable estéticamente. “Una pantalla táctil no le habla a nuestros sentidos. Estamos hechos para tocar telas y sentir diferentes superficies. Esto nos hace humanos”.
Algunas de las tecnologías extravagantes de iVision Dee, incluido un cuerpo camaleónico que puede cambiar instantáneamente a uno de los 32 colores seteados, quizá se abandonen o diluyan en las versiones oficiales de producción. Sin embargo, BMW promete que la pantalla panorámica está destinada a las salas de exhibición.
Mercedes-Benz se muestra más escéptica. Si bien ofrece pantallas frontales, la fabricante está convencida de que las proyecciones del parabrisas están a años luz de la calidad y resolución que puede lograr en una pantalla. “Ciertamente es un enfoque innovador”, dijo Wagner. “Pero lo hemos probado, y es perturbador y desorientador tener todo eso en el área de visualización de la ruta”.
En un nivel intermedio del debate está Maserati con su GranTurismo. El interior de el buque insignia de la marca incluye un par de pantallas que no llaman tanto la atención. “No queremos que una pantalla sea el protagonista”, dijo Busse, jefe de diseño de Maserati. A su juicio, el coche es un refugio del mundo digital y de sus presiones. “Para nosotros todavía se trata de la experiencia de manejo: disfrutar de esta hermosa máquina y el campo donde la estás operando”.
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