El creciente número de portadores de armas en Estados Unidos desembocó en un nuevo fenómeno social que preocupa: los robos de armas directamente de los autos
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Un domingo de enero de 2022, una pistola Glock de 9 mm, número de serie AFDN559, desapareció de un Dodge Charger estacionado cerca de un banco de Midtown Nashville después de que alguien rompiera la ventana trasera del lado del conductor.
Diez meses después, los policías de Nashville arrestaron a tres adolescentes sospechosos de una serie de tiroteos y, en un departamento cercano, encontraron un arsenal de armas de contrabando. Entre estas estaba la AFDN559 secuestrada. Analistas forenses luego relacionarían la Glock con tres tiroteos, incluido un ataque en agosto 2022 que hirió a cuatro jóvenes, y otro en septiembre que hirió a una niña de 17 años.
En un país con más armas de fuego que personas, los vehículos estacionados se convirtieron en un nuevo punto álgido en los debates sobre cómo y si regular la seguridad de las armas.
Hay pocas dudas sobre el alcance del problema. Un informe emitido en mayo por el grupo de control de armas Everytown for Gun Safety analizó los datos de delincuencia del FBI en 271 ciudades estadounidenses, grandes y pequeñas, desde 2020 y mostró que las armas robadas de vehículos se convirtieron en la mayor fuente de armas de fuego robadas de Estados Unidos, sumando un estimado de 40.000 unidades (solo en esas ciudades).
En algunas ciudades, grupos organizados de jóvenes recorren los barrios y alrededores de estadios deportivos en busca de armas que los conductores hayan dejado debajo de sus asientos, en las consolas centrales sin llave o en las guanteras. A veces su trabajo se ve facilitado, cuando los autos llevan calcomanías presumiendo el derecho a portar armas.
El informe detecta un aumento exponencial en este tipo de robos. Hace una década, menos de una cuarta parte del total de armas robadas provenían de autos, mientras que en 2020 la cifra comprendía a más de la mitad de estas. Los investigadores explican que se necesitan más estudios para comprender el fenómeno, que se profundizó con la adopción de leyes de portación de armas sin permiso en distintos estados, acompañadas de campañas de comercialización, alentando a los estadounidenses a llevar sus armas con ellos para protección personal.
Los funcionarios de salud pública y los legisladores estadounidenses respondieron a la problemática con una propuesta prosaica: alentar a los conductores armados a guardar sus armas dentro de cajas de seguridad con cerradura dentro de sus autos. Los defensores del control de armas también adhieren a esta propuesta como una solución viable.
Sin embargo, algunos expertos creen que la adopción generalizada de las cajas podría requerir un cambio cultural dramático similar a la revolución del uso del cinturón de seguridad. Por otro lado, la Asociación Nacional del Rifle y otros defensores de los derechos de las armas creen que los mandatos de la caja de seguridad de los autos son una carga onerosa, y un reflejo de cómo la avalancha de armas está creando nuevas fuentes de conflicto.
En Houston, donde el año pasado se robaron más de 4400 armas de fuego de autos, la policía regaló 700 cajas de seguridad, y planea seguir con esta política.
Escépticos dudan de que, incluso cuando esté generalizado, el uso de las cajas de seguridad pueda hacer frente al uso de armas, en una nación con más de 400 millones de armas en circulación.
En Nashville, ciudad en el estado de Tennessee, la cantidad de armas robadas de autos reportadas aumentó casi 10 veces durante la última década, a un récord de 1378 en 2022 desde 152 en 2012, según datos policiales. Según cifras del FBI, fue la decimoquinta tasa de robos más alta del país en 2020. La situación fue peor en Memphis, la segunda ciudad más grande de Tennessee, que se llevó el primer puesto ese año, con la tasa de robos de armas de autos más alta de Estados Unidos.
Es difícil saber cuántas armas robadas se usan en delitos, en parte porque solo 15 estados tienen leyes que exigen la denuncia de armas perdidas o robadas. “No preguntamos lo suficiente de dónde provienen las armas que se usan para cometer delitos”, dijo Christian Heyne, vicepresidente de políticas y programas de Brady, la organización de prevención de la violencia armada.
La legislatura estatal de Tennessee, dominada por los republicanos, está considerando un par de proyectos de ley con apoyo bipartidista que prohibirían explícitamente dejar un arma de fuego en un vehículo motorizado o en un bote, a menos que esté “bajo llave en el baúl, en la guantera o en un contenedor cerrado con llave”.
Eso sí, el castigo sería leve: la inscripción en un curso de seguridad de armas de fuego aprobado por la corte. “Es un enfoque deliberadamente suave diseñado para ayudar a crear aceptación, en lugar de otra batalla de guerra cultural”, dijo Caleb Hemmer, representante demócrata del área de Nashville que patrocinó el proyecto de ley de la Cámara. “Lo comparamos con una multa por exceso de velocidad. Sabemos que estamos en un estado conservador y el objetivo es convencer a las personas de que sean dueños de armas responsables”.
Hemmer cree que existe una relación entre el aumento en la cantidad de armas robadas de autos en Nashville y la flexibilización de las leyes estatales sobre armas, incluida una ley de portación sin permiso de 2021.
El proyecto de ley de Hemmer cuenta con el apoyo de John Drake, el jefe de policía de Nashville, que el martes pasado escribió una carta a los líderes legislativos en la que habló del robo y asesinato de Kyle Yorlets, un músico country local en 2019 perpetrado por jóvenes que usaron una pistola sustraída de un vehículo.
“La posesión de armas conlleva una gran responsabilidad en varios frentes, incluida la seguridad de las armas, en particular en los vehículos motorizados, para que no caigan en manos de criminales violentos”, escribió el Drake.
La legislación de la caja de seguridad de Tennessee ya está generando controversia, ya que se topa con la firmeza de los defensores del derecho a portar armas -que en general son también propietarios- y se oponen a casi cualquier ley que pueda restringir su libre uso.
La Asociación Nacional del Rifle también se opone a la legislación. Amy Hunter, vocera, calificó al proyecto de ley de Hemmer como “irresponsable” y dijo que disuadiría a las víctimas de robo de denunciar las armas robadas a la policía.
En Chapel Hill, un pequeño pueblo a unas 80 kilómetros al sur de Nashville, David Henley, de 51 años, propietario de la tienda de armas Tennessee Armory and Outdoor Supply, coincide con Hunter. “Sería mejor aumentar las penas para los ladrones. Si estás en tu casa y hay un paquete en tu porche, y un delincuente viene y te lo roba: ¿Quién es el criminal?”
John Gillespie, representante republicano de Memphis que copatrocinó el proyecto de ley de Hemmer, se sintió frustrado por tales argumentos. “Estoy más que dispuesto a aumentar las penas para las personas que roban un arma”, dijo. “Pero, ¿es mucho pedir querer que los portadores guarden bien sus armas en el auto para que no las roben?”
Las leyes que exigen que las armas en los automóviles estén bajo llave ya están en los libros en algunos estados, incluidos California, Oregón, Nueva York y Nueva Jersey; y otros estados -entre ellos Hawái y Florida- hoy están considerando proyectos de ley que tocan la temática. Además, ciudades particulares también están empezando a tomar medidas.
En enero, por ejemplo, el Ayuntamiento de Atlanta aprobó una ordenanza que busca crear un programa de regalo de cajas de seguridad. Por otro lado en Nueva Orleans, el Instituto de Prevención de la Violencia de la Universidad de Tulane empezó a regalar cajas de armas con candados biométricos con huella digital en un hospital local.
“Es contradictorio. Cuando les preguntás a las personas por qué llevan armas en los autos, en general se trata de seguridad y protección”, dijo Julia Fleckman, codirectora del instituto Tulane. “Pero cuando se habla de cajas de seguridad, el argumento es la falta de rápido acceso al arma”.
En St. Louis, la policía comenzó recientemente a hacer cumplir activamente una ley de cinco años que exige que las armas se almacenen en contenedores cerrados. Nick Dunne, portavoz de la alcaldesa Tishaura Jones, señaló que los jueces están dando a las personas la oportunidad de desestimar sus casos si le muestran al tribunal que compraron una caja de seguridad.
Dunne señaló que de las 192 citaciones escritas el año pasado, aproximadamente las tres cuartas partes fueron emitidas a personas que no vivían en St. Louis, una indicación de cómo las diferencias políticas y culturales entre las ciudades y las áreas rurales y suburbanas fomentan la propagación del problema.
Tracy Hicks, sargento de policía de Houston, dice que parte de su trabajo es hacer correr la voz entre los espectadores de los grandes eventos deportivos que vienen de otras ciudades, y alertarlos sobre la problemática. Aunque Hicks explica que los ladrones de armas no tienen necesariamente un target definido, sí hay pistas que muchas veces les muestran en dónde es preferible entrar a robar. “Tenés un Prius con una calcomanía de un unicornio y una Ford F250 enorme con una calcomanía Glock. ¿Con cuál te parece más probable que se metan?”, preguntó retóricamente.
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