Las diferencias entre el precio de lista y el pedido al cliente por la escasez de modelos son casi generalizadas; LA NACION recorrió salones para conocer de primera mano plazos de entrega y disponibilidad
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El mercado automotor vive tiempos de cambio y las consecuencias están a la vista. Tal como definió el secretario de la Cámara de Comercio Automotor (CCA), Alejandro Lamas, en diálogo con LA NACION, “la industria está en período de transición” y todavía “sigue pagando las consecuencias de la pandemia”. Faltante de componentes, crisis de oferta y logística sumado al aumento de costos derivan en un problema mundial y la Argentina no queda exenta de este panorama. A su vez, en el nivel local se suma un inconveniente extra: la falta de dólares para pagar importaciones.
En este marco, las concesionarias resultan afectadas por la escasez de unidades y modelos y esa restricción se traslada al cliente. Cuando una persona toma la decisión de comprar un 0km se topa hoy con tres complicaciones: el sobreprecio, las demoras en la entrega y el faltante de stock.
“No me quedan muchas unidades, tenés que venir a la concesionaria lo antes posible”, es una frase que se repite en cada conversación con un oficial de ventas. LA NACION recorrió salones de distintas marcas en cuatro barrios de la Ciudad de Buenos Aires para verificar de primera mano cuáles son las demoras de entrega y qué está pasando con los precios.
Si bien las automotrices publican en su web oficial los valores de lista de los modelos (que vienen sufriendo incrementos de entre 5 y 7% por mes), el efecto de los faltantes hace que la realidad sea diferente cuando se atraviesa la puerta de una concesionaria. Según lo verificado en la recorrida, los clientes solo pueden acceder a los precios oficiales si compran la unidad a través de un plan de ahorro. Si quieren comprarle directo a la concesionaria, pagar al contado y llevarse su vehículo lo más rápido posible, el monto tiende a elevarse notoriamente.
Un ejemplo del impacto de la falta de unidades es lo que ocurre en uno de los concesionarios Volkswagen recorridos: la diferencia entre la compra al contado y a través de un plan ahorro puede trepar hasta $2 millones dentro del mismo modelo. El crossover Nivus, del segmento b -producido en Brasil y de alta demanda desde su lanzamiento en 2021- se puede comprar a través de un plan por $3.776.950 (en sus variantes de entrada a gama y gama media) financiado en cuotas, pero al contado no hay alternativas. En el caso del tope de gama -Highline-, cuesta $4.500.000 con plan de ahorro y trepa hasta $7.000.000 pagando al contado, según lo informado en uno de los salones.
De todas formas, incluso con esos precios, habrá que esperar para sentarse al volante de la unidad. Según cuentan en las concesionarias, tener stock para poder vender no es garantía, y lograr la entrega inmediata de un modelo hoy es casi una hazaña. Las demoras por el mencionado Nivus debido a la falta de stock son de, mínimo, cuatro meses, informan.
En Toyota, dependiendo de si hay stock o no, la entrega del vehículo puede tardar un mínimo de 60 días desde el momento en que se concreta la operación, dicen en los concesionarios de la automotriz japonesa. “Si sabés que lo querés, compralo ya”, aconsejan, para ir ganando tiempo. Ante la consulta por su modelo chico Etios (fabricado en Brasil), la respuesta en uno de los salones es que no tienen unidades de entrega inmediata y que podrían recibir recién entre agosto y septiembre. Tampoco está disponible por el momento por plan de ahorro, agregan, pero sugieren empezar a pagar el plan de otro modelo y “luego hacer el cambio”, para garantizarse la unidad.
El Etios sedán manual base cotiza en las concesionarias a $2.412.000 y el automático (XLS pack 6), a $2.822.000.
En los concesionarios Fiat visitados, la nueva estrella además del Cronos -el auto más vendido del mercado local en 2021 y lo que va de 2022, producido en Córdoba- es el SUV Pulse, recién lanzado. Según informó la marca al momento de la presentación a fines de abril, los precios de lista del Pulse van de $3.310.000 a $3.705.000 en su versión tope de gama, llamada Impetus. En uno de los salones, por el Pulse piden $4.313.923 por la versión manual por pago al contado, y $4.172.000 por plan de ahorro. A ese monto hay que sumarle los gastos de flete ($40.000) y patentamiento ($157.400).
En otro concesionario de la marca italiana, la versión tope de gama con caja automática cotiza a $5.000.000 con pago al contado. ¿La entrega? A los 15 días de la seña, prometen en ese caso por tratarse de un modelo nuevo del que hay por ahora disponibilidad.
El “universo 0km” enfrenta un problema fundamental que comienza en la fabricación y se traslada a las concesionarias: la escasez de componentes. En 2021 se produjeron en el mundo 11,3 millones de unidades menos de lo esperado y se prevé que para este año ese recorte de autos alcance los 7 millones. El principal problema que enfrenta el sector es el faltante global de microchips . Su escasez es multicausal pero el hecho de que esos semiconductores no estén hace que la cantidad producida de autos baje significativamente, no satisfaga la demanda y, al fin y al cabo, falten 0km.
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