Promover el uso de las bicicletas es funcional al bienestar personal, al orden de la vía pública, y al cuidado del medioambiente; los motivos que alientan la iniciación en el mundo de las dos ruedas a pedal
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Autonomía, el viento en la cara, liberación de endorfinas, la mejora progresiva y constante del estado físico, ahorrar plata, manejar tus propios tiempos y reducir el margen de error. El envión necesario para arrancar el día y la actividad justa para despejarte y darle un buen cierre. Y encima ayuda al cuidado del medioambiente.
En los últimos años, las bicicletas pasaron a tener un rol cada vez más protagónico en la escena urbana de muchas ciudades, y Buenos Aires no es la excepción. La pandemia, entre tantas otras repercusiones que tuvo en las dinámicas sociales, aceleró y potenció el boom de la adopción de las bicis.
Estos son algunos de los motivos por los que los viajes sobre dos ruedas y a pedal son un camino de ida.
Ejercicio y bienestar
Implementar el pedaleo de manera cotidiana permite cumplir con el ejercicio del día, y mejorar el estado físico y de salud. Estudios médicos revelan que andar en bicicleta mejora el ritmo cardíaco, la presión arterial, la circulación sanguínea y la resistencia. Además, es un trabajo aeróbico que trabaja los glúteos y las piernas, pero al no tener impacto, evita el riesgo de desarrollar lesiones.
Mejora los niveles de productividad y eficiencia
En línea con el punto anterior, empezar el día, o cortarlo, con actividad física al aire libre funciona como una recarga energética que despierta al organismo y permite una mayor y mejor capacidad de enfoque de cara a las responsabilidades y a los quehaceres diarios.
La bicicleta es un deporte que requiere atención y dirección. Estudios sugieren que incorporarlo de manera regular, puede mejorar la coordinación, la memoria y el rendimiento cerebral, y prevenir el deterioro cognitivo.
Ahorro
De cara a las razones más inmediatas que posicionan a la bicicleta como una opción de transporte conveniente, está la promesa de ahorrar plata. Ahorrar en transporte público, combustible, estacionamiento, y en costos de mantenimiento. Hoy, se puede conseguir una bicicleta nueva básica por un costo de $30.000.
Pero el ahorro no se limita a lo material, porque moverse en bicicleta también permite ahorrar tiempo. Al dejar de depender de factores como el tránsito, y los horarios de los colectivos, subte y trenes, calcular y cumplir con los tiempos de llegada se vuelve mucho más fácil.
Es una actividad recreativa
En otras palabras, andar en bici es divertido. A diferencia de andar en auto o en transporte público, en donde el tiempo muerto invita al uso recurrente del celular, ya sea para mandar mensajes, jugar con las apps, o revisar las redes sociales, la bicicleta impone una desconexión de las pantallas y obliga a prestar atención al momento. Es así como la bicicleta se convierte en una herramienta para volver al ahora, y los minutos pedaleando se vuelven en tiempo sagrado para reconectar con uno mismo.
Práctica ecofriendly
No es novedad que el sector de transporte es uno de los grandes responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero. En marzo, los 193 miembros de la Asamblea General de Naciones Unidas firmaron una resolución apoyando a las bicicletas como una herramienta para combatir el cambio climático.
Esto se debe a que el ciclismo urbano no produce ningún tipo de contaminación, ni atmosférica ni acústica, y durante la fabricación de una unidad se consumen muchísimos menos recursos naturales que en la fabricación de un automóvil, todo lo cual supone un menor impacto en el medioambiente.
Ser parte de una comunidad
La inserción en el mundo del ciclismo es instantánea. Como para los vehículos motorizados, las bicicletas también tienen que obedecer las normas de tránsito, las señales y semáforos, ceder el derecho de paso cuando toca, y seguir las reglas para indicar y hacer giros.
La diferencia se siente en la interacción con el otro. Al viajar en auto, hay buena parte del contacto humano que se pierde inevitablemente; estando cada uno dentro de su propia nave, es difícil conectar con el espacio físico del otro. En bici, en cambio, uno está más expuesto a las acciones del otro, y es consecuentemente más vulnerable. Esto genera que, tanto ciclistas como conductores, presten más atención, con el fin de evitar accidentes.
Seguridad vial
Continuando la idea del punto anterior, más bicis significan más seguridad. Expertos en tránsito urbano observaron que, a medida que aumenta el número de personas en bici, el número de choques entre conductores y ciclistas disminuye. El comportamiento de los conductores cambia y se adapta a los nuevos actores de la escena urbana. La gente se vuelve más cuidadosa al estar más pendientes de los ciclistas y peatones y se genera un aumento en la sensación de seguridad a nivel general.
En síntesis, la implementación de la bicicleta como medio de transporte, para los desplazamientos diarios, es económicamente rentable, estratégicamente conveniente, y ecológicamente razonable. Promover el uso de bicis contribuye en la resolución de problemas relacionados con el bienestar personal, la salud pública, la preservación del medioambiente, la congestión del tráfico y la salud pública.
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