Las rutas de Islandia son distintas a las del resto del mundo y a menudo subestimadas por los turistas; qué hay que saber antes de planificar un viaje por el país del hielo
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Los neumáticos con clavos de nuestra minivan Toyota alquilada giraban pero nosotros habíamos resuelto que no íbamos a salir de ese banco de nieve de tres pies de profundidad en una ruta remota de Islandia a menos que alguien nos ayudara. Por suerte vi una 4x4 que pasaba y no dude ni dos segundos en hacer señas. También por suerte el conductor vio mis señas y bajo su ventanilla. “¿Qué hacen chicos?”, dijo casi con ironía. Era una buena pregunta.
Como periodista especializado en autos me ha tocado manejar un Bugatti de US$ 4 millones a 160 kilómetros por hora a lo largo de la sinuosa autopista Mulholland en Los Ángeles y un Lamborghini a 257 kilómetros por hora en una pista de prueba, entre otras experiencias al volante. Así y todo, me encontraba en una ruta estrecha y congelada en el norte de Islandia yendo a menos de 50 kilómetros por hora y estaba lejos de sentirme preparado.
Éramos cuatro -mi esposa y dos amigos- los embarcados en la aventura: ver la cascada de Godafoss, a unos 145 kilómetros del Círculo Polar Ártico. La visita estaba planeada para el quinto día de nuestra circunnavegación por la isla. Era la tercera semana de octubre, la temperatura rodeaba los -7 grados centígrados y, por la ocurrencia de una tormenta fuerte la semana anterior, la nieve ya cubría los caminos y los campos.
Estábamos ansiosos por presenciar la caída de más de diez metros de altura apodada “cascada de los dioses”, con la expectativa de que fuera algo así como un país de las maravillas de hielo y neblina. Para llegar más rápido, decidí tomar una ruta alternativa. Claro que, a los pocos metros por el atajo cambié de opinión y, en lugar de retroceder, di un giro de tres puntos. Pocos segundos después la camioneta estaba cubierta de nieve hasta el eje.
Lo próximo que sucedió fue que nuestro rescatista conectó su cabrestante a un gancho de remolque en la parte de atrás de nuestra camioneta y empezó a tirar y tirar hasta que terminamos atrapados en otro banco de nieve. Molesto, el hombre cambió el cabrestante a la parte delantera del auto y trató de levantarnos una vez más. Esta vez con éxito.
En definitiva, aprendimos por las malas que saber manejar en el invierno estadounidense no se garantiza saber hacerlo en el islandés, donde la nieve arranca a marcar territorio en septiembre y a las rutas de por si ventosas se les agrega el factor del hielo.
El tamaño del país de Islandia es equivalente al del estado de Kentucky. Con una población de aproximadamente 376.000 habitantes, y una ruta que rodea la isla de 1300 kilómetros, habíamos calculado que trece días iban a ser suficientes para recorrer varios paisajes. Además, decidimos empezar el recorrido en Reykjavik, yendo en la dirección opuesta a la que toman la mayoría de los turistas, para tener menos trafico y congestión de gente. Fue así como, con mi esposa y Google Maps de copilotos, partimos con el sol asomándose sobre un paisaje lunar.
Claves para manejar en Islandia
Aprendimos que la clave para manejar por Islandia en condiciones invernales es la flexibilidad: monitorear regularmente el clima y las condiciones de las rutas y estar listo para modificar los planes de viaje y hotel cuando hay cortes por nieve o vientos fuertes. Sucede que en Islandia el clima puede cambiar de un momento al otro, transformando, por ejemplo, un sol brillante en una lluvia torrencial o hasta en una tormenta de nieve.
“Jamás saldría de Reykjavik entre noviembre y marzo sin neumáticos de invierno con clavos”, aseveró Pall Thorsteinsson, gerente de relaciones públicas de Toyota en Islandia. “Tenés que escuchar el pronóstico del tiempo cada cuatro horas porque las condiciones pueden cambiar muy rápido y presentar fuertes vientos y acumulaciones de nieve, y existen partes del camino sin ciudades durante dos horas”.
Los mapas islandeses dividen las rutas en cinco tipos, desde la ruta de circunvalación pavimentada (Ruta 1), hasta las rutas montañosas de grava (Rutas F), que permanecen cerradas a todos los vehículos desde septiembre hasta junio o julio y no se recomiendan a los turistas estándar. Hay muchas rutas catalogadas en algún punto intermedio, aunque hay que considerar que la influencia del mal tiempo en cualquier tipo de camino complica exponencialmente las cosas.
“Los turistas alquilan un autito creyendo que en invierno pueden completar el recorrido de la ruta de circunvalación de la isla en cuatro días”, explica Gunnar Gunnarsson, jefe de seguridad de la Autoridad de Transporte de Islandia. “Los islandeses nunca harían eso, ya que saben que lo mas probable es quedarte varado en un banco de nieve”.
Pese a contar con un vehículo bastante más grande que lo catalogado como “autito”, ciertamente aprendimos la lección a la que refiere Gunnarsson en Godafoss. Así y todo, nos esperaban más desafíos en la ruta de circunvalación: hielo negro acechando en el asfalto, un sol que se puso a las cuatro de la tarde y volvió a aparecer recién pasadas las nueve de la mañana, y vientos que aparecieron en un abrir y cerrar de ojos y golpearon con ímpetu las rutas. Mas de una vez nos paso que las puertas de nuestra camioneta se abrían o cerraban de golpe. Un dato interesante es que el seguro de autos de alquiler no suele cubrir los daños causados por estas ráfagas.
Manejar en las rutas de Islandia no es como manejar en Estados Unidos o en el resto de Europa. La ruta de circunvalación, por ejemplo, no se divide en dos carriles y tiene una velocidad máxima de 90 kilómetros por hora, con puentes que suelen ser de un solo carril y ofrecen visibilidad limitada del otro lado. Yo los cruzaba a 50 kilómetros por hora rezando para que no me sorprenda un conductor escondido del otro lado.
Las multas por exceso de velocidad pueden ascender a US$ 1750, según un portavoz de la policía islandesa; y viajar a 20 kilómetros por hora por encima del límite en Ring Road puede resultar en una multa de US$ 350 que deberá ser pagad en el acto en efectivo o con tarjeta de crédito.
La semana anterior a nuestra llegada, una tormenta había generado cortes en partes de la ruta de circunvalación, y nos preocupaba que, si por estos inconvenientes se retrasaba nuestro ambicioso itinerario, podríamos perder una o más de nuestras reservas de hotel prepagadas. Resulta que nuestras preocupaciones eran infundadas.
“Rara vez tenemos problemas para volver a reservar a alguien que se retrasa debido a los cierres de rutas”, dijo Daniel Smarason, propietario del Hotel Akureyri, un alojamiento de moda con habitaciones diminutas tematizadas con películas. Esta política parece estar generalizada en el sector del turismo. El gerente del Hotel Laxa cerca de Myvatn, Fionn Larkin, nos confirmó que, cuando hay retrasos por condiciones climáticas adversas, la reserva se reembolsa sin penalización.
Para aquellos que no prestan atención a las advertencias y se quedan atrapados en la nieve o el hielo, Islandia cuenta con un equipo voluntario de búsqueda y rescate que se envía después de que un conductor llama al número de emergencia 112. Un dato no menor es que, a pesar de su baja densidad poblacional, el país cuenta con cobertura celular disponible en prácticamente todo el territorio.
Otro tip para los turistas es que es posible registrar el itinerario y los tiempos estimados de llegada de cada día en el sitio web Safe Travel. Si no se notifica al sitio la llegada, se envía automáticamente un equipo de búsqueda y rescate.
The New York Times