Su promedio de duración es de tres años; sin embargo, hay ciertos factores que pueden acelerar su deterioro y generar un gasto inesperado que podría haberse evitado
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Por lo general, la batería de un auto dura entre tres y cuatro años en correcto funcionamiento. Si bien lo recomendado es que al tercero ya se haga un cambio -según el uso que se le de al vehículo-, ese tiempo puede extenderse un poco.
No obstante, hay ciertas acciones que aceleran su deterioro y provocan que el dispositivo falle antes de lo previsto. En diálogo con LA NACION, fuentes provistas por Neumen, cadena de centros de servicios integrales para autos, elaboraron una serie de tips y recomendaciones para evitar el rápido desgaste de la batería, prolongar su vida útil y ahorrar, al fin y al cabo, el dinero de su reemplazo.
Lo primero y quizás más importante es hacer una revisión y mantenimiento periódico. Controlar el estado de la batería cada tanto es fundamental para evitar fallas en lugares incómodos y tener que recurrir a un servicio de grúas en medio del camino. Por lo general, revisarla suele tener un costo aunque hay centros que ofrecen ese control de manera gratuita.
En la misma línea se maneja el uso del auto. Dejar mucho tiempo un vehículo detenido sin siquiera arrancarlo provoca que la batería se descargue por completo y necesite una carga antes de volver a funcionar. Si bien eso no la deja sin funcionar, que ocurra seguido sí puede inutilizarla definitivamente.
Por otro lado se desprenden dos datos interesantes a tener en cuenta. En primer lugar, al arrancar el auto es recomendable que “esté todo apagado; desde luces hasta radio, aire acondicionado y demás componentes que empleen energía eléctrica”. ¿La razón? Todas esas cosas requieren un esfuerzo extra para iniciar y sumarlo a la potencia de arranque puede desgastar la carga con mayor velocidad. En segundo lugar, “se recomienda no dejar el auto a la intemperie durante muchas horas” más aún si hay temperaturas inferiores a los 5°C o superiores a los 35°C dado que ambos casos disminuyen notablemente la vida útil de la batería.
Ahora bien, es difícil evitar que en algún momento la carga se termine y haya que cambiar el aparato. Sí, se puede prolongar su estado y evitar que eso ocurra pronto pero es inevitable que suceda. Para saber cuándo el momento está cerca, hay que prestar atención a los siguientes indicadores:
- La luz de advertencia en el tablero del auto;
- Que el motor arranque lento o le cueste iniciar;
- Que los dispositivos eléctricos funcionen mal, lento o a menor potencia que lo normal;
- La batería esté hinchada y desprende mal olor.
Cuando el momento llegue y el reemplazo sea inevitable, habrá que pagar por una batería nueva. En cuanto a precios, varían según los vehículos pero por lo general no bajan hoy de los $25.000. Por ejemplo, en el Quicklane de Villa Crespo, reemplazar la batería de un Ford Focus cuesta $30.475 mientras que en Quick Solution, el cambio para un Chevrolet Agile ronda los $25.200.
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