Los expertos explican cuál es la presión adecuada para cada tipo de auto y los posibles riesgos de circular con los neumáticos poco o muy inflados
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Alineación, balanceo, calibración. Son algunas de las tantas tareas de mantenimiento que necesitan las llantas de cualquier auto. Si no eres un conductor experimentado, es probable confundirse al escuchar tantos términos distintos sobre este componente. Pero, en realidad, cuidar los neumáticos no es tan complicado como parece.
El primer concepto que cualquier conductor tiene que entender es el de la presión, es decir, la cantidad de aire que pueden soportar y que se mide en libras sobre pulgada cuadrada (PSI). Dentro de dicho servicio es importante comprender la diferencia entre la cantidad de presión recomendada, la máxima y la mínima. Hoy te hablaremos sobre los riesgos de no supervisar que los niveles de aire sean los recomendados por especialistas.
¿Qué pasa si la presión de la llanta es baja? Tener las llantas con “presión baja” significa que los niveles de aire son inferiores a los que el vehículo necesita. De acuerdo con la información provista por Kavak, empresa especializada en compraventa de autos usados, las llantas de los autos chicos deberían tener 30 PSI, mientras que las de los autos medianos y grandes deberían tener 42 PSI.
Ahora bien, en el otro extremo está el fenómeno de las “llantas sobreinfladas”. Estas son aquellas en las que el aire está por encima de la capacidad que pueden soportar. Algunos conductores suelen inflar los neumáticos más allá de lo recomendado porque van a realizar viajes largos, pero esto es un error.
Ningún extremo es bueno y, tal como lo explica el fabricante Michelin, estos son los cinco principales riesgos a los que un conductor se expone al elegir manejar con llantas que tengan presión baja:
- Pinchaduras: la banda de rodamiento protege a los neumáticos de los objetos que se encuentran en el camino. Al tener poco aire, esta parte queda más expuesta a sufrir una pinchadura o explosión repentina.
- Mayor consumo de nafta: la presión baja incrementa la resistencia a la rodadura y, en consecuencia, exige un mayor esfuerzo de movimiento para el auto. Es por eso que el consumo de combustible se incrementa.
- Pérdida de la banda de rodamiento: según lo explica Michelin, el rodamiento de un neumático con presión baja provoca su deformación e incluso desprendimientos internos.
- Tracción deficiente: los niveles bajos de aire comprometen la dirigibilidad del vehículo. Específicamente, afectan la precisión de la dirección, lo cual hace que resulte complicado maniobrar en la ruta.
- Subviraje y sobreviraje: se le dice subviraje a cuando las llantas delanteras desinfladas pierden adherencia y no responden a los giros en curvas. Por su parte, el sobreviraje es cuando los neumáticos traseros hacen que el auto se deslice hacia afuera en una curva.
¿Qué pasa cuando una llanta tiene mucho aire?
Una situación similar ocurre cuando las llantas están demasiado infladas, ya que incrementa las probabilidades de sufrir una pinchadura y, además, genera rebotes sobre el asfalto, cosa que se traduce en una conducción incómoda y da menor adherencia.
Siguiendo con los consejos de Michelin, el principal peligro de los neumáticos sobreinflados es que pierden contacto con el suelo. En caso de una emergencia, el vehículo podría perder el control del frenado y la trayectoria del auto, resultando en un potencial accidente.
Ahora bien, en datos concretos, de acuerdo con la escala de Michelin, estos son los valores que deben tomarse de referencia para medir la presión de los neumáticos:
- Presión recomendada: tolerancia de 3 PSI más o menos. Garantiza seguridad, durabilidad y bajo consumo de combustible.
- Presión temporariamente admisible: entre 3 a 7 PSI menos que la presión recomendada. La durabilidad es reducida.
- Presión peligrosa: entre 7 a 15 PSI menos que la presión recomendada. Incrementa el riesgo de explosión, aquaplaning, desgaste y mayor consumo de combustible.
- Presión de alto riesgo: menos de 15 PSI que la presión recomendada. También aumenta el riesgo de explosión, aquaplaning, desgaste y mayor consumo de nafta.