Son varios los factores que llevan a inclinar la decisión hacia uno u otro al momento de la inversión; qué elementos tomar en cuenta en cada caso y cómo se compone la oferta del mercado
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En general se está ante un lindo momento, por el hecho de que significa un cambio, una evolución, el sacarse un gusto o bien subirse al vehículo que se necesitaba. Claro que también puede ser el paso para achicar gastos, ya sea porque cuesta demasiado mantener ese modelo o porque simplemente el rimo de vida cambió o la composición familiar se modificó. En una u otra situación interviene un esfuerzo, tanto para arriba como para abajo, ya que sacrificar algunos ítems a los que se estaba acostumbrado puede implicar un grado de desconsuelo.
El universo que moviliza la decisión de compra de un vehículo es amplio y por eso, amén de las particularidades más específicas, lo que debe prevalecer en el análisis que llevará a tomar la decisión: tener bien en claro el uso que se le va a dar. Pero claro, también entra un juego un factor que quita horas de sueño a más de uno: esa franja de precios en la cual se entreveran el full del segmento B (de los compactos) con el de entrada de gama de la categoría de los medianos.
La delgadez de esa línea divisoria lleva a que se piense más de una vez por cuál optar. Dicho de otro modo, el gran dilema para quien no tiene del todo claro su compra está en discernir entre optar por el espacio o por el equipamiento. Baúl con más litros y plazas traseras más holgadas o un espacio más acotado, pero con más “chiches” a bordo. Más allá de estos aspectos intervienen otros como el comportamiento dinámico y ciertas características vinculadas con el tamaño, la distancia entre ejes o la potencia.
¿Sencilla la decisión? Para nada. Hacer coincidir presupuesto, gusto y necesidad no es lo más común ni sencillo. Con el foco puesto en autos, entre carrocerías hatch y sedán –no entran los crossovers ni los SUV en este análisis– plantearemos las particularidades generales que se dan en los momentos de la búsqueda.
¿Qué conviene?
Lo cierto es que no hay una respuesta concluyente y absolutamente determinante. No hay una fórmula mágica, sino un horizonte absolutamente relativo, tan variado como las costumbres y necesidades del comprador. Sin embargo, hacer un sobrevuelo por lo que hoy se ofrece en el mercado reportará cierta ayuda.
Una de las primeras cuestiones cruciales que quedó cubierta desde hace un tiempo es la seguridad. Entre la entrada en vigencia de la obligatoriedad de airbags frontales (además de los frenos ABS) y el control de estabilidad (ESP), el pilar más básico de seguridad activa y pasiva quedó saldado. Lo que vino después atiende a la dotación que se conoce como ADAS, que son los asistentes a la conducción que intervienen para prevenir un accidente o bien disminuir los daños en caso de impacto.
En lo que hace a confort, algo similar pasó a partir de la llegada de los sistemas multimedia de la mano de pantallas táctiles, que reúnen una serie de ajustes y funciones (audio, cámara de retroceso, conexión Bluetooth y compatibilidad con Android Auto/Apple CarPlay y demás) que varían en calidad de imagen, velocidad de la interface e intuición en su manejo. Algunos ofrecen emparejamiento inalámbrico, otros por cable o algunos son más afines a una de las dos plataformas, y así, las variables van pesando más o menos en el perfil del comprador, donde la edad claramente juega su rol.
El número de modelos dotados con este sistema ha crecido notablemente y desde los escalones de alto o medio de gama, se fue derramando cada vez más a las opciones de acceso.
Aunque suene a perogrullada, otro punto a discernir que aportará para uno u otro lado de la decisión es el tamaño de la familia, ya que el número de integrantes determinará tal o cual necesidad.
También es clave ser consciente del circuito de uso mayoritario del vehículo, si es ciudad o ruta: una cosa es estacionar y maniobrar con un compacto (en especial si es hatch) en el ámbito urbano, que hacerlo con un mediano; similar cotejo al momento de salir a la ruta porque no es lo mismo el comportamiento dinámico de un auto chico que el de un mediano que, por cuestiones lógicas (como distancia entre ejes, trochas y proporciones de voladizos), saca cierta ventaja además de ofrecer un mayor nivel de confort general. Las plazas traseras y el baúl suelen ser ítems que aportan algo de claridad a la disyuntiva.
La potencia también es un aspecto que seguramente tiene incidencia en una buena parte del universo comprador, y es algo no menor a tener en cuenta.
Si bien son segmentos diferentes –por ende, no pueden ser considerados rivales directos– quien evalúa la compra de un auto chico bastante o muy bien equipado también podría inclinarse por uno del segmento inmediatamente superior con menos dotación, pero por un precio similar o cercano y con alguna ganancia en términos de habitabilidad.
Un paneo del mercado
De la toma de un muestreo entre modelos de marcas generalistas, se desprende el siguiente mapa que sirve como plano para tener una idea del panorama existente. Los autos que figuran en esta nota cuestan entre los $25 y casi los $36 millones e incluye a los chicos (B) más caros y versiones de entrada de los medianos (C).
Peugeot tiene como exponente al nuevo 208 fabricado en El Palomar. Ese modelo tiene en lo más alto de su oferta al GT con motor 1.0 turbo de 120 CV, 200 Nm de torque y caja automática CVT de 7 marchas por $28,5 millones. Tiene un baúl con 311 L de capacidad y calza llantas de 17″. Cuenta con multimedia táctil de 10″ con todas las bondades de la conectividad, cámara trasera, 6 airbags, alerta de colisión, frenado autónomo de emergencia y mantenimiento de carril, como ADAS destacadas.
Fiat tiene al Cronos como participante en el segmento y orgulloso de haber sido líder del mercado total durante un considerable tiempo. Fabricado en Córdoba, este sedán tiene a la versión Precision 1.3 GSE CVT al tope de la familia por $25.914.000. El motor Firefly entrega 99 CV y 127 Nm de torque y su socia es una CVT. Además del mejor baúl (525 litros) ofrece dirección eléctrica, arranque en pendiente, cámara trasera, multimedia de 7″ y solo dos airbags.
Siguiendo en la línea aparece el Chevrolet Onix que cuenta con doble oferta de silueta: hatch y sedán. Entre los primeros el full es el Premier AT que figura a $28,6 millones. Monta el recién incorporado turbo 1.0 L de 116 CV con 160 Nm de torque, asociado a una caja automática. Trae 6 airbags y alerta de punto ciego, y su baúl ofrece 303 L. Cuenta con tapizados de cuero sintético, arranque sin llave (encendido por botón), sensores delanteros y traseros de estacionamiento, asistente de arranque en pendientes, estacionamiento asistido y pantalla multimedia de 8″ con Bluetooth y compatibilidad con Android y Apple, además de cargador inalámbrico.
La opción sedán, llamada Plus, en la versión Premier parte al mismo precio, comparte motor y caja AT6, salvo que estira el baúl a 500 L, de lo mejor del segmento. El listado de seguridad y confort es prácticamente el mismo.
Toyota participa del segmento con el Yaris que al tope de línea tiene al S 1.5 CVT (7 marchas) por $26.440.000. El motor entrega 107 CV y 140 Nm de par. El equipamiento destacado ostenta tapizados de cuero ecológico, techo solar, multimedia táctil de 6,8″ con varias funciones, arranque por botón, 7 airbags, además de asistente de pre-colisión y alerta de cambio de carril. El baúl ofrece 310 litros, mientras que su hermano sedán los estira a 473.
En el extremo de la familia tricuerpo está el XLS Pack 1.5 CVT (también tiene una variante manual de 6) que figura en lista oficial a $25.618.000 y cuenta con un equipo similar. Las diferencias, además del volumen extra en zona de carga, está en las plazas traseras algo más espaciosas.
Renault tiene entre los bicuerpo al Sandero (producido en la planta de Córdoba) que en la versión Intens 1.6 CVT figura a $25.950.000. Son 115 CV los que entrega el motor y 156 Nm de torque, combinado con la transmisión CVT X-Tronic. Tiene apertura interna del baúl con 320 L, cuenta con 4 airbags, sensores traseros, multimedia 7″ con Android y Apple (con cable) del Media Nav Evolution y asistente de arranque en pendientes. A equipamiento similar, pero a $26,3 millones, la marca del rombo ofrece la variante Stepway con algunos detalles estilo aventurero.
El representante de tres volúmenes es el Logan (también “cordobés”), que en la configuración Intens 1.6 cuesta $25 millones. Uno de sus puntos fuertes es el espacio de carga con 510 generosos litros. El propulsor 1.6 L sólo se combina con una caja manual de cinco marchas.
Volkswagen participa con el Polo, que en su versión full tiene la GTS con motor 1.4 de 150 CV (el más potente de la categoría) y 250 Nm de torque asociado a una caja AT Tiptronic de 6 marchas. El precio de lista es de $35.786.000. Cuenta con frenos a disco en las 4 ruedas, faros full LED, 4 airbags, climatizador, multimedia 10″, cargador inalámbrico, entre otros. El Virtus Exclusive, con mismo motor y caja además de equipamiento similar, cuesta $36.828.000. Su carta: un baúl de 521 litros.
Nissan por su parte cuenta sólo con carrocería sedán, siendo el Versa su exponente en la versión Exclusive CVT a $30.261.000 (la gama arranca con el Sense MT por 24.5 millones y que bien puede competir con algunos de los hatch mencionados) al tope de su oferta. El motor es el naftero aspirado 1.6 L de 118 CV y 149 Nm de par, asociado a la caja automática CVT. Entre lo destacado, además del baúl de 482 L, figuran los 6 airbags, alerta de punto ciego, tráfico cruzado trasero, colisión frontal, alerta por cansancio, botón de arranque, multimedia de 8″, entre otros.
Pasando a la categoría de los medianos, lo primero a remarcar es que fueron perdiendo jugadores en los últimos años (ya no están Fluence o 408, por ejemplo) y entre las generalistas –a la espera del nuevo Honda Civic Hybrid– la compulsa pasa por Toyota, Chevrolet y Nissan. El VW Vento tiene una sola versión (GLi) por 58 millones por lo cual no ingresa en la escala de precios tomados para el informe.
El Corolla tiene en su entrada de gama al 2.0 XLi CVT por unos muy competitivos $27.038.000. Motor de 4 cilindros de 171 CV y 203 Nm asociado a una caja automática de 10 velocidades. Baúl de 470 L, llantas de 16″, multimedia con pantalla de 9″ con Bluetooth y conexión inalámbrica con smartphones. Se beneficia con el paquete Toyota Safety Sense que incluye asistentes al manejo como control crucero adaptativo, riesgo de colisión, cambio de carril, luces automáticas y 7 airbags.
El Cruze es el mediano de Chevrolet que lo ofrece en doble silueta. La variante bicuerpo es la denominada Cruze 5 y su versión de arranque es la LT AT con motor 1.4 L de 153 CV y 245 Nm asociado a una AT6 que cuesta $28.167.00. Tiene un baúl de 290 L, mientras que el sedán ostenta 440 L y en la versión con mismo nombre y motor se ofrece desde el mismo precio. El listado en ambos incluye pantalla multimedia 7″, sistema On Star, cámara de retroceso, 6 airbags, entre otros.
El Sentra de Nissan en su versión más accesible (Advance CVT) cuesta $35.157.000. Monta un naftero 2.0 L de 147 CV y 197 Nm. El baúl ofrece 466 litros y del equipamiento se destacan: 6 airbags, alerta de punto ciego, de colisión, de carril, frenado inteligente, el arranque por botón, las levas al volante, entre otros.
Entre el gusto, el bolsillo y la funcionalidad
Más allá de que este es un panorama general, lo primordial es tener en claro que cada uno sabe de sus requerimientos y ni hablar de sus gustos. Dejando al poder adquisitivo y el gusto por el diseño de lado, lo que sigue a continuación es poner en la balanza factores de conveniencia o resignación tales como espacio, confort, comportamiento y conectividad. No hay un reglamento que indique que una decisión es más acertada que la otra, sino cuál es la que se ajusta mejor al perfil de usuario, y en ese sentido, lo ideal es tener en claro un panorama de las opciones que hay en el mercado.
Ante la ausencia de una respuesta categórica, están los buenos y convincentes argumentos de ambos bandos.
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