El intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, anunció que está dispuesto a pagar la deuda de $14.000. 000 a la provincia de Buenos Aires para recuperar la administración total
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MAR DEL PLATA.– Un monobloc de cemento de dos plantas y en continuado por casi tres kilómetros. Así nació el complejo de balnearios de Punta Mogotes, a comienzos de la década del 80, cuando llegar a esas playas implicaba dejar atrás juncos, cañas y lagunas para recién ver el mar.
Hace poco más de dos décadas llegó el primer intento de cambio de imagen, a partir de un concurso de ideas para el rediseño y reurbanización del sector que se llevó a la obra pero de manera parcial. Subdividió en bloques y por pares los balnearios, abrió pasillos de acceso libre y habilitó una reconversión de esos paradores, con piscinas y otros amenities. El proyecto se quedó en el conjunto de las unidades de servicios y nunca terminó de avanzar sobre la otra cara del complejo, la que da espaldas al mar.
“Hoy es un lugar lleno de carpas, abandonado, estancado y triste”, lo acaba de definir el intendente local, Guillermo Montenegro, que salió de manera decidida a reclamar el traspaso a manos del municipio de este frente de playas con explotación turística que el único con participación administrativa de la provincia de Buenos Aires.
Un ente mixto con participación del 70% del Gobierno bonaerense y 30% de la comuna se ocupa de la concesión de las 24 unidades fiscales que se explotan como balnearios y del mantenimiento del perímetro parquizado, que incluye un sector de lagunas paralelo a la Avenida de los Trabajadores. Aquel organismo se llama Administración Punta Mogotes y el próximo sábado 31 cumplirá 40 años.
Punta Mogotes también es, por extensión y superficie, el compacto de unidades de sombra más imponente de toda la costa atlántica. Se estima que cada verano salen al mercado en formato de alquiler unas 7500 carpas. También algunas sombrillas. Y estacionamiento para casi 20.000 vehículos.
Disputa política
No hay forma que la propuesta de municipalización lanzada por Montenegro quede ajena a la disputa intensa y constante que mantiene con la gobernación, a cargo de Axel Kicillof. En busca de apoyo, con picardía política, citó que dos dirigentes fuertes de las filas justicialistas locales ya se han expresado en favor de este traspaso: la ex diputada nacional y titular de Anses Fernanda Raverta, principal figura de Unión por la Patria en el distrito, y el ex intendente y hoy diputado provincial Gustavo Pulti. “Espero el acompañamiento de todos y no se sigan poniendo palos en la rueda”, dijo el jefe comunal.
El diputado provincial Diego Garciarena presentó en abril un proyecto de ley para avanzar con este traspaso. Rememora en sus fundamentos que este complejo se gestó en 1979, en plena dictadura, se construyó pronto y se inauguró en enero de 1981, pero con un desvío de fondos importante que se habían obtenido a partir de préstamos del Banco de la Provincia de Buenos Aires.
Ordenamiento administrativo y devolución de ese dinero fue parte del objetivo de creación de la Administración Punta Mogotes, que a la fecha sigue pagando esa deuda. El plan de pagos es de casi 600 cuotas y ya se saldó casi la mitad. Por mes se pagan y devuelven en concepto de capital más intereses unos 30.000 pesos. Lo mismo que costaba este último verano el alquiler de una carpa por día.
El municipio asegura que saldando esa deuda, que estima en 14 millones de pesos, el complejo debería volver a manos municipales según los términos de aquel acuerdo firmado con la provincia. En La Plata analizan por estas horas este planteo, pero no lo ven tan fácil. Montenegro igual advirtió que evalúa avanzar con un plan B: instancia judicial.
“Todo lo que tenga que ver con que la ciudad administre sus propios recursos y tenga decisión tanto sobre el desarrollo urbano como el destino de nuestras playas es de los marplatenses”, afirmó Garciarena.
La Administración Punta Mogotes está presidida por Fernando Maraude y tiene dos directores, uno por la provincia y otro por el municipio. LA NACIÓN se contactó y por ahora no habrá declaraciones sobre la propuesta de Montenegro.
Las 24 unidades están concesionadas. Los últimos contratos fueron por un plazo de 18 años más 5 de prórroga en el caso que se cumplieran con inversiones comprometidas. En su mayoría son emprendimientos familiares. La excepción son una unidad que tiene el gremio gastronómico y otras dos que son del Automóvil Club Argentino. Aquellos compromisos vencen en 2026, cuando habrá que volver a licitar.
Nueva etapa
El municipio busca resolver esta coyuntura antes de ese hito. Así administraría el conjunto de las unidades fiscales de playa del distrito. La Administración Punta Mogotes trabaja también sobre un escenario sin cambios. Y, según pudo confirmar LA NACION, tiene muy avanzado un máster plan para esa nueva etapa que con mismos u otros concesionarios implicará obras de remodelación y renovación del conjunto del complejo.
La jurisdicción de esta administración alcanza hasta superficies parquizadas adyacentes. Allí se han realizado mejoras de equipamiento urbano, y pasarelas. El objetivo de unos y otros es que se conjunto se integre por fin al barrio Punta Mogotes, que también crece pero no termina de encontrar vinculación con el frente de balnearios.
“¿Quién puede estar en contra de estar mejor, de que podamos invertir y mejorar los servicios?”, dijo a LA NACION Augusto Di Giovanni, al frente del Balneario 12, que históricamente fue la referencia futbolera del complejo, hoy explicitada con una imagen de Diego Maradona en la piscina. Pero aclara que todo cambia y en eso están: “Nos quedan dos años de concesión y volvimos a hacer inversión porque de eso se trata, más allá de quién administre”, puntualizó.
Planteó la necesidad de “rediscutir el complejo”, recordó que con los concesionarios hace un par de años ya presentaron un proyecto para rediseñarlo con inversión privada, pero que no lograron avanzar hasta el momento. “Por qué no pensar en menos carpas, en balnearios con otro tipo de servicios y también mirar al otro lado, el que da a la ciudad”, dijo. Y aclaró: “Es reconfigurar el modelo de negocio y por sobre todo tiene que haber un orden”.
Más allá del planteo del municipio, Luis García, a cargo de los balnearios 21 y 24, confirmó a LA NACION que con el conjunto de los concesionarios hace tiempo que vienen trabajando una idea de renovar el complejo a partir de inversiones que están dispuestos a realizar. “Escuchamos al cliente y vemos que hay otras demandas, que se necesita un aggiornamiento de la propuesta”, remarcó y entendió que “hacer esas inversiones es también ponerse a tono con la ciudad”.
La última transformación importante del complejo de Punta Mogotes data de 2001, cuando se llevó a la práctica parte del proyecto realizado por los arquitectos Carlos y Jerónimo Mariani, María H. Pérez Maraviglia, Pablo Rescia y Fernando Mendizábal. Entonces habían definido el sector como un “no lugar” por sus barreras y desconexión. Y dieron el primer paso para integrar lo natural a lo urbano, según fundamentaron.
Fue el inicio de una modernización. Aparecieron las piscinas y el formato de club de playa, con énfasis en la recreación y los servicios complementarios: sauna, gimnasio y espacios deportivos. Ahora los concesionarios advierten que las demandas pasan por otro lado. Quizás más espacios libres y lo sustentable. Hacia ese objetivo están mirando, mientras la política discute.
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