Mientras la venta de autos eléctricos se aplana en el mundo, los híbridos viven un auge de ventas; ¿son una solución intermedia para el futuro de la movilidad o pueden llegar todavía más lejos?
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Parecía que iban a quedar rápidamente superados por los eléctricos, pero los autos híbridos vuelven a ser el centro de la oferta y muchas marcas empezaron a incorporarlos. ¿Qué pasó?
Cuando empezamos con esta columna, hace más de dos años, hacíamos un planteo de la electrificación como una analogía con el mundo de los televisores: primero llegarían los híbridos -como el plasma- y luego distintas variantes de mayor electrificación a medida que la infraestructura lo fuera permitiendo.
Sin embargo, este avance que se estimaba inexorable parece retroceder o tomar una larga parada para tomar impulso nuevamente quién sabe cuándo.
En un panorama de estancamiento de ventas tanto de vehículos puramente eléctricos y también a combustión en los mercados más importantes del mundo, los híbridos son la categoría que demuestra mayor crecimiento.
¿Cuáles son los motivos del cambio, qué podemos esperar en el mundo, y sobre todo en nuestra región?
Freno regenerativo
La tecnología fundamental detrás de la hibridación (la posibilidad de convertir la energía del frenado para recargar una batería pequeña) es quizá la mejor metáfora o presentación para la situación actual.
Las demoras en definir redes sostenibles de recarga masivas, la permanencia de la “ansiedad de autonomía” y, por qué no, la retracción de algunos incentivos estatales, han pausado el ritmo de adopción de vehículos 100% eléctricos.
Por otro lado, los híbridos -sobre todo los enchufables- han sumado elementos de conveniencia, principalmente por el lado de la autonomía: años atrás el promedio de la solución enchufable se encontraba en torno a los 30 o 40 kilómetros y hoy las prestaciones duplican o más aún estas cifras, ofreciendo valores de rango eléctrico igual a los EV de primera generación.
También han crecido las soluciones híbridas donde lo que se busca es desempeño: la combinación de motores térmicos y eléctricos, que siempre ofreció notables ventajas de aceleración y confort de marcha respecto de los vehículos puros a combustión, sumado a los requisitos ambientales -sobre todo europeos- han traído la hibridación incluso al olimpo de los súper e híper deportivos, lo que hace unos pocos años hubiera sido considerado una herejía.
En paralelo, algunas otras soluciones tecnológicas han entrado en un espacio de grandes dudas, sobre todo el hidrógeno, donde las preocupaciones también vienen por el lado de las redes de distribución y carga, y se empieza a plantear la posibilidad de que no lleguemos a una carga plena del vector energético, sino que se integre en la forma de combustibles sintéticos neutros en carbono, algo que también conocimos en esta sección.
También influye la oferta de las marcas en este fenómeno: la estrella -ya anticipada- de la electrificación a nivel global es la china BYD, y dentro de su línea tuvo y tiene híbridos muy destacados, como el sedán Qin y el fantástico SUV Song plus.
La alternativa de la región
Y Latinoamérica vive una combinación de la mayoría de estas tendencias. A una práctica inexistencia de incentivos (al menos en el volumen de los que ofrecen países desarrollados) se suman una infraestructura aún muy frágil y el componente adicional de las enormes distancias para hacer mucha fuerza a favor del híbrido.
En países como el nuestro, una legislación demasiado genérica que favorece de igual manera a híbridos suaves y eléctricos puros incluso ha dado lugar a la retracción de la oferta en los modelos más avanzados. Los últimos lanzamientos de las grandes premium alemanas son versiones apenas modificadas en pro de la elusión impositiva en perjuicio de versiones de verdadera autonomía eléctrica.
Por otro lado, el mayor desarrollo del parque electrificado se ha traducido en la forma de automóviles de fabricación -o ensamblado- regional, como las variantes híbridas del Corolla y el Corolla Cross, a los que se sumará la avanzada china más pronto que tarde.
Nada es para siempre
Sin dudas este avance de los híbridos sobre los electrificados es un retroceso temporal. Las consignas de aquella primera nota siguen vigentes: La hibridación es una tecnología que agrega sofisticación y complejidad, a la vez que mantiene la dependencia de los combustibles fósiles, por lo que no puede ser considerada una solución de largo plazo sino una herramienta de transición.
¿Qué falta para dar el paso definitivo? La tecnología de baterías sigue siendo el límite del despliegue, pero los precios no dejan de bajar, en sintonía con un despliegue creciente de nuevas tecnologías (sodio, estado sólido y otras).
Cuando la densidad y el costo permitan no solo extender la autonomía a lugares finalmente tranquilizadores para cualquier conductor, sino especialmente desarrollar una capacidad accesible de intercambio rápido, finalmente estaremos en condiciones de despejar cualquier duda.
Mientras tanto, los híbridos aún tienen mucho para dar: en reducción de consumo y emisiones, en una experiencia superadora de manejo, e incluso menores costos de mantenimiento, siguen siendo una excelente aproximación al futuro de la movilidad.
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