Cada vez más aerolíneas aplican la política de pesar a los pasajeros antes de los vuelos y los motivos incluyen criterios de sustentabilidad ambiental y equilibrio; qué dicen los especialistas
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Las aerolíneas implementan sus políticas de vuelo en base a una variedad de consideraciones: entre ellas están la seguridad, eficiencia, competencia frente a otras aerolíneas del mercado, el contexto económico de cada país, la sostenibilidad y la tecnología disponible. En este sentido, uno de los procedimientos que empezaron a aplicar ciertas compañías en el último tiempo es el control del peso de cada pasajero.
La última en implementar la medida fue Korean Air, la mayor aerolínea surcoreana con sede principal en Seúl, que anunció que se trataría de una medida temporal en lapsos acotados de tiempo, con el fin de actualizar los datos sobre el peso de los pasajeros y su equipaje de mano y compartirlos con el Ministerio de Territorio, Infraestructuras y Transporte de Corea del Sur (MOLIT). De esta manera, del 28 de agosto al 3 de septiembre en el Aeropuerto Internacional de Gimpo y, próximamente, del 8 al 19 de septiembre en el Aeropuerto Internacional de Incheon, de los más concurridos del país, se pesará a cada pasajero previo al vuelo.
“El MOLIT aconsejó a todas las aerolíneas de bandera coreana que pesen a los pasajeros con su equipaje de mano para actualizar sus Normas de Gestión de Peso y Equilibrio de la Aeronave”, dijo un vocero a medios de comunicación estadounidenses. El proceso se utiliza para ayudar a determinar la distribución de peso en la aeronave, y los cálculos deben realizarse cada cinco años en el país asiático.
Otras aerolíneas que aplicaron la medida
No es la primera aerolínea en aplicar la política. En mayo de este año, Air New Zealand anunció que durante el mes de junio y hasta el segundo de julio pesaría a sus pasajeros en vuelos internacionales antes del embarque, como parte de un estudio para determinar el peso promedio de los viajeros. La medida fue una consecuencia de un pedido de la Autoridad de Aviación Civil del país.
Desde la empresa con base en Auckland aseguraron que el peso de cada uno de los 10.000 pasajeros que se estimó volarían con la aerolínea se registraría anónimamente en una base de datos pero que no sería visible para el personal de la aerolínea ni para otros pasajeros. El fundamento que usaron fue que conocer el peso promedio de los pasajeros puede ayudar a aumentar la seguridad, mejorar la eficiencia del combustible en el futuro y reducir el impacto ambiental causado por la huella de carbono de cada vuelo.
No es la primera vez que la aerolínea neozelandesa recurre a esta medida. Ya en 2021 y en plena pandemia había implementado el protocolo de subirse a la balanza en vuelos nacionales. “Conocer el peso de todo lo que va en los aviones es un requisito reglamentario”, indicó el vocero Alastair James en un comunicado oficial. “Sabemos que subirse a la balanza puede ser desalentador. Pero, al pesarse, nos están ayudando a volar de forma segura y eficiente”.
Mucho antes que Korean Air y Air New Zeland, en 2017, Finnair solicitó a los pasajeros del aeropuerto de Helsinki que registraran su peso previo al embarque, como parte de un plan voluntario para recopilar datos sobre el peso promedio. En el mismo año, Hawaiian Airlines impuso la misma política para los vuelos a Samoa Americana con el fin de lograr una distribución uniforme del peso en las aeronaves. Antes aún, en 2015, Uzbekistan Airways dijo que pesaría a los pasajeros de algunos vuelos para garantizar la seguridad.
El fundamento detrás de la regla: ¿eficiente u ofensivo?
Detrás de la controversia de invadir la intimidad de los pasajeros con el pedido de exponer el número de su peso corporal hay una explicación racional y es que, con una estimación más precisa del peso total de los pasajeros se pueden tomar decisiones más atinadas frente a la distribución del peso total y el consumo del combustible.
Actualmente, las aerolíneas se rigen por la cifra de la “masa supuesta”, que supone que cada pasajero pesa 88 kilos. Algunas aerolíneas ponderan la variable del género para refinar la cifra y asignan un peso estimado de 93 kilos para hombres y 75 kilos para mujeres. Sin embargo, estos valores fluctúan considerablemente de vuelo en vuelo y, el argumento de los especialistas que respaldan el método de la balanza como parte del check-in, dice que, con el conocimiento exacto del peso a bordo podría optarse, por ejemplo, cargar menos de combustible.
Desde Fuel Matrix, una empresa tecnológica británica con sede en Berkshire, sostienen que, actualmente las aerolíneas cargan alrededor de un 1% más de lo necesario y, en consecuencia, queman entre un 0,3 y un 0,5% más de combustible para transportar el excedente innecesario. “Las aerolíneas gastan aproximadamente US$200.000 millones en combustible cada año, por lo cual el posible ahorro en todo el mundo podría ser de hasta US$1000 millones por año”, señaló Nick Brasier, director de operaciones de la organización.
Por otro lado, expertos en el tema sostienen que, sabiendo el peso de cada pasajero podría realizarse una asignación de asientos más lógica, no solo para la comodidad del pasajero, sino también para el equilibrio del avión, eliminando la necesidad de ajustes adicionales y “compensaciones” aplicadas para nivelar y contrarrestar desequilibrios que, además, aumentan el consumo de combustible.
A pesar de que el registro del peso de los pasajeros previo al vuelo prueba tener beneficios prácticos y en armonía con el ambiente, la tendencia de los pasajeros suele ser la reticencia a pesarse y no la inversa. Por eso, la consigna suele ser voluntaria. Desde Korean Air, por ejemplo, explicaron que en el caso de que el pasajero prefiera no pesarse, basta con comunicarle la decisión a algún miembro del personal de la línea aérea.
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