Cada vez son más las automotrices que anuncian inversiones en Brasil con el foco puesto en la exportación y el desarrollo de tecnologías híbridas; qué hay detrás del movimiento
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Por el peso histórico de su mercado de más de 2,5 millones de vehículos al año. Por su tradición industrial. Y por las nuevas reglas que ya puso en marcha destinadas a subirse a la nueva ola de transformación que vive el sector en todo el mundo. Brasil siempre ocupó un lugar preponderante en el mapa de las inversiones automotrices, pero en lo que va de este año aceleró a fondo: fabricantes de todos los orígenes (europeos, estadounidenses, japoneses y chinos, los nuevos actores que cada día pisan más fuerte) anunciaron desembolsos millonarios para producir en el país vecino nuevos modelos en los próximos cinco años que le cambiarán la cara a la industria regional.
Stellantis, Volkswagen, Toyota, General Motors y las chinas en ascenso Great Wall Motors y BYD conforman la lista reciente de las automotrices que en lo que va del año confirmaron inversiones en Brasil.
La suma, según informó en febrero último el vicepresidente brasileño, Geraldo Alckmin, asciende a US$20.400 millones, y el foco está puesto en la transición hacia modelos híbridos y eléctricos. Se trata de inversiones proyectadas para ser liberadas en varias instancias que, en algunos casos, se extienden hasta 2029.
Frente al interrogante de por qué las inversiones cobraron velocidad en Brasil en los últimos meses en contraste con el caso argentino (donde los anuncios no abundan), la respuesta está en la política que adoptó el nuevo gobierno.
El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, inauguró en enero de 2023 el programa MoVer, un sistema que introduce nuevas reglas para la industria automotriz brasileña y cuyo fin es, a través de beneficios impositivos, promover la inversión por parte de las empresas en nuevas tecnologías para reducir las emisiones de gases contaminantes y el consumo del combustible.
De esta manera no solo las firmas que inviertan en la fabricación nacional de vehículos eléctricos, híbridos convencionales, híbridos flex (aptos para etanol) y hasta mild-hybrid, serán beneficiadas, sino que aquellas que no lo hagan, y elijan mantener motorizaciones convencionales, serán penalizadas.
Stellantis: US$6000 millones
El último desembolso anunciado en el gigante sudamericano, a principios de marzo, fue del Grupo Stellantis, por nada menos que US$6000 millones. La mayor inversión realizada en la industria automotriz brasileña en toda su historia, según destacó la automotriz nacida de la fusión entre FCA (Fiat Chrysler) y PSA (Peugeot Citroën).
“Este anuncio consolida nuestra confianza y compromiso con el futuro de la industria automotriz sudamericana y es una respuesta al favorable ambiente de negocios que encontramos”, dijo el CEO global del grupo, Carlos Tavares.
La inversión de Stellantis se destinará al desarrollo de sistemas híbridos flexibles, nuevas tecnologías y motores, y a la producción y lanzamiento de 40 modelos nuevos para todas las marcas del grupo en la región -que incluyen renovaciones y nuevas generaciones- durante los próximos cinco años y medio.
La empresa ya había anunciado sus planes de producir autos con la llamada tecnología Bio-Hybrid, que ofrece vehículos híbridos con sistema flex (apto para alcohol-etanol) y englobará tres tipos de motorización: mild-hybrid, el híbrido convencional y el híbrido enchufable, variando la aplicación según el auto y su posicionamiento en el mercado.
“Estamos entrando en un nuevo ciclo virtuoso para Brasil y la región con este anuncio. Serán implementadas cuatro plataformas globales, asociadas a las tecnologías Bio-Híbridas, más de 40 modelos, además de ocho nuevos trenes motrices y aplicaciones de electrificación”, complementó Emanuele Cappellano, presidente de Stellantis para América del Sur.
Toyota, General Motors y Volkswagen
Unos días antes de Stellantis, Toyota había anunciado una inversión por US$2200 millones hasta 2030 para ampliar su capacidad productiva en el país vecino y presentar nuevos modelos, entre los que estaría una nueva pick up compacta (segmento donde la marca japonesa no compite todavía en la región) más la llegada del SUV para el segmento chico Yaris Cross.
Del total de US$2200 millones, ya se confirmó el desembolso de casi la mitad, US$1000 millones, hasta 2026, que incluye la introducción de un nuevo vehículo compacto híbrido flex, que comenzará a producirse a principios de 2025, y otro modelo híbrido flex desarrollado especialmente para Brasil, que será anunciado más adelante.
El primer vehículo que llegará -según todos los indicios que manejan en el sector- es el Yaris Cross, SUV del segmento B (chico), que tiene muchas chances de tener una configuración híbrida, y cuya presentación está prevista para fines de 2024. En cuanto al segundo modelo, hay altas probabilidades de que se trate de una nueva pick up compacta híbrida. En febrero, según información publicada en medios brasileños, el Sindicato de los Metalúrgicos de Sorocaba habría confirmado que Toyota ya estaba negociando con la casa matriz la producción de una pick-up híbrida.
Toyota posee dos fábricas en San Pablo, una en Sorocaba y la otra en Indaiatuba, y el anuncio de inversión prevé la construcción de nuevas instalaciones en la planta de Sorocaba, a la que se transferirán progresivamente operaciones de la otra fábrica.
A Toyota la precedieron General Motors y Volkswagen, que entre fines de enero y febrero también anunciaron grandes desembolsos de US$ 1400 millones y US$3240 millones, respectivamente.
En el caso de la compañía estadounidense, la inversión -que comenzará en 2025 y durará hasta el 2028- será destinada a la renovación de la gama de productos comercializada en el país, al “desarrollo de tecnologías innovadoras” y a la “apertura de nuevos negocios”.
Si bien durante el anuncio no se compartieron detalles sobre cuáles serán los nuevos modelos fabricados, sí se habló de que muchos de ellos serán impulsados por energías alternativas, y también se confirmó que dichos modelos se exportarán a toda la región, incluida la Argentina.
En el caso de Volkswagen, la inversión comienza este año y, al igual que para GM, concluye en 2028. En ese lapso de tiempo, las cuatro plantas de la marca alemana en tierra brasileña -Anchieta, São Bernardo do Campo, São José dos Pinhais y Taubaté- se modernizarán; lanzarán 16 nuevos modelos y producirán nuevas motorizaciones, incluyendo impulsores nafteros, con etanol, híbridos y 100% eléctricos.
Entre esos nuevos modelos la automotriz confirmó una nueva pick-up compacta, que se había pensado originalmente para producir en la planta bonaerense de Pacheco: el Proyecto Tarok, una camioneta con estructura monocasco, que comparte plataforma y componentes con el SUV Taos producido en la Argentina.
El otro modelo importante de los 16 anunciados por Volkswagen será el reemplazante del Gol, en una silueta inédita aún que podría tener formato de SUV.
China a por todo
Un capítulo aparte de la ola inversora que llegó a las playas brasileñas tiene como protagonistas a las marcas chinas Great Wall Motors y BYD.
La primera confirmó un monto de US$2000 millones en los próximos 10 años. El objetivo, según comunicaron, es ampliar la capacidad productiva de la fábrica de 20.000 unidades al año a 100 mil, y exportar sus vehículos fabricados en Brasil a toda América Latina.
En la planta de Iracemápolis, su cuarta sede en el mundo y la primera fuera de Asia, está previsto para este mes de mayo el inicio de producción de una pick-up mediana basada en la Great Wall Poer aunque inédita en el mundo, y de un SUV de siete asientos, ambos híbridos.
Lo de BYD es otra gran novedad. El fabricante en boca de todos por posicionarse en tiempo récord como rival de Tesla en el campo de la producción y venta de vehículos eléctricos ya había anunciado en 2023, cuando compró la planta que Ford tenía en Bahía, que invertiría US$610 millones, pero elevó la apuesta cuando dijo que llevaría esa suma a un total de US$1100 millones.
El capital estará destinado a la renovación del complejo ex-Ford, y a la construcción de cinco edificios residenciales para empleados y funcionarios. La pretensión de BYD es una capacidad productiva inicial de 150.000 vehículos por año (idealmente duplicada en una segunda etapa) para hacer híbridos y eléctricos, que se comercializarán con precios competitivos. La obra ya está en curso y el inicio de las operaciones está programado para este año.
Stella Li, vicepresidenta global y CEO de BYD para las Américas, dijo en una entrevista el 16 de marzo que, a pesar de la primera impresión de que la electrificación tendría una difícil adopción en América Latina, debido a la falta de incentivos suficientes, BYD demuestra con sus ventas en Brasil que el movimiento “está ocurriendo” y que “Brasil está presentando un desempeño muy bueno, con datos muy buenos”.
BYD confirmó que en las instalaciones de Camaçari se van a fabricar los ya comercializados importados Dolphin y Dolphin Mini, pero también modelos más grandes y caros como el Yuan Plus, también completamente eléctrico, y el Song Plus, un híbrido que estará adaptado para funcionar con etanol. Además, potencialmente también será la casa matriz de una nueva pick-up mediana híbrida.
La lista de las automotrices que anunciaron desembolsos recientes en Brasil no termina ahí. Hay que mencionar a Hyundai (US$1100 millones), Renault (US$1000 millones), Honda (US$800 millones), Caoa (US$908 millones), Chery (US$900 millones), Nissan (US$565 millones) y BMW (US$100 millones).
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