A través de redes sociales, pasajeros cuentan las dificultades de vivir a bordo; problemas en el visado, recursos que escasean, inundaciones y un peligro inminente
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Lo que parecía iba a ser una verdadera aventura recorriendo el mundo se estaría convirtiendo en una pesadilla para los pasajeros del Serenade Of The Seas, el crucero de la empresa Royal Caribbean que, al momento de publicación de este artículo, se encuentra en las costas de la Argentina.
Cuando salió la propuesta a la venta, era el atractivo ideal para quienes se habían quedado afuera de la convocatoria para otro crucero, que promete un viaje de tres años a bordo. Royal Caribbean salía al mercado con el Serenade, una embarcación de 292 metros de eslora y capacidad para transportar a 2400 personas y casi 900 tripulantes.
Los paquetes salieron a la venta y varios entusiasmados compraron un boleto de ida para viajar por nueve meses alrededor de todo el mundo. Largada y llegada en Miami, Estados Unidos, estadía de 274 noches a bordo, “más de 150 destinos, 60 países, 11 maravillas del mundo” y un paseo por cinco continentes son los atractivos que prometía la empresa.
Sin embargo, apenas unas semanas de comenzada la travesía, empezaron los problemas. El itinerario de visitas a los países se está cumpliendo, pero el relato que se viralizó y aparece en las redes sociales de los viajeros disiente del ideal de una aventura a puro lujo por todo el mundo.
En primer lugar, relatan en X (ex Twitter), los camarotes son muy pequeños para la cantidad de personas que deben convivir en ellos. Las duchas apenas tienen espacio para moverse dentro y no hay mucho lugar para trasladarse allí. Quizás este haya sido el punto más objetable, dado que la empresa provee información sobre los planos de la cubierta y el metraje de cada camarote en su web oficial.
No obstante, quienes compraron su boleto en la etapa de venta temprana, únicamente tuvieron la posibilidad de comprar la estadía de nueve meses. Lo que ocurrió es que, al ver que no se vendía el cupo completo, se habilitaron boletos para dos meses de viaje, algo que comenzó a generar rispideces entre los pasajeros.
Dos tribus
El problema de la venta de estadías generó lo que en las redes llamaron “dos tribus”. Por un lado, quienes tienen un viaje corto, es decir, de no más de dos meses, que aseguran no ser convocados para todas las actividades y sufrir “diferencias de trato” por el personal del crucero y, por el otro, los que tienen el paquete completo y estarían “creando su propio grupo, ignorando al resto”.
Más allá de eso, la vida normal en el crucero empezó a tener algunas historias llamativas que generaron revuelo en redes. “Una señora hizo un room tour (una guía por su camarote) y la gente se puso como loca porque encontraron su puerta decorada con un [ananá] que, según algunos, es señal de que son swingers”, relató una joven en X.
“La señora aclaró que ella no es swinger, pero que encontró la señal en otras puertas del crucero”, completó más tarde.
También hubo tiempo para disputas matrimoniales, como el caso de una pareja que según los testimonios en las redes se peleó a los gritos en el sector de lavandería y reconoció no saber cómo iban a “aguantar juntos nueve meses”. El divorcio sería un hecho al regreso.
Trabas idiomáticas, desabastecimiento y un peligro inminente
Pero el verdadero problema empezó tras una tormenta. La embarcación debió atravesar una zona de altamar con fuertes lluvias y el agua ingresó dentro del crucero, generó inundaciones en algunos sectores y dejó sin funcionamiento a los ascensores internos.
Si bien los problemas parecen haberse resuelto, el miedo de los pasajeros es que, en unos días, atravesarán la zona del Pasaje de Drake, área marítima que separa a América del Sur y la Antártida. Ese paso es conocido por ser uno de los más riesgosos del mundo y, dada la situación ocurrida en altamar, algunos viajeros mostraron su temor por lo que pueda ocurrirle al barco al atravesar el área.
Luego de una parada en Buenos Aires, una recorrida por la ciudad y otra parada en Puerto Madryn, comenzó el desabastecimiento de alcohol. Todos los pasajeros tienen “acceso ilimitado a la barra”, pero las cantidades no habrían sido suficientes, según los testimonios de pasajeros. Durante varios días se aplicó una suerte de “ley seca”, donde no se permitió el acceso al alcohol hasta que las autoridades del crucero salieron a la compra de vino argentino y uruguayo para servir en las cenas.
Otro factor que generó problemas en las últimas horas fue la dificultad para comunicarse entre pasajeros y tripulación a tal punto que se contrataron traductores para que hagan de intérpretes en vivo. A su vez, algunas personas tuvieron trabas en el visado, algo que no les permitía circular en algunos de los países visitados y a visitar, pero cuentan que ese problema ya fue resuelto por Royal Caribbean.
Las historias que giran alrededor del Serenade no tienen previsto terminar en el corto plazo. Apenas llevan unas semanas de recorrido y cuando se alejen de América del Sur comenzará la travesía con más días en altamar, algo que impedirá el acceso a tierra y la distancia de los problemas por varias jornadas.
LA NACION