Manejar con bajas temperaturas requiere de muchos cuidados y prevenciones que no son tan populares; una por una, todo lo que hay que saber antes de encarar la ruta en invierno
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En la Argentina, el año pasado los accidentes de tránsito se cobraron 12 vidas por día, de acuerdo con las últimas cifras de la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Además, las personas de entre 15 y 34 años fueron las más afectadas, representando al 38% de los casos.
En este sentido, ante la llegada de una nueva temporada invernal, y en el marco de una alerta amarilla por nevadas en algunos de los destinos turísticos más elegidos como el sur -con rutas muchas veces cubiertas de nieve o hielo- es clave trabajar en la concientización de la seguridad al volante y el respeto a las normas de tránsito.
Es en este contexto que Iturán, empresa de tecnología enfocada en servicios de localización y recupero de vehículos, compartió ocho recomendaciones para manejar con bajas temperaturas y evitar accidentes de viales.
1. No salir si nieva y viajar siempre con un acompañante
Salir a la ruta durante una nevada puede ser peligroso por varias razones: la reducción de la visibilidad; las superficies de las rutas se vuelven resbaladizas generando la pérdida de tracción y control; aumenta el tiempo de frenado y siempre está la posibilidad de que el vehículo se atrapado en la nieve.
En este sentido, viajar con un acompañante, aunque no elimina los riesgos que supone la nieve, sí puede mitigarlos.
Para empezar, en caso de emergencia, tener a alguien que pueda asistir y avisar es indispensable. Además, un acompañante puede distribuir responsabilidades, asumiendo algunas tareas (como por ejemplo la del gps), permitiendo que el conductor se concentre de lleno en el manejo, así como servir para hacer turnos al volante.
2. Usar neumáticos específicos o cadenas en las ruedas
Usar neumáticos específicos para nieve es crucial por varias razones relacionadas con la seguridad y el rendimiento del vehículo en condiciones adversas como la nieve y el hielo.
Estos están diseñados con compuestos de goma especiales y patrones de banda de rodadura más profundos y anchos que mejoran la tracción, ayudan a evacuar la nieve y el agua -reduciendo el riego de hidroplaneo y mejorando el agarre-, disminuyen la distancia de frenado y mejoran la estabilidad y el control. Además, resisten más a las bajas temperaturas, a diferencia de los neumáticos estándar que tienden a endurecerse con el frío extremo y pierden la efectividad.
Una alternativa, en el caso de no tener acceso a este tipo de neumáticos, son las cadenas en las ruedas. Existen diferentes tipos que se pueden usar entre los que se encuentran cubiertas para nieve, cadenas tradicionales, cadena liquida y cadenas textiles.
3. Usar las luces antiniebla
Durante el invierno, las condiciones de iluminación pueden ser muy variables debido a la nieve, la niebla y las largas horas de oscuridad. En este sentido, las luces antiniebla están diseñadas para proyectar un haz de luz ancho y bajo que ilumina la ruta directamente frente al vehículo, reduciendo el deslumbramiento reflejado por la niebla.
Es clave mantenerlas limpias y en buen estado, puesto que la suciedad y el hielo reducen su efectividad.
Son especialmente útiles en condiciones de niebla densa, nieve intensa o lluvia fuerte, ya que mejoran la visibilidad inmediata. Si no están dadas estas condiciones, no es recomendable usarlas porque pueden deslumbrar a otros conductores.
4. Evitar los movimientos bruscos
Evitar movimientos bruscos en rutas con bajas temperaturas es crucial por varias razones, principalmente relacionadas con la tracción y el control del vehículo (cuando las rutas están cubiertas de hielo o nieve). Esto genera un mayor riesgo de deslizamiento: el subviraje (cuando el vehículo sigue recto en una curva) y el sobreviraje (cuando la parte trasera del vehículo derrapa) son más comunes en condiciones de baja tracción. Conducciones bruscas pueden desencadenar estos fenómenos, especialmente en superficies heladas.
Mantener una conducción suave y controlada ayuda a mantener la estabilidad del vehículo. Aceleraciones, frenadas y giros suaves permiten que los sistemas de control de tracción y estabilidad del vehículo funcionen de manera más efectiva.
Por otro lado, los movimientos bruscos pueden activar de manera inesperada los sistemas de seguridad del vehículo, como el control de estabilidad (ESC) y el sistema antibloqueo de frenos (ABS). Aunque estos sistemas están diseñados para ayudar, pueden ser menos efectivos si se activan de forma repentina y en situaciones extremas.
5. Usar anticongelantes en el radiador y limpiaparabrisas
El anticongelante (también conocido como refrigerante) evita que el líquido del radiador se congele. Si el refrigerante se congela, puede expandirse y causar daños graves al motor, incluyendo la rotura del bloque del motor o el radiador.
Además, ayuda a mantener una temperatura de funcionamiento adecuada del motor, evitando el sobrecalentamiento en condiciones extremas tanto de frío como de calor (clave para el rendimiento óptimo y la longevidad del motor). Además, los anticongelantes modernos contienen aditivos que protegen las partes metálicas del sistema de enfriamiento contra la corrosión y la formación de depósitos, lo que puede obstruir el sistema y reducir su eficacia.
Por otro lado, el líquido limpiaparabrisas con anticongelante evita que se congele en el depósito o en las líneas de suministro. De esta manera mantiene la visibilidad, además de preservar el sistema, incluyendo el depósito, las bombas y las boquillas.
Antes de la llegada del invierno, se recomienda realiza una revisión completa del sistema de enfriamiento y del sistema de limpiaparabrisas para asegurar que ambos estén preparados para las bajas temperaturas.
6. No detener el vehículo en pendientes, puentes o curvas
Evitar detener el vehículo en pendientes, puentes o curvas. Es importante no detenerse en lugares peligrosos donde otros conductores pueden no esperar encontrar un auto detenido. Lo mejor es buscar un lugar seguro y visible.
En una pendiente, el vehículo puede deslizarse hacia abajo debido a la gravedad y la menor tracción en superficies heladas o nevadas. Detenerse en una pendiente aumenta el riesgo de perder el control del vehículo. Es más difícil reanudar la marcha en una pendiente resbaladiza, ya que los neumáticos pueden patinar y perder tracción.
Los puentes, por otro lado, tienden a congelarse más rápidamente que las rutas normales porque el aire frío circula tanto por encima como por debajo de la estructura, reduciendo la temperatura de la superficie. Esto hace que los puentes sean más resbaladizos y peligrosos.
Por último, en las curvas -que ya representan un desafío en condiciones resbaladizas porque el vehículo tiende a seguir derecho por la inercia- no hay que detenerse, puesto que puede sorprender a otros conductores que no tienen tiempo suficiente para reaccionar, aumentando el riesgo de colisiones.
7. Poner el freno de mano al estacionar
Es una recomendación básica, pero vale la pena recordarla: siempre poner freno de mano al estacionar, especialmente en pendientes, para evitar que el vehículo se desplace o resbale en superficies con nieve. El freno de mano asegura las ruedas traseras del vehículo, ayudando a prevenir que el vehículo se deslice en superficies resbaladizas.
Dicho esto, siempre que sea posible, lo recomendable es estacionar en lugares planos y seguros para evitar complicaciones al retomar el camino.
8. Supervisar la batería
Las bajas temperaturas afectan negativamente el rendimiento y la capacidad de la batería y una batería débil o defectuosa puede dejar varado el auto en condiciones climáticas adversas, lo cual puede ser peligroso debido a la exposición al frío extremo y a la dificultad de recibir ayuda rápida en rutas remotas o poco transitadas.
El frío ralentiza las reacciones químicas dentro de la batería, reduciendo su capacidad de generar corriente eléctrica. Esto significa que la batería puede no proporcionar suficiente energía para arrancar el motor en frío.
Además, los arranques en frío son más difíciles porque el aceite del motor se vuelve más viscoso a bajas temperaturas, lo que hace que el motor sea más difícil de arrancar. Esto requiere más energía de la batería, que ya está debilitada por el frío.
Por otro lado, en invierno, el uso de sistemas eléctricos del vehículo, como calefacción, luces y limpiaparabrisas aumenta significativamente. Una batería en buen estado es esencial para manejar esta carga adicional.
Por todas estas razones, una revisión preventiva puede identificar problemas con la batería antes de que causen un fallo total. Esto incluye verificar la carga de la batería, su capacidad para mantener la carga y la condición de los terminales y cables.
LA NACIONTemas
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