Por la falta de dólares, las automotrices no reciben autorizaciones para importar modelos hace 60 días y la preocupación se extiende ahora al abastecimiento de piezas; puede haber fábricas paradas, advierten
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A las automotrices se les acabó la paciencia. Lo que empezó como una restricción transitoria en los últimos días de junio con horizonte incierto está cumpliendo 60 días: por la falta de dólares, las terminales no pueden entrar modelos importados hace dos meses y la preocupación del sector por esa y otras restricciones se transformó en desesperación.
“Nada”, es la palabra repetida a lo largo de las semanas cada vez que se consulta a una terminal sobre la aprobación de los permisos para ingresar autos. “No salen SIRA”, reiteran en las automotrices consultadas por LA NACION. Pero la irritación no termina hoy en el problema comercial que implica para las marcas no poder traer vehículos, fundamentalmente de Brasil: las advertencias se extienden ahora al abastecimiento de piezas para la producción de pick ups y autos.
“Estamos muy ´finitos´, se puede parar la producción en cualquier momento”, alertan en una terminal. “Por el momento seguimos fabricando, pero es día a día”, comparten en otra. Hasta ahora, ninguna terminal debió parar este año más de un día por falta de insumos, como sucedió en 2022, cuando se produjo la crisis de los neumáticos por una disputa gremial y había faltantes globales de microchips. Lo que sí ocurrió en algunos casos fueron “microparadas” de unas horas por un faltante puntual de una autoparte que es revertido al otro día, como sucedió este lunes en la planta de Renault en Córdoba, en la línea de producción de las pick ups Nissan Frontier y Renault Alaskan.
En otras circunstancias, ante la falta de una pieza, las terminales optan por sacar el modelo incompleto de la línea y agregar después la parte restante, dentro del mecanismo de relojería que sigue la producción automotriz con su abastecimiento en el momento de los insumos necesarios.
La preocupación de las terminales por lo que puede suceder en las próximas semanas está ligada con las señales de alarma que reciben de sus proveedores, quienes también deben lidiar con las autorizaciones para poder importar. “Hay riesgo de que las paradas de un turno aisladas pasen a ser más largas”, reconocen entre los autopartistas.
Hasta el momento, a la hora de asignar los dólares, el Gobierno vino priorizando el abastecimiento de piezas para que no se detenga la producción, que en los primeros siete meses del año creció casi 12% con respecto a 2022. Eso llevó a frenar por completo las aprobaciones para importar autos al dólar oficial (el 35% de los modelos que se venden en el mercado local llegan del exterior).
“Es un combo de cosas”, cuenta una fuente sectorial que resume el enojo que envuelve a las empresas. En la lista no solo figura la falta de aprobación de las SIRA para ingresar autos hace dos meses: se agrega además el impuesto PAIS del 7,5% a las importaciones, el nuevo tributo que aplicó el Gobierno desde fines de julio y que encareció todos los insumos.
Según comunicó el Ministerio de Economía cuando anunció la medida el 24 de julio último, el impuesto PAIS sobre las importaciones regiría, en el caso de la industria automotriz, solo para los vehículos importados y las piezas destinadas a la producción para el mercado interno, pero no para las partes que son empleadas en las unidades destinadas a la exportación. Es decir que Toyota, Ford o Fiat, por ejemplo, no pagarían el 7,5% del impuesto sobre las partes que usan para fabricar las pick ups Hilux, Ranger o el sedán Cronos que exportan a Brasil y otros destinos.
Por ahora, las terminales están pagando ese 7,5% en Aduana, independientemente de que las piezas las usen para una unidad que luego se exporta, confirmó una fuente del sector. La devolución les llega recién cuando ingresan los dólares de la exportación en el mercado de cambios, lo cual representa un costo adicional a la inflación y las otras trabas que enfrenta el sector, advierten.
La sequía de dólares en el Banco Central –con reservas negativas- obligó incluso a terminales a pedir asistencia a sus casas matrices para que paguen en el exterior los fletes de los barcos que traen autos hasta el puerto de Zárate, ya que desde la Argentina no podían hacer los giros. Mientras tanto, las unidades se siguen acumulando en la terminal portuaria, a la espera de la autorización oficial para que sean nacionalizadas. Van dos meses sin luz verde.
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