Pagar el subte, el tren y el colectivo con tarjetas son contacto o con el teléfono celular es una evolución que le facilita la vida a los usuarios y genera beneficios a los comercios de cercanía en las ciudades
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En las grandes ciudades, la inmensa cantidad de habitantes hace que los vehículos, en su mayoría de particulares, conviertan al tránsito en un dolor de cabeza, y ya no solo en sus “horas pico”. Por este motivo, trenes, subtes, colectivos y bicicletas son cada día más protagonistas a la hora de transportarnos en el día a día.
A modo de contexto, según el último Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas realizado en 2022 por el INDEC, hay más de 3.1 millones de habitantes en Ciudad de Buenos Aires y casi 17.6 millones en la Provincia de Buenos Aires. Aproximadamente 10.2 millones son pasajeros que viajan todos los días hábiles en el Área Metropolitana de Buenos Aires y en promedio toman dos colectivos por día.
El transporte público no solo es vital para que millones de personas lleguen a sus trabajos y a sus hogares, sino también contribuye al desarrollo económico. Hoy, el transporte público en Argentina, al igual que lo está haciendo en muchas ciudades de países de mundo, debe evolucionar y ofrecer formas de pagos que les faciliten la vida a los usuarios.
Desde Visa, sabemos que es posible pagar el subte, los colectivos, los trenes con tarjetas contactless o “sin contacto” de débito, crédito, prepagas e inclusive con el teléfono a través de billeteras digitales con tecnología NFC (acercando el teléfono en lugar de la tarjeta física para pagar sin contacto). Esto es algo simple y seguro, y es posible a través de nuestra tecnología “Tap to Ride” (“acerque para viajar”), la cual funciona con sólo acercar el celular o la tarjeta al validador de pago del transporte.
Facilitar la manera de pagar el transporte público con estas tecnologías, beneficia a todo el ecosistema. Las personas, pagan de manera más simple, segura y sin necesidad de realizar recargas, se potencian los comercios de cercanía, generando una apertura hacia la inclusión financiera.
Además, las ciudades también se benefician. Cuando un pasajero paga el transporte con su tarjeta física o con su billetera digital, comienza a generarse un hábito de uso y la utiliza en compras pequeñas, desde un café hasta en una farmacia. Ello, favorece la economía de la ciudad. Los comercios cercanos a las paradas y los que están ubicados a lo largo de las rutas de estos medios, consiguen más ventas. Esto se llama “efecto halo”, y beneficia tanto a la ciudad en general como a los pequeños comercios.
Por otra parte, facilitando un sistema de pagos abiertos, aumenta el uso de los medios de transporte y se reduce la cantidad de vehículos particulares en las calles. En consecuencia, las ciudades tienen menos tránsito, mayor seguridad y menos contaminación sonora y ambiental en general.
En la actualidad, tenemos activos más de 750 proyectos de Movilidad Urbana en distintas ciudades del mundo, y en 2023 procesamos de 1.6 billones de transacciones contactless a nivel mundial. Significa un incremento de más del 30% respecto a 2022. En Latinoamérica y el Caribe tenemos 44 proyectos implementados en 22 ciudades o regiones, que implican la movilidad de 4 mil millones de pasajeros.
Llevamos muchos años trabajando para facilitar cientos de proyectos globales relacionados a movilidad urbana. Es por ello que estamos convencidos que es posible conectar ciudades, operadores de movilidad, integradores de sistemas y proveedores de apps para comprender y resolver los desafíos clave que enfrenta el ecosistema de movilidad urbana en Argentina.
(*) Gerente General de Visa para Argentina y Cono Sur.
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