Faltante de stock, demoras en las entregas y problemas en la cadena logística entorpecen al mercado de vehículos nuevos; los usados, distorsionados, elevan su precio a falta de un número de referencia
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Los expertos y referentes coinciden que este es un momento muy particular para la industria automotriz. Un período de transición -de combustión a eléctrico- es de por sí complicado pero a esa situación hay que sumarle una crisis en la cadena logística que provoca, como consecuencia, dificultades para el normal funcionamiento del mercado ¿Qué quiere decir esto? Que ante la falta de componentes, se atrasan las producciones y, por ende, se acumula demanda para una baja oferta.
En la Argentina, los problemas se multiplican. A esa situación, que golpea al mundo entero, hay que sumarle trabas a las importaciones, presión tributaria, inflación y la problemática dólar. Todo junto es un cocktail peligroso para las empresas. Ahora bien, con todo esto en carpeta suceden dos cosas en paralelo: bajan las ventas de 0km y suben las de usados que, contrario a lo que se creería, son modelos que se venden a mayor precio que uno que nunca pisó las calles.
Pero más allá de la batería de complicaciones locales, el fenómeno de precios ocurre en todo el mundo, solo que algunos países terminan más golpeados que otros. El diario El país, de España, contó en una nota cómo los vehículos usados en su mercado cuestan hoy hasta un 21,5% más que la tarifa de referencia del 0km. Y en la Argentina alcanza con mirar algunos listados para evidenciar sumas similares.
Por ejemplo, algunos modelos de la Toyota Hilux están listados por no más de $9.000.000 pero las operaciones de usados y modelos anteriores, según los datos provistos por la Cámara del Comercio Automotor (CCA), llegan a superar los $10.000.000. Caso concreto: una Hilux 2.8 TDi SRX modelo 2020 se vende por $11.118.400 mientras que la 0KM modelo 2022 se podría conseguir por $11.000.000. En esa misma línea, la Corolla Cross incluso se encuentra dos millones de pesos más cara en versiones de 2021 que la 0km 2022 (por las demoras en las entregas, y suponiendo siempre que no existen sobreprecios en el caso del 0km).
Por mencionar otro modelo al que le ocurre algo similar, el Volkswagen Nivus en su versión Highline se consigue por $6.621.300 0km según el precio de lista mientras que el mismo modelo lanzado en 2020 ronda los $7.188.000.
¿A qué se debe esta distorsión?
En diálogo con LA NACION, Alejandro Lamas, secretario de la CCA, explicó que se trata de un fenómeno mundial que se acentuó en el último tiempo. “No se pudieron normalizar las entregas de productos 0km; entonces, el stock de usados empieza a estar muy valorado. Eso no significa que la gente los pague”, aclaró.
El problema de los semiconductores, el precio de los repuestos y también el faltante de autopartes encarece a los modelos usados. Al no conseguir, por ejemplo, cubiertas, un vehículo que las tiene en perfecto estado tiende a aumentar de precio contra los que tienen cierto desgaste. Eso, en un mercado sin una referencia de valor -que suele ser el mercado de 0km- lleva a una gran distorsión de precios. Por otro lado, las ventas de usados al ser de usuario a usuario suelen no tener un precio fijo y pueden haber modelos muy por arriba o por debajo de la media.
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