Al dueño de casa le dijeron que volverían por el auto “en unos días” pero está cerca de cumplirse el año de esa promesa; las ofertas que recibió para comprarlo y la imposibilidad de moverlo aunque quiera
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Chris Shephard está cansado. Le mintieron y él lo creyó. Supuso que realmente iban a ser “unos días” pero esa expresión que indica, tácitamente, poco tiempo, se convirtió en una pesadilla. “Unos días” fueron casi 365. Ya va un año desde que su vecino dejó estacionada en su jardín una Isuzu Trooper con la promesa de que pronto pasaría alguien a buscarla. Ese alguien nunca llegó.
La historia, en realidad, comienza cuanso el vecino de Chris falleció. La familia se acercó a la vivienda contigua para hacer la limpieza y vender las cosas que ya no iban a usar. El auto, que había acompañado a este hombre hasta sus últimos días, no funciona tan bien. Cuesta que arranque, estéticamente está bastante dañado y sus años de servicio quedaron en el olvido. “Lo movieron al jardín de mi casa. Estaba ahí cuando volví de almorzar un domingo”, narró Shephard en diálogo con Swindon Advertiser.
Se sorprendió pero se conformó con una promesa. “El hijo de mi vecino me dijo que habían encontrado un comprador que se lo llevaría en unos días, pero nunca llegó nadie”, contó. Así pasó el tiempo y pese a los insistentes llamados de Chris a todos los teléfonos de referencia que tenía, nadie le dio una respuesta. “Dicen que no saben donde está el dueño del auto. No quieren saber o no quieren hablar conmigo”, explicó.
Desde entonces, su jardín está tomado. No lo puede correr, el pasto crece debajo de la camioneta y, mientras, la carrocería se oxida. “Se necesita mucha plata para arreglarla, creo que es por eso que el comprador nunca la vino a buscar. Me contactaron varios chatarreros pero necesito los documentos del vehículo para poder sacarlo”, contó.
Sin que los dueños registrales aparezcan, la camioneta no puede ser vendida. A un año de esa charla, el auto sigue ahí. La legislación británica, según se lee en un artículo de The Sun, requiere la intervención del ayuntamiento para poder hacer algo pese a que los dueños no aparezcan. Según cuenta el protagonista de la historia, “esta tierra es propiedad de ellos [ayuntamiento], por lo que estoy tratando de que ellos muevan el vehículo”.
El medio británico antes mencionado se comunicó con un vocero del consejo municipal de Swindon, la ciudad de Inglaterra donde todo esto tiene lugar, para averiguar si hay acciones iniciadas para la remoción del auto. “Estamos al tanto y estamos trabajando activamente para retirarlo lo más pronto posible”, respondieron. Por el momento, Chris Shephard deberá esperar todavía un poco más.
LA NACIONTemas
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