Los primeros indicios de que algo anda mal en el auto son claves para actuar a tiempo y evitar costos mayores; cinco alertas de que el vehículo tiene un problema y qué hacer
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Mantener el auto en buen estado a nivel mecánico es importante por varias razones, algunas y obvias y otras no tanto. En primer lugar, para garantizar la seguridad de todos los ocupantes pero también para preservar la seguridad de otros usuarios de la vía pública (conductores y peatones).
En segundo lugar, porque ayuda a reducir costos, y dolores de cabeza a largo plazo, ya que solucionar problemas no graves y aislados a tiempo puede prevenir daños mayores y reparaciones significativamente más caras. Además, un vehículo con fallas mecánicas puede consumir mucha más nafta de la que consumiría normalmente, lo que supone más emisiones contaminantes para el ambiente y para el entorno en general.
En resumidas cuentas, prestar atención a los “problemitas” eventuales que aparecen en el auto y llevarlo al mecánico cuando corresponde contribuye, aunque en el momento no sea tan evidente, a preservar su buen rendimiento. Por estos motivos, es importante saber detectar las señales que dicen que un auto está necesitando ayuda.
Cómo saber que tu auto necesita ir al mecánico
1. Ruidos atípicos
Los autos pueden producir ruidos raros por diversas razones, y es importante prestarles atención para determinar si están indicando un potencial problema. Algunas de las razones más comunes son el desgaste o daño en las piezas mecánicas como el motor, las correas o la suspensión. Ejemplos de fallas que puedan causar la aparición de ruidos raros son una fuga en el sistema de escape, problemas con la transmisión o sistema de frenos; cortocircuitos o conexiones sueltas en el sistema eléctrico, o rodamientos de ruedas desgastados o dañados.
Sea cual fuere la causa, para poder determinar qué componente o sistema podría estar causando el problema, y acelerar su arreglo es clave identificar el origen y ubicación del ruido, registrar cuándo empezó y si su inicio estuvo relacionado con alguna situación específica (como, por ejemplo, manejar en un camino de ripio) y observar si el rendimiento cambió en algún aspecto.
2. Vibraciones
La presencia de vibraciones excesivas no solo puede ser incómoda para los pasajeros sino que también puede ser un indicio de problemas mecánicos o de seguridad que requieren atención inmediata. Ignorarlas puede contribuir al desgaste y daño de los componentes del auto. Algunas de las causas comunes de las vibraciones incluyen problemas de desgaste, desequilibrio o daño en los frenos, ruedas, sistema de suspensión, sistema de dirección o motor.
3. Humo
Esta es una de las fallas más evidentes y más molestas, ya que no pasan inadvertidas y molestan sobre todo al resto de los conductores y peatones.
Un escape que emite humo negro, azul o blanco puede estar indicando que hay problemas en el motor, sistema de combustión, sistema de escape o sistema de enfriamiento. Puede ser, por ejemplo, que el motor esté quemando mucha nafta, que está saliendo nafta sin quemar del escape, que se está quemando aceite, que hay una fuga de líquido refrigerante en el motor o que hay perforaciones en el sistema de escape.
Algo que todo conductor debería tener en cuenta es que, dependiendo del color y del olor del humo, este puede contener gases tóxicos que no solo resultan nocivos para el ambiente, sino que también pueden causar problemas respiratorios y afectar la salud de quienes están dentro del auto.
4. Olores fuertes
Es esencial prestar atención a cualquier olor inusual en el auto ya que podrían ser indicativos de problemas en el sistema eléctrico, motor o sistemas de fluidos. Hay varios subtipos de olores que no deberían estar, entre ellos el olor a quemado, aceite quemado o caucho quemado, olor a nafta, olor a humo, olor a refrigerante o a huevo podrido, que es similar al sulfuro.
Las principales causas son fallas en los filtros, filtraciones en el tanque de nafta, problemas en el cierre de la tapa del tanque, fugas en los inyectores o mangueras, piezas sobrecalentadas, cables quemados o embragues desgastados, o un catalizador errante, entre otros, y siempre va a convenir llevarlo cuanto antes al mecánico.
5. Frenos, acelerador y transmisiones con poca respuesta
La falta de respuesta, o respuesta defectuosa o simplemente distinta a la usual, tanto si se habla del freno, como del acelerador, como de las marchas del auto, es sin dudas una señal que dice que hay algo que no está funcionando.
En el caso de los frenos, el síntoma más común es sentirlo “esponjoso” o sentir que no cumple su función a tiempo. Esto puede deberse a fugas de líquido o contaminación del sistema hidráulico de frenos, un desgaste en las pastillas o discos de freno, fallas con el cilindro maestro o fallas en el sistema de frenado antibloqueo (ABS) o al sobrecalentamiento de los frenos por un uso excesivo de ellos.
En el caso del acelerador, el indicio es cuando, al pisarlo, no responde o tironea. En este caso puede tratarse de una falla en el sistema de inyección que esté evitando que llegue al motor el combustible extra que se necesita para acelerar. Puede haber, por ejemplo, un inyector tapado, un filtro saturado, una fuga de combustible o que la bomba de combustible tenga fallas.
Por último, las fallas en las marchas del auto se manifiestan en la resistencia al intentar hacer un cambio, el salto de una a o varias marchas durante el manejo, marchas que se “patinan”, cambios bruscos o tardíos y, dependiendo de qué tan moderno sea el vehículo, luces de advertencia en el tablero.
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