Más de setenta riders se reunieron para concientizar sobre el consumo de alcohol al manubrio; el pelotón fue encabezado por la Harley Davidson que perteneció a Ricardo Fort
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Conté por lo menos 73 motos Harley Davidson de todos los estilos y las épocas que están ahora estacionadas, a punto de salir en pelotón desde la localidad de Martínez, en el partido de San Isidro, hasta Capitán Sarmiento, a unos 140 km de distancia al norte de la provincia de Buenos Aires.
Como todos los sábados por la mañana, los harlistas se reunieron en el local de la marca en Dardo Rocha y Fleming para salir a rutear, pero el encuentro de hoy se presenta distinto. La bodega Cuchillo de Palo los convocó con una propuesta que va a contrapelo de la costumbre. La idea es ir a un campo a comer un asado y el lema es “alcohol cero al manubrio”.
“Creemos que es el mes más oportuno para transmitir este mensaje”, cuenta el viticultor Felipe Menéndez, el promotor de la movida que cobra mayor relevancia en fechas donde los accidentes se multiplican al ritmo de los brindis. Felipe también es un rider, así que será parte de la caravana con su chaqueta de jean y su Harley Davidson Sportster total black.
La acción de ambas marcas no parece antojadiza. Los motociclistas continúan siendo la principal víctima fatal en accidentes de tránsito: 4 de cada 10 fallecidos en siniestros son usuarios de motos, afirma la Agencia Nacional de Seguridad Vial; el consumo de alcohol figura como una de las causas más frecuentes.
¿Pero ahora los harlistas beben agua, escuchan trap y montan motos eléctricas? No es para tanto: si bien este sábado observarán la ley seca bonaerense y saldrán a la ruta religiosamente con 0 alcohol en sangre, 48 horas antes pudieron dársela en la pera, por decirlo de alguna manera. Pero eso sí: sin moto.
La fiesta de Harley Davidson y Cuchillo de Palo
El jueves, en el local de Harley Davidson situado a espaldas del hipódromo de San Isidro, hubo fiesta y rocanrol, y quienes iban sin su moto, que esa era la consigna, podían degustar toda la línea de vinos de la bodega anfitriona. Las etiquetas Cuchillo de Palo, En casa de Herrero y Ojo de Buen Cubero con sus cepajes pinot noir, cabernet franc y malbec regaron el encuentro.
Y todo esto mientras la banda The Blue Dollars, de Pil del Villar y Frankie Langdon, tocaba en vivo con Jimmy Rip como invitado, el legendario violero estadounidense que participó del disco solista más vendido de Mick Jagger, Wandering Spirit. Cuentan que Jimmy ama las Harleys y el vino, pero sobre todas las cosas ama a la Argentina con tanta pasión que vive en el país al menos seis meses al año.
Terminada la fiesta, entrado el viernes de madrugada, la vuelta estuvo a cargo de la bodega con pases libres en combis.
Montando una Harley Davidson rumbo a Capitán Sarmiento
Ahora es sábado por la mañana y la música de los motores se escucha desde lejos. Suenan las bestias como si fuera una orquesta metálica de caños endiablados, sedientos de emoción y velocidad. Los vecinos del barrio se acercan a capturar el espectáculo que es un clásico de todos los fines de semana.
En este punto el cronista de LA NACIÓN monta una Harley Davidson Pan America 1250 Special, uno de los últimos lanzamientos de la marca en el país: máquina futurista y fierro multipropósito que el responsable de la marca, el ingeniero mecánico Federico Luchessi, cedió para documentar la peregrinación ida y vuelta al partido bonaerense de Capitán Sarmiento, donde está situado el haras de Cuchillo de Palo.
¿Habrá lugar en la caravana para este enviado? Los pilotos, algunos en pareja —y pilotas, hay al menos tres mujeres conduciendo una Harley—, nos reciben como a un camarada más, con los escapes sonando fuerte en señal de bienvenida porque, como dice Luchessi, no importa quién seas ni de dónde vengas: si montás una Harley Davidson sos uno de los nuestros.
La Harley Davidson del comandante Ricardo Fort
Encabeza el pelotón Pablo Maldonado, asesor de la marca fundada en 1903 en Milwaukee, Estados Unidos, quien pilotea una nave muy especial. Amarilla, cromada, reluciente, única. La pintura es alucinante y, si no fuera una Harley Davidson, con toda la calidad que eso implica, sería una mersada, si se permite la expresión.
La moto es una Springer CVO 2008 con un motor 1800 centímetros cúbicos y es la misma que compró de 0km el artista y heredero megamultimillonario Ricardo Fort. También es la misma moto que usó hasta su muerte, aunque casi no la haya caminado.
Cuentan que si bien Fort no era un motoquero fanático, sí le gustaban mucho las Harleys. De hecho, en una nota de este diario puede verse al comandante a bordo de la misma moto, cuando recién la había comprado. “A su muerte se la quedó el abogado que hizo la sucesión, y después la vendió. Es esta misma moto”, apuntan.
Harley Davidson en las rutas argentinas: después del embotellamiento, la gloria
“Vos seguilo a Pablo, yo voy a estar atrás tuyo”, nos dice, antes de bajar a la Panamericana, César Suárez, asesor y creador de contenido para Harley Davidson, piloto de una negra furiosamente bella Sportster 1250 S. César será nuestro custodio ocasional mientras montamos la Pan America. “Vamos a tratar de mantener la alineación, nunca una moto al lado de otra”, avisa, y arrancamos.
La salida es algo caótica, pero hermosa, ya nos lo habían advertido; lo de siempre, explican los harlistas que frecuentan las caravanas. La autopista, este sábado por la mañana, está endemoniadamente embotellada.
No resulta placentero andar sobrepasando autos encimados, a velocidades muy bajas. El asunto si bien no reviste peligro no deja de ser molesto, todavía más cuanto que este enviado lo hace a bordo de una moto que vale cerca de US$ 60.000.
Pero a los pocos minutos el atascamiento se disipa, la ruta 8 se abre lista para comenzar el disfrute y el pelotón de Harleys se reagrupa. El campo nos recibe a todo ritmo. Ahora manda el sonido de los motores, grueso, inigualable, totalitario. La ruta es toda nuestra.
Los riders de Harley son muy especiales
No conozco a ninguno de los más de setenta riders del grupo ni vamos a detallar nombres propios, pero nuestro pana César Suarez se encargó de clasificar el modelo de cada una de las motos presentes y algunas de ellas son las que consignamos en las 49 fotos que acompañan la nota.
Lo único que puedo distinguir en este momento, rodando a una velocidad crucero de unos 100 km/h, es al loco de la Road King Special que va adelante, tiene una de las motos más brillantes e imponentes de la fila; también veo a la señora de mechas plateadas y chaqueta de cuero que monta una RoyalEnfield, ella es joyera y suele asesorar a muchos harlistas con sus anillos y cadenas; veo asimismo al Avispón Negro a bordo de una Super Low salirse del pelotón en un segundo y acelerar como si escapara de alguien y veo también al Coronel Cabeza de Plata, con su reluciente casco metalizado y su nave Street Glide Special quien, al vernos alejados del grupo, nos hace una seña como diciendo “es por allá”; de manera que en solo cuatro segundos, después de bajar dos cambios y acelerar fuerte, el cronista se ubica en el grupo de vanguardia, detrás de la Sporters del viticultor Menéndez y de la Springer CVO del comandante Pablo.
De un tirón: así pasan los poco más de 130 kilómetros de distancia que separan San Isidro de Capitán Sarmiento; apenas un suspiro, lo suficiente como para recambiar completamente el aire de los pulmones. Dan ganas de seguir. Estamos cebados.
Estilo Harley Davidson: campera motoquera, cuchillo verijero y All Stars
En el haras centenario de Cuchillo de Palo nos espera un asado con cero alcohol, al menos eso dicen. Un paisa entrerriano y un patagónico dominan los fuegos. Riders con campera motoquera sin mangas, cuchillo verijero y zapatillas All Stars de lona van y vienen con pedazos de vacío, que riegan con limonadas de pepino.
También hay picada, no faltan los habanos y es verdad que habrá un pequeño brindis, donde se puedan degustar, en dosis infinitesimales, como para no perder el foco del encuentro, los vinos del anfitrión.
Al final, como en todos los encuentros sabatinos de Harley Davidson, la vuelta es libre: no hay caravana y cada uno se va por las suyas y cuando quiere.
En nuestro caso aprovechamos para probar la Harley Davidson Pan America 1250 Special como se merece. La moto es una multitrail considerada por la marca como una “herramienta premium multiuso” que puede desempeñarse en todo tipo de terrenos.
Consume 5.5 litros cada 100 km con un tanque de combustible con capacidad para 21.2 litros. Tiene 5 modos de conducción: ruta, lluvia, montaña, deportivo y uno más que es personalizable. En nuestro caso la usamos en modo “Sport”: la suspensión se pone más rígida y el motor, más picante.
El motor bicilíndrico en V Revolution™ Max entrega una potencia de más de 145 caballos de fuerza. A pesar del imponente tamaño de la moto y su peso de 258 kg, en marcha la maniobrás como una bici, es estable y aporta sensación de seguridad en todo momento; dobla con la mirada, por decirlo así, frena muy bien y acelera como un cohete. En resumen: si tuviéramos que ir al fin del mundo en moto, llevaríamos una Pan America.
Más fotos de las 73 motos Harley Davidson de todos los estilos y las épocas que salieron a la ruta con el lema “cero alcohol”
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