El célebre Cadillac negro que mandó comprar Perón y usaron Alfonsín, Menem y De la Rúa en su asunción está en el Museo del Bicentenario; por razones administrativas, no autorizaron su entrega a tiempo y puesta a punto para que lo use el presidente electo
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El presidente electo Javier Milei lo quería usar este domingo, pero no podrá. El célebre Cadillac negro descapotable que mandó comprar Juan Domingo Perón en 1955 y que trasladó el día de la asunción a Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Fernando de la Rúa entre otros presidentes quedará sin arrancar en el subsuelo del Museo del Bicentenario, junto a la Casa Rosada, donde está exhibido desde 2017. En la última semana, se tejió una historia de idas y vueltas en torno al modelo y por demoras administrativas que retrasaron la puesta a punto mecánica el auto no rodará por la avenida de Mayo con el flamante presidente a bordo. Milei emplearía otro auto descapotable negro, provisto por un coleccionista privado, según los detalles que estaría cerrando la organización del traspaso de mando por estas horas.
¿Por qué no podrá usar el Cadillac negro como otros presidentes? La Fundación Museo del Automóvil presidida por el coleccionista Luis Spadafora recibió la última semana un llamado del entorno del presidente electo expresando el deseo de Milei de usar el Cadillac el 10 de diciembre. Antes del balotaje, la Fundación -que se encargó de la restauración del auto en forma ad honorem entre 2016 y 2017 durante la presidencia de Mauricio Macri- ya había planteado a la Casa Militar y al Museo del Bicentenario la idea de sacar el auto y ponerlo en condiciones para que lo use el candidato que gane las elecciones y la gente lo pueda ver nuevamente en la calle. “El auto se tiene que mover, no puede permanecer estático en un subsuelo. Es una obra de arte dinámica”, explicaron desde la Fundación.
Ante el pedido de los asesores de Milei, integrantes del Museo del Automóvil que intervinieron en la restauración del Cadillac seis años atrás fueron a ver la semana última el estado actual del auto. Y se encontraron con pérdidas de líquido en la caja de velocidad y en los frenos en la rueda delantera izquierda, según detallaron a LA NACION. También había que reemplazar el tanque de combustible, porque se deteriora de estar parado. Calcularon unos tres días de trabajo en taller, más otros tres días previos para armar una rampa especial y sacarlo con cuidado de atrás de la Casa Rosada.
Ahí fue cuando se toparon con las trabas administrativas, según contaron. En el Museo del Bicentenario les habrían exigido durante una reunión el viernes último que un ingeniero civil se hiciera responsable del montaje de la rampa para el Cadillac y habrían argumentado como razón para no autorizar su movimiento que el auto “no tenía seguro al día ni Verificación Técnica Vehicular (VTV) hecha”, de acuerdo con las fuentes de la Fundación. También, que faltaba la cédula verde.
Al no contar con la autorización a término para sacar el auto, los plazos ya no dan para su puesta a punto antes del domingo 10, lamentaron en el Museo del Automóvil, donde se ilusionaban con ver rodar el Cadillac otra vez. En el entorno del presidente electo empezaron a buscar entonces otra alternativa descapotable para que Milei viaje desde su casa hasta el Congreso y luego hacia la Casa Rosada por la avenida de Mayo. Pero no tendrá la foto arriba del Cadillac como tuvieron Alfonsín y Menem.
El descapotable 67X con motor V8 de casi siete litros de cilindrada fabricado en 1955 estaba en muy mal estado dentro de la flota presidencial cuando asumió Macri, a fines de 2015. El Museo del Automóvil le propuso en ese momento a la nueva gestión hacerse cargo de la restauración, que llevó casi un año, sin costo para el Estado. “Llegamos a ser 16 personas en simultáneo trabajando sobre el auto”, recordaron. Entre materiales –donados por los fabricantes- y horas hombre dedicadas, dejar el Cadillac como nuevo costó unos US$80.000, calcularon en el museo. Con su motor V8, alcanza los 180 kilómetros por hora y cuenta con caja automática y levanta vidrios eléctricos, una innovación para su época.
El modelo fue testigo de la historia argentina de los últimos 70 años. Los presidentes lo emplearon no solo para la asunción sino también para actos protocolares, como la visita a la Exposición Rural de Palermo cada año. Dieron una vuelta en él mandatarios ilustres como Charles de Gaulle y Dwight Eisenhower, cuando arribaron al país.
En el Museo del Automóvil cuentan que hay otros autos de la flota presidencial para rescatar y poner a punto, como un Lincoln blindado único y el Renault 25 que recibió Alfonsín de regalo de parte del presidente francés Francois Mitterrand.
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