La deuda comercial por importaciones llegará a un récord de US$43.097 millones a fin de año, calculó la consultora Abeceb; de ese monto, las automotrices tienen US$6130 millones, tres veces más que hace dos años
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De las bombas económicas a punto de estallar que deberá desarmar el próximo gobierno a partir de diciembre, la de la deuda comercial que están acumulando las empresas por importaciones no pagadas es una de las más delicadas, pese a no estar en primer plano. Para fin de año, el volumen de esa deuda alcanzará la cifra récord de US$43.097 millones, un 37% más que en diciembre de 2022. Y las automotrices son uno de los sectores más afectados por esa situación.
Hoy, la deuda comercial que acumula la industria automotriz en su conjunto (terminales y autopartistas) asciende a US$5197 millones y para fin de año ese monto subirá a unos US$6130 millones, el triple de lo que tenía el sector dos años atrás. Los cálculos pertenecen a la consultora Abeceb, que elaboró un informe específico para LA NACION.
“El sector automotriz argentino fue uno de los sectores económicos más golpeados por la política implementada de postergar los pagos de importaciones. Hasta 2021, el 10,6% de la deuda [comercial total] correspondía a esta industria. Los últimos datos oficiales muestran que esa ratio se amplió hasta alcanzar el 14,6% el primer trimestre de 2023 y se estima que se mantendrá en torno del 14,2% hacia fin de año”, señalan Andrés Civetta y Nahuel Serrao, consultores de Abeceb.
Esto significa que las automotrices cargan con casi el 15% de la deuda comercial impaga, una cifra preocupante porque representa una demanda reprimida de dólares en momentos de reservas negativas en el Banco Central. Es una de las tantas urgencias que deberá abordar el próximo gobierno ni bien asuma, advierten los economistas.
Según los cálculos que efectuó Abeceb, la deuda comercial impaga alcanzó a fines de 2022 los US$31.381 millones, y para diciembre de este año trepará a los mencionados US$43.097 millones. En el caso de la industria automotriz, en el último trimestre de 2022 la deuda ascendió a US$3981 millones, con lo que el número que alcanzará a fin de este año –US$6130 millones- significará un salto del 50%.
“En términos nominales, el sector acumulaba una deuda de 2346 millones de dólares en 2021. Actualmente, la deuda se estima en 5197 millones de dólares y se considera que llegará a los 6130 millones a fin de año, casi triplicando el monto respecto de dos años atrás”, resaltaron los consultores de Abeceb. Constituyen ese número las importaciones de vehículos y autopartes que fueron autorizadas por el Gobierno en los últimos meses pero no fueron todavía pagadas.
El sector automotor está compuesto por 10 terminales y unas 400 empresas autopartistas. Según el informe de la consultora, del total de las importaciones de la industria tres cuartas partes corresponden a las terminales y el resto a los autopartistas. “Considerando la participación de las terminales en las importaciones totales y las condiciones de pago establecidas para las grandes empresas, el 80% de la deuda comercial mencionada correspondería a las terminales automotrices, mientras que el restante 20% corresponde a las empresas autopartistas”, calculó Abeceb.
Pese a ser uno de los principales exportadores en el ranking, la industria automotriz operó históricamente con déficit comercial, por las importaciones de insumos para la producción local. Si bien el rojo de su balanza comercial se viene reduciendo desde 2017, este año el sector finalizará con un desequilibrio del orden de los US$4700 millones, pronosticó el informe.
¿Cuáles son los riesgos que plantea el volumen de la deuda comercial impaga –que, en el caso de las terminales, es deuda con otras filiales, por ejemplo, las de Brasil? Civetta y Serrao advierten que “la situación que atraviesa el sector enfrenta a las empresas a muchos interrogantes”. Y enumeran: “En primer lugar, la falta de credibilidad en el cumplimiento de los pagos externos acorta los plazos de los proveedores del exterior y encarece el crédito. En segundo lugar, ¿hasta dónde podrá seguir creciendo el endeudamiento comercial sin que afecte a la producción y el empleo industrial?”
Los consultores agregan que “las preocupaciones entre los fabricantes pasan por el temor a que el incumplimiento en los compromisos comerciales detenga el aprovisionamiento de insumos y componentes para la producción, generando consecuentemente paradas de planta”. Y concluyen que “la situación descripta aumenta las contingencias del riesgo cambiario. ¿Cómo afrontarán las empresas del sector (sobre todo las más pequeñas) un salto el tipo de cambio cuando tengan que cumplir con sus compromisos? No hay respuesta aun para estos interrogantes, pero sí la certeza de que frente al advenimiento de una nueva gestión de gobierno tal vez este sea uno de los principales aspectos a solucionar si se quiere continuar en el camino de la producción automotriz”.